Productos reacondicionados: ¿por qué dan 'asco' a muchos consumidores?

Reacondicionados

Darío Pescador

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¿Te comprarías un teléfono reacondicionado? Si no te importa que tenga alguna mínima imperfección, puedes llegar a ahorrarte entre un 15 y un 50% de su precio nuevo.

Cada vez más personas están tomando esta decisión en todo el mundo. Según un estudio de Trransparency Market Research, se espera que el mercado de los productos electrónicos crezca a un 12% anual que su tamaño se triplique de aquí a 2030. 

Pero, ¿es lo mismo con otros productos? Quizá no te importe poner a tu coche un inyector remanfacturado, que cuesta la mitad que la pieza original del fabricante, pero puede que te lo pienses dos veces si se trata de una freidora de aire o un aparato de masaje.

Según un estudio de la Universidad de Pennsylvania, los consumidores consideran ciertos productos reacondicionados como “sucios” o “asquerosos”. El efecto se produce incluso en aquellos consumidores que perciben los productos reacondicionados como “ecológicos”, y dicen tener una actitud positiva hacia ellos, pero no los compran.

Refabricar y reacondicionar  

Los productos reacondicionados son artículos que se han devuelto al propio fabricante o a una empresa especializada externa para que los repare, si es necesario, y vuelva a montar según las especificaciones del fabricante del equipo original.

A diferencia de los productos reacondicionados o reparados, los productos refabricados se someten a un proceso más exhaustivo de desmontaje, limpieza y sustitución de las piezas desgastadas o dañadas para garantizar que cumplen o superan las normas de rendimiento y calidad del fabricante original.

Este proceso suele implicar el uso de una combinación de componentes nuevos y reciclados, y suele incluir pruebas, inspección y certificación. Un ejemplo muy común de productos refabricados son las piezas de recambio no originales para automóviles, que son mucho más asequibles que las del fabricante.

Pero ofrecen niveles parecidos de calidad y rendimiento. También es una práctica habitual en la industria aeroespacial y de maquinaria pesada, así como los dispositivos médicos. 

Tanto los productos refabricados como los reacondicionados tienen un impacto medioambiental mucho menor que los productos nuevos porque reutilizan los materiales existentes y reducen la necesidad de nuevos procesos de fabricación.

En el caso de la electrónica de consumo, darle una segunda oportunidad a un producto puede aliviar el tremendo problema de la basura electrónica y sus residuos tóxicos. 

El mito de la suciedad

Existe un cierto fetiche con la compra de un producto nuevo, como demuestra la popularidad de los vídeos de “unboxing” en Internet, que nos enseñan al feliz propietario abriendo cuidadosamente la caja y sacando el reluciente artilugio de su embalaje.

Como si ese teléfono móvil tuviera un aura mágica, que, eso sí, pierde automáticamente en el momento en que sale de la caja. Esto contribuye a la sensación de que los productos reacondicionados son “sucios”, a pesar del exhaustivo proceso de esterilización al que se someten como parte del proceso.

El asco es especialmente fuerte cuando se trata de productos que se utilizan para preparar alimentos (por ejemplo, un robot de cocina) o para el cuidado personal (como un cepillo de dientes eléctrico, a pesar de que las cerdas sean nuevas).

También cuando están en contacto con el cuerpo, como unos auriculares. Los consumidores se ven más dispuestos a comprar productos de electrónica grandes, como ordenadores o tabletas. 

También hay cierta reticencia por parte de los fabricantes y distribuidores. Por un lado, temen el rechazo de los consumidores, pero también está el riesgo de que al ofrecer estos productos reacondicionados, afecten a sus ventas de productos nuevos, en lo que se denomina “canibalización” de las ventas. 

Las actitudes están cambiando. Según un informe de Liquidity, el 84% de los compradores de productos reacondicionados están satisfechos con el precio y la calidad, y el 81% los recomiendan.

Las ventas de productos reacondicionados están aumentando en plataformas como eBay o Backmarket, mientras que fabricantes como Apple o Samsung disponen de sus propias tiendas de reacondicionados.

Aunque lo ideal es consumir menos y con menos frecuencia, y reparar lo que ya tenemos, cuando compramos reacondicionados, además de un importante ahorro de dinero, podemos ayudar un poco al planeta.

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