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La cultura valenciana estudia cómo ser segura y viable tras sufrir pérdidas millonarias

El conseller Vicent Marzà ha inaugurado las primeras jornadas 'Cultura Segura'.

Laura Julián

València —

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El Teatro Martin i Soler del Palau de Les Arts ha acogido este martes la jornada ‘Cultura Segura’ organizada por la Conselleria de Educación, Cultura y Deporte. Un encuentro planteado para analizar la actualidad y los retos del sector cultural, así como “manifestar y construir” experiencias que “mantienen la llama a pesar de la situación actual”. Con estas palabras arrancaba el conseller Vicent Marzà delante de una sala compuesta por profesionales del sector que conocen en primera persona cuál es realmente ese contexto.

Marzà ha valorado el esfuerzo “enorme” que la cultura está haciendo desde hace ahora un año. El conseller ha asegurado que los espacios culturales, como los teatros o los museos, son los lugares “más seguros” frente al virus. De hecho, tal como explicaba minutos después la secretaria autonómica de Salud Pública, Isaura Navarro, únicamente se han detectado “dos brotes en espacios culturales durante toda la pandemia en la Comunitat Valenciana”.

Navarro componía junto con la secretaria autonómica de Cultura y Deporte, Raquel Tamarit, y la directora general de Cultura y Patrimonio, Carmen Amoraga, la primera mesa de las jornadas destinada a analizar la gestión política en relación a la cultura desde el inicio de la crisis sanitaria hasta ahora. Navarro ha destacado que “la cultura cura” y que es “ahora cuando la necesitamos más que nunca, para reflexionar y desconectar”. Ha explicado que se han aplicado todos los protocolos y medidas necesarias, como la limitación de aforo, las entradas escalonadas o el uso obligatorio de mascarillas, para que la actividad cultural no cesase. “El problema no ha sido la actividad cultural en sí, era todo aquello que se generaba alrededor”, expresaba la secretaria de Salud Pública.

El sector cultural, junto con la hostelería y el turismo, son las industrias más afectadas por las limitaciones del toque de queda y del movimiento entre pueblos y ciudades. En este sentido, Navarro ha explicado que el conseller planteó la posibilidad de crear un salvoconducto cultural, como ya se hizo Barcelona, con la intención de poder dar margen a quien salga de un teatro rozando el toque de queda sin miedo a ser sancionado. Ese salvoconducto permitiría a los centros culturales programar las sesiones o las actuaciones hasta las 22.00 horas, dando un margen de una hora al público para que vuelva a su casa. No obstante, Isaura Navarro ha explicado que esa opción se denegó por “la dificultad” de determinar la validez de los documentos por parte de los cuerpos policiales.

El tema de que las entradas puedan servir como un salvoconducto cultural ha aparecido en más ocasiones. El vicepresidente de la Asociación Valenciana de Empresarios de Cine, Levi Navarro, ha planteado en el turno de preguntas la dificultad de supervivencia que supondrá para los autocines “no tener un paréntesis para volver a casa después del toque de queda”. Ha explicado que el público habitual de un autocine es nocturno. Con el cambio de hora oscurecerá “demasiado tarde” como para poder compaginar las sesiones con las limitaciones horarias actuales. “¿Hay algo más seguro que ir al cine en tu coche?”, preguntaba Levi Navarro a la sala.

Atender a especificidades como ésta supone uno de los mayores retos para la administración. En abril de 2020, la Conselleria movilizó 4 millones de euros para asegurar la implantación de medidas económicas dentro del paquete ‘Reactivem’ destinadas a hacer frente a los efectos provocados por la pandemia, y recientemente el ‘Plan Resistir’. No obstante, el conseller alertaba durante las jornadas que las ayudas “nunca” podrán suplir los ingresos que genera la actividad diaria. En ese sentido, ha animado a “todas las administraciones a continuar programando cultura”. “La cultura es una inversión, no un gasto, y la respuesta del sector y su adaptabilidad está siendo ejemplar y lo continuaremos apoyando”, incidía el conseller.

Tamarit ha sido la encargada de poner cifras. Según los datos facilitados por la secretaria de cultura extraídos del informe del IVIE, el sector del ocio perdió el año pasado 902 millones de euros. En esa cifra están incluidas tanto las actividades artísticas, como las recreativas y de entretenimiento, incluyendo por tanto actos deportivos y parques de atracciones, entre otros. Aún así, ha dicho que “la caída ha sido menor de la esperada” y añadía que este 2021 “tendremos problemas” si no hay una implicación, tanto de la Generalitat Valenciana, como de ayuntamientos e instituciones públicas: “Si se trabaja bien y siguiendo las medidas sanitarias es posible programar”.

2021 va a ser más duro”

Sobre el futuro, tal como ha expresado en el turno de preguntas Maria Ángeles Fayos, presidenta de la Associació d’Empreses d’Arts Escèniques del País Valencià, este año 2021, “va a ser más duro”. “Necesitamos un antes y un después de la pandemia; hace falta un cambio de paradigma, no se puede hacer lo mismo que hacíamos hace 30 años”, alentaba Fayos, haciendo referencia también a las especificidades de cada sector, desde el editorial al de las artes escénicas, y nombrando de nuevo el ya citado salvoconducto cultural.

Ha sido en la segunda mesa redonda donde se ha analizado la adaptabilidad de profesiones específicas a las duras condiciones generadas por la Covid. El presidente de Music Pro CV, Sergi Almiñana, ha cifrado en más de 100 millones de euros las pérdidas en el sector de la música, el más golpeado ya que una gran parte de sus ingresos llegan de la música en vivo. “Los gastos son los mismos, pero los ingresos se han reducido para un sector que depende de los aforos”, explicaba Almiñana, quien añadía al eslogan ‘Cultura Segura’ la necesidad de que sea ‘cultura viable’ y lanzaba la pregunta de si habrá ayudas europeas.

Por delante, muchos retos nombrados: repensar los aforos en función de cada espacio, un plan de ayudas a largo plazo facilitando tanto la creación como la exhibición, atender a las particularidades de cada sector, soluciones reales frente a los contratos intermitentes, la necesidad de encontrar fórmulas para monetizar la cultura en streaming, digitalizar espectáculos de teatro o de circo y todo un contexto de acciones infinitas con un último e indispensable componente: atraer al público.

“La cultura siempre ha dado respuesta y queremos que el público también responda”, ha comentado Marzà. Y un recordatorio frente al miedo: “La cultura, además de ser un espacio en el que nos emocionamos y aprendemos, también es un espacio en el que, gracias a todas las adaptaciones y protocolos implantados marcados por las autoridades sanitarias, se puede estar con tranquilidad”.

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