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El silencio mediático sobre el suicidio: la prensa española suspende en su tratamiento

El año que quebró la salud mental de niños y adolescentes.

Laura Martínez

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La cobertura mediática de los suicidios transita en un mapa de lagunas y brechas. Los profesionales de la salud coinciden en que el silencio perpetúa el estigma, pero un contenido excesivamente detallista o morboso tiene un efecto tan perjudicial como su borrado de la agenda pública. En el tratamiento mediático del suicido se dan la mano el 'efecto Werther' y el 'efecto Papageno', ambos basados en arraigadas ficciones narrativas, que sirven para incidir en cómo la forma de contar una historia condiciona su desenlace.

El primer estudio cuantitativo y cualitativo sobre la cobertura mediática del suicidio en la prensa nacional y de la Comunitat Valenciana ahonda, siguiendo el criterio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la importancia de la información sobre la prevalencia de suicidios. Elaborado por Julia Sampío, estudiante de Medicina en la Universitat de València, supervisado por el profesor de Psiquiatría Miguel Hernández Viadel, concluye que la información es escasa, pobre y no se ajusta a las recomendaciones del organismo y, por tanto, se inclina más hacia un efecto perjudicial que protector.

Los estudios sobre muerte autoinfligida coinciden en señalar que si la información cumple una serie de características, como mostrar los recursos disponibles y las herramientas de apoyo, tiene un impacto directo sobre la prevención. Del mismo modo, un tratamiento que prime los detalles o estigmatice a las personas afectadas puede generar cierta onda expansiva, especialmente en las personas con características sociodemográficas similares. “Numerosos estudios han llegado a la conclusión que los medios de comunicación pueden hacer un trabajo preventivo muy importante si publican las noticias de forma adecuada; existe un efecto protector en aquellas noticias que incluyen estadísticas oficiales, ofrecen soluciones, aportan enlaces y teléfonos de ayuda y evitan las malas prácticas y el sensacionalismo”, subraya el texto.

“La cantidad y la calidad de noticias que se publican son escasas. Introducen elementos con mucho morbo, sensacionalistas y omiten los elementos didácticos”, apunta Sampío en conversación con elDiario.es. El análisis se circunscribe a las ediciones digitales de cinco cabeceras en papel, tres nacionales y dos autonómicas, en el marco temporal de 2016 a 2021, donde de entre más de 12.000 informaciones sobre suicidio, apenas por encima del centenar aprobaban el marco de la OMS. El estudio se basa en un trabajo de investigadores canarios sobre la adhesión a las recomendaciones y la efectividad de intervenciones formativas y evalúa si las piezas informativas se ajustan a los consejos sobre qué incluir y qué no en el tratamiento mediático.

La puntuación obtenida en todos los criterios es mayoritariamente baja, donde los contenidos que cumplen las recomendaciones resultan anecdóticos. “La baja calidad de las noticias que tratan el tema del suicidio invita a reflexionar sobre la poca utilidad de publicar textos con prácticamente nulos efectos protectores y abundantes efectos negativos”, apunta el trabajo. “Con todo, la cantidad de noticias que tratan el suicidio es insuficiente y, además, estas en general no se adhieren a las recomendaciones de la OMS. En este sentido, se podría pensar que la publicación de noticias de esta temática no tiene un objetivo didáctico e informativo, sino que pretende atraer lectores, empleando el sensacionalismo, con el fin de conseguir una mayor audiencia”, prosigue. Por tipología de contenidos, el suicidio aparece sobredimensionado respecto a las ideaciones suicidas y es el tratamiento de estas últimas lo que contribuye a la prevención. “Centrarlo es importante porque se ha visto que disminuye las tasas”, insiste la autora.

Aunque el marco temporal aborda cinco años y los primeros meses de la pandemia, donde se observa cierto cambio de tendencia, apenas hay diferencias en la calidad de los textos y esta es difícilmente analizable porque la recopilación de las noticias concluye en julio. Una de cada tres noticias sobre suicidios analizadas aparece en el último año, pero sin mayor adhesión a las recomendaciones de la OMS. El estigma hacia las víctimas y su entorno aparece como una constante, del mismo modo que el exceso de detalles, especialmente cuando se trata de personas con repercusión pública.

La OMS reconoce la importancia del trabajo sensibilizador de los medios y publica una serie de recomendaciones dirigidas a los profesionales de la comunicación, pero hasta el pasado año ni el Ministerio de Sanidad ni las autoridades autonómicas han centrado sus campañas o recursos en esta vía, apunta la autora. La mala representación del suicidio en la prensa española se debe más a una cuestión de desconocimiento que de maldad, sostiene Sampío, que aboga por incrementar las campañas de prevención y la formación a profesionales de los medios de comunicación. El ideal, apunta, sería que la cobertura informativa se asemejara a la que se viene realizando con la violencia de género, donde se acompaña de los recursos de denuncia para los afectados, e incide en la importancia de ofrecer alternativas en los textos periodísticos, sea vía teléfonos de información o testimonios positivos. El papel de los medios, reitera, resulta fundamental para atajar un problema de salud pública.

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