Gatos y frío: ¿cómo cuidar de tu minino en invierno?

Foto: James Qube

Eva San Martín

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Cuando tu gato reivindica a ronroneo limpio el sitio más cercano al radiador, lo sabes: el frío está aquí. Otros mininos pasan el día detrás del tímido rayo de sol que entre por la ventana. Y los hay que no salen de la cama: la tuya. Es un secreto a maullidos: a los gatos les gusta el calor y rehúyen del frío. De hecho, la temperatura ambiental perfecta para tu minino ronda los 23ºC. 

¡Camas arriba!

Por eso, si bajas la calefacción de noche y cuando sales de casa para ir a la oficina, plantéate añadir algún sitio caliente más para el descanso de tu minino. La física de fluidos nos da la primera clave: el aire caliente sube. Así que eleva su cama, a no ser que tengas calefacción por suelo radiante. Mejor aún: meter la cama o unas mantas dentro de una caja de cartón para el gato colocada encima de un mueble.

Y si le gusta despatarrase en una balda o mueble cercano a la ventana (cerrada y segura), asegúrate de que no entren corrientes de aire con una toalla o su manta gatuna preferida. Puesto que tu minino necesita varios sitios de sesteo, y le encanta cambiar de lugar y tener donde elegir, recuerda dejar la cama sin hacer. Tu minino usará el edredón para enroscarse y cubrirse con él a su antojo. Nunca tuviste mejor excusa para no hacerla.

También hay colchones térmicos para gatos (y para perros con frío) que funcionan con un circuito eléctrico seguro, se calientan en el microondas o capturan el calor que tu minino desprende de forma natural. Y existen hamacas gatunas para radiador, geniales si a tu minino le gusta acurrucarse y dormir en las alturas. Sea cual sea la que elijas, asegúrate de no esté demasiado caliente, para que tu amigo no se queme. Mejor: cúbrela con una manta; no habrá bigote que se resista a sus encantos.

Alerta peluda: los gatos mayores o con artritis disfrutan de forma especial de este tipo de cama térmica, pero si las colocas en alto, recuerda añadir una escalerita, silla o cajón para facilitar el acceso a tu amigo. 

Juegos de bigotes contra el frío

No dejes que tu minino se convierta en una patata peluda que dormita todo el día. La actividad no solo estimula su mente y mantiene su forma física, además lo mantendrá caliente. Saca sus juguetes del cajón por tandas, para que siempre tenga la sensación de haber encontrado una presa o ratoncito de peluche nuevo con el que jugar.

Y resérvale 30 minutos diarios para una o dos sesiones divertidas de juegos con su humano preferido: coge un juguete anudado a una caña y muévelo como si se tratara de una presa herida. Irresistible para tu cazador bigotudo. Otra idea: hazle un rascador nuevo con una cuerda de pita gruesa enrollada a la pata de una mesa. Y levanta del sofá al tigre que lleva dentro con juguetes y bolitas de comida escondidos en distintos lugares para animarlo a encontrarlos. Eso sí. recuerda darle menos croquetas a la hora de la cena.

Control de báscula peluda

Durante el invierno, tu minino intentará suplir la bajada térmica con comida; ya que el alimento le ayuda a regular su temperatura y lo protege contra el frío. Pero también acudirá a su bol por puro aburrimiento; y eso trae problemas. No es casualidad que la mitad de los mininos caseros sufran sobrepeso.

Por eso debes controlar su peso y asegurarte de que no come más de lo que necesita. Pregunta a tu veterinario y olvídate de los boles rebosantes de croquetas. Mejor, escoge un puzzle de comida. El juego unido a una dieta gatuna sana despertará el ánimo invernal y la actividad de tu minino.

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