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Desterrar el efecto Wherther: cómo informar sobre el suicidio para colaborar en su prevención

Fotograma del documental 'La palabra maldita', que aboga por la desestigmatización del suicidio.

Laura Martínez

7 de febrero de 2022 00:29 h

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Eliminar el suicidio del espacio público solo consigue perpetuar el estigma, pero informar sobre el mismo desde una perspectiva sensacionalista o haciendo hincapié en tópicos y falsos mitos es tan perjudicial como ignorarlo. El Consell del Audiovisual Valencià, el ente que vigila a los medios de comunicación y vela por el cumplimiento de sus deberes éticos, acaba de publicar una guía de recomendaciones para el tratamiento del suicidio.

El organismo que preside José María Vidal, exsecretario autonómico de Comunicación, ya hizo un llamamiento el pasado septiembre para que los periodistas y trabajadores de la comunicación tomen conciencia sobre “el suicidio como problema de salud” y recalcó la necesidad de realizar un tratamiento adecuado sobre este tema “dado el impacto y la funcionalidad pedagógica de sus producciones”.

El documento destierra el llamado efecto Wherter, basado en el protagonista de Las penas del joven Werther, de Goethe, un joven que pone fin a su vida por un amor no correspondido. La obra, un epistolario en el que el joven narra su sufrimiento, fue censurada en varios países por incitación al suicidio y acuñó un término hoy sometido a revisión. “Los medios de comunicación, por su capacidad de influencia en la opinión pública, tienen que tener un efecto normalizador en la información sobre la conducta suicida, y también tienen que representar un papel destacado en la prevención de esta conducta”, apunta la guía, siguiendo las indicaciones de la Organización Mundial de la Salud.

Su autora, Dolors López, también vicepresidenta del órgano, insiste en la necesidad de abordar el suicidio desde el rigor y el respeto. Entre las recomendaciones, el organismo incluye evitar información relativa al procedimiento o imágenes de la víctima, los detalles o características del mismo. En caso de aportarse la identidad de la víctima, recalca la importancia de contar con el consentimiento familiar, respetando el derecho a la intimidad y el dolor de sus allegados. En los casos de relevancia pública, donde la víctima tenga un perfil conocido, el organismo reclama una cautela extrema y evitar asociar valores positivos como referencias a la valentía, el romanticismo porque, dada la proyección pública de la persona, la autólisis puede tener repercusión entre sus admiradores. Dada la sensibilidad de la noticia, el Consell Audiovisual recomienda restringir los comentarios en estas informaciones. Del mismo modo, recomiendan no asociar el suicidio a la delincuencia o la criminalidad, ni perpetuar el estigma asociado a las personas con problemas de salud mental.

En lo relativo a los datos estadísticos, cantidad no implica calidad. La guía destaca la conveniencia de adjuntar a las informaciones teléfonos de ayuda, programas de prevención y otros recursos de apoyo o testimonios que apunten a que el suicidio puede prevenirse. También aboga por eliminar expresiones como “epidemia de suicidios”, habituales en las informaciones sobre salud mental a raíz de la pandemia del coronavirus. Además de ser expresiones falsas, apunta López en el texto, es preferible incorporar a expertos que aporten un enfoque más completo que la repetición de datos.

El documento incluye unas recomendaciones generales para abordar los falsos mitos, como que una persona con ideación suicida está “decidida a morir” -“en realidad, solo desea dejar de sufrir y no ve otra alternativa”, apunta- o que los profesionales de la salud son los únicos capaces de evitar la conducta. “Acercarse a la persona con una actitud de escucha, con el deseo auténtico de ayudarla, es el primer paso para la prevención”, concluye.

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