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Tres localidades de Cuenca, escenario para experimentar el impacto de los purines en la producción de pienso

Granja de cerdos

Pilar Virtudes

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Tres localidades de la provincia de Cuenca van a ser el escenario para ensayar un modelo integral de producción porcina que minimice el impacto de estas explotaciones en el medio ambiente, aprovechando los purines para la fertilización de cultivos destinados a la alimentación de los animales en distintos tipos de suelos, y cuyos resultados se trasladarán luego a explotaciones de toda España

Este “Proyecto Agrícola para la elaboración de un modelo integral de producción porcina” va a ser desarrollado tras el acuerdo de colaboración firmado entre la UCLM (Universidad de Castilla-La Mancha), la organización agraria Asaja de Cuenca e ICPOR, compañía española independiente especializada en integración porcina de cerdo blanco e ibérico. El acuerdo busca evaluar la respuesta productiva de cultivos destinados a la nutrición porcina, utilizando purín como fertilizante, en distintos tipos de suelos, en esta primera fase que tendrá una duración de nueve meses.

Según ha señalado a eldiarioCLM, Francisco Montero Riquelme, investigador de la Universidad regional responsable de este proyecto, su objetivo es desarrollar un “modelo de economía circular sostenible” en las explotaciones porcinas, para lo cual va a llevar a cabo el estudio de la aplicación de los purines para la producción de cereales, proteaginosas y leguminosas que luego se van a convertir en pienso para estos animales.

“El proyecto busca optimizar recursos y generar una riqueza cerrada”, es decir, “combinar la parte agrícola, ganadera e industrial, que rodea a la producción porcina”. Estas granjas necesitan una “actividad agrícola de producción de materia primas, como son los cereales para la alimentación de estos cerdos. Para ello se van a cultivar en tres granjas de Cuenca, concretamente en Tarancón, Villamayor de Santiago y Campillos-Paravientos, distintos tipos de cereales y leguminosas y con ello elaborar un pienso para el alimento de los cerdos, para posteriormente ”integrar los residuos de estas granjas, los purines, en un objetivo agronómico como es la fertilización“ de estas producciones y así ”cerrar el círculo y darle sentido a lo que es una economía circular sostenible“, ha señalado.

Estas tres localidades de Cuenca van a acoger las zonas pilotos donde se va a hacer la selección de cultivos, y comprobar el efecto de la aplicación de los purines de cerdo durante un plazo de ejecución de nueve meses. Según Montero, haber elegido estas zonas de Cuenca no es casual sino que “estas tres zonas de ensayo representa modelos diferentes, lo que permite experimentar la fertilización con distintas condiciones, unas zonas más montañosas con suelos peores, con menos posibilidades de precipitación, otras más llanas para luego poder extrapolarlo” al resto del país a través del modelo de granja porcina de ICPOR.

Esta es la primera fase y objetivo principal es, según Montero, “contribuir al conocimiento del impacto de los purines en las producción agrícola, que sabemos que positivo pero no en esta provincia y en este tipo de suelos”.

El proyecto global tiene una fase industria posterior que sería la elaboración de eso piensos como elementos de nutrición de los cerdos y analizar el impacto ambiental que genera esta práctica.

Según este investigador, “ya hay estudios anteriores sobre la efectividad de los purines como fertilizantes, pero también este es un tema muy sensible con un gran impacto mediático ”por ello hay ser muy cautos sobre qué tipo de resultados son válidos, en todos los sentidos, agronómico y social, porque hay una inquietud que hay que responder y la Universidad está para eso para resolver problemas de tipo social, económico, científico. Nosotros pretendemos aportar información para la resolución de un problema que es amplio y complejo“.

En este sentido, Francisco Montero ha destacado el “interés de la Universidad por participar en una demanda del sector agrario con notable repercusión en la función formadora y de transferencia de resultados a la sociedad”, destacando la importancia de que los estudiantes, “futuros técnicos y responsables de la gestión global de recursos tienen, tengan la oportunidad de conocer, estudiar y analizar de cerca la realidad directa del potencial desarrollo socioeconómico en el medio rural, en el marco de una economía circular sostenible”.

Modelo de granja sostenible

El modelo de economía circular es el que ICPOR ya está desarrollando en sus explotaciones. Según ha señalado la empresa es un modelo de “desarrollo sostenible que combina el compromiso medioambiental con los aspectos económicos del negocio y enlaza los diferentes sectores de actividad: el ganadero, el agrícola y el industrial”.

Su proyecto implica una gestión sostenible y responsable del purín, que abarca todo el ciclo productivo. Comienza en los centros de I+D donde los nutriólogos diseñan y desarrollan la alimentación más adecuada para mejora de la eficiencia en el aprovechamiento de nutrientes y “en reducir la carga ambiental de las deyecciones respecto a sistemas de producción más tradicionales”.

Con ello, facilita la gestión posterior de este subproducto ganadero, con el fin de aplicarlo en las producciones agrícolas que luego van a servir para la elaboración del pienso que nutre a los cerdos. El último eslabón de esta cadena busca la adecuación del purín a las características específicas del terreno y la utilización de las Mejores Técnicas Disponibles (MTDs) definidas por la Unión Europea para su aplicación, adecuándola a las necesidades de los agricultores y a los tiempos reales de las siembras.

ICPOR ha señalado que su modelo busca también nutrirse de materia prima de proximidad a las granjas para producir el pienso que utilizan los animales. El proyecto en Castilla-La Mancha también incluye la construcción de una fábrica de pienso en la localidad de Montalbo (Cuenca), con la que la compañía prevé absorber en torno al 40% de la producción cerealista de la provincia.

La compañía señala que su plan estratégico a cinco años “prevemos la creación de unos 3.000 empleos entre directos e indirectos en Castilla-La Mancha”.

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