Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sobre este blog

Secció de cultura de l'edició valenciana d'elDiario.es.

El 23F en València, el día que los tanques compartieron 'escenario' con un coro de niños de la Alemania comunista

El coro de niños cantores de Santo Tomás de Leizpig (entonces, República Democrática Alemana) en el escenario en una imagen de 1987.

elDiariocv

València —
22 de febrero de 2023 22:47 h

0

Cristina Urchueguia Schölzel es la autora de un libro en el que recoge un episodio poco conocido del 23 de febrero de 1981, el día en el que el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero secuestró, pistola en mano, el Congreso de los Diputados con la intención de dar un golpe de Estado contra la incipiente democracia española. 

Bajo el título 'Un 23F musical', Urchueguia, catedrática de Musicología en la Universidad de Berna y presidenta de la Academia Suiza de Humanidades y Ciencias Sociales, recuerda cómo el asalto al Congreso y el toque de queda en València, con Milans del Bosch sacando los tanques a la calle, coincidió con un concierto protagonizado por los niños cantores de Santo Tomás, de Leipzig (en la antigua República Democrática Alemana), en el Teatro Principal de la capital valenciana. 

Ella tenía 15 años y se encontraba, junto a su madre, entre el público viendo como 150 “camaradas” de la extinta RDA contemplaban atónitos desde lo alto del escenario cómo el público abandonaba el teatro y los dejaba solos a mitad de la representación. A las 18.23 horas del 23 de febrero de 2021, cuarenta años después de aquél episodio, Cristina se sentaba delante del ordenador para empezar a escribir esta historia.

Desde el punto de vista de una persona “involucrada en el suceso”, Urcheguia rememora que, apenas media hora después de la irrupción de los golpistas en la Cámara Baja, se sentaba en una butaca del Teatro Principal para disfrutar del concierto número 1.500 organizado por la Sociedad Filarmónica de València y que protagonizaban más de un centenar de niños y jóvenes procedentes de la Alemania comunista en una época marcada por la Guerra Fría. Se trataba de los Niños Cantores de Santo Tomás (Thomanerchor), que estaban acompañados por miembros de la Gewandhausorchester (‘orquesta de la casa de los ropajes’), ambas agrupaciones centenarias y procedentes de la ciudad alemana de Leipzig, entonces más allá del 'telón de acero'.

Aquel extraordinario concierto, que “descollaba como acontecimiento musical de la temporada”, atrajo a gran cantidad de público. Entre todas estas personas se encontraban Cristina y su madre, que cogieron un taxi a las 18.25 horas del 23 de febrero de 1981 para dirigirse al centro de València: “El taxista, visiblemente nervioso, mencionó los sucesos que acababan de acaecer en las Cortes en Madrid, de los que sabía porque se habían retransmitido por la radio”, relata la autora, quien recuerda que el conductor, tras escuchar los disparos en el Parlamento “se aventuró a elucubrar [...] que los intrusos eran terroristas etarras disfrazados de guardias civiles”. 1980 fue el año más sangriento en la historia de ETA, con casi un centenar de personas asesinadas.

Al llegar al teatro y tras tomar asiento en un palco del primer piso, “se hizo el silencio y el director del Thomanerchor, Hans-Joachim Rotzsch, dio comienzo al concierto dedicado íntegramente a cantatas de Bach”. Las cosas “empezaron a torcerse” a mitad de la segunda cantata. Un hombre apareció en el escenario junto a una acomodadora: “La música cesó y el hombre se dirigió al público para relatar que habían dado un golpe de Estado, que algunos guardias civiles armados habían tomado el poder en Madrid y que el capitán general de Valencia, Jaime Milans del Bosch, había decretado el toque de queda a las nueve de la noche”. No obstante, el concierto prosiguió, aunque muchos de los allí presentes abandonaron el teatro.

“Los músicos volvían a tocar y, súbitamente, Johann Sebastian Bach, Francisco Franco y Karl Marx llenaban el escenario formando un anacrónico corro espectral”, explica en el libro, para contar posteriormente que abandonaron el teatro para refugiarse en casa de sus acompañantes: “Aparte de los vehículos militares, las calles estaban totalmente colapsadas de coches particulares”. “No supe hasta mucho más tarde que el público huyó en desbandada y los músicos permanecieron un tiempo solos sobre el escenario sin dar crédito a lo que veían”, apunta.

Y relata: “En algún momento dejarían de cantar y la tercera obra del programa, la cantata Ich hatte viel Bekümmernis (‘sentía mucha congoja’), bwv 21, de 1714, para el tercer domingo después de Pentecostés, ya no se interpretó”.

Sobre este blog

Secció de cultura de l'edició valenciana d'elDiario.es.

Etiquetas
stats