Tres trucos para mantener limpios los azulejos de la cocina y el mejor método para eliminar la suciedad

Mantener limpios los azulejos es una tarea sencilla.

Edu Molina

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La cocina es mucho más que un lugar donde se preparan alimentos, es un espacio donde se concentra gran parte de la rutina diaria, desde desayunos rápidos hasta cenas después del trabajo. El uso constante deja su huella en los azulejos y las juntas, que con el tiempo pueden acumular grasa, restos de comida y marcas de agua. Esta acumulación no solo afecta la apariencia de la cocina, sino que también puede dificultar las limpiezas si no se atiende a tiempo.

Mantener los azulejos limpios no requiere productos caros ni técnicas complicadas. Con algunos hábitos simples y productos que suelen encontrarse en cualquier hogar, es posible conservar la superficie en buen estado y reducir la acumulación de suciedad. La constancia en las rutinas de limpieza ligera permite que los azulejos mantengan su aspecto limpio y facilita los trabajos de limpieza más intensivos cuando son necesarios.

Con un poco de organización y paciencia, la limpieza de los azulejos puede integrarse en la rutina diaria sin convertirse en una tarea pesada. La combinación de métodos sencillos y cuidados regulares ayuda a mantener la cocina higiénica y ordenada, incluso en hogares donde se cocina a diario y el uso de estos espacios es constante.

Limpieza básica con agua tibia y jabón líquido

El método más accesible para el mantenimiento diario de los azulejos consiste en el uso de agua tibia con jabón líquido. Esta combinación permite retirar grasa, restos de comida y polvo sin dañar el revestimiento ni las juntas, manteniendo la superficie en buen estado incluso con un uso constante de la cocina. La aplicación regular de este procedimiento evita que la suciedad se adhiera de forma permanente y facilita las limpiezas más profundas cuando son necesarias.

Para llevarlo a cabo, se llena un cubo con agua caliente o tibia y se añade una pequeña cantidad de jabón. Con una esponja o un paño de microfibra, se frota toda la superficie de los azulejos, prestando atención a las áreas más expuestas a salpicaduras, como el entorno de los fogones o el fregadero. Posteriormente, se aclara con agua limpia y se seca con un paño, evitando marcas de humedad que puedan dificultar futuras limpiezas.

Limpieza profunda con bicarbonato de sodio

En casos donde la suciedad está más incrustada, como grasa adherida en las juntas o restos secos difíciles de retirar, el bicarbonato de sodio se convierte en una herramienta eficaz. Actúa como un abrasivo suave que elimina manchas resistentes sin dañar la cerámica, y permite realizar limpiezas más profundas sin necesidad de recurrir a productos químicos agresivos.

La preparación consiste en mezclar bicarbonato con agua hasta obtener una pasta espesa, que se aplica directamente sobre los azulejos o las juntas más afectadas. Tras dejar actuar unos minutos, se frota con un cepillo de cerdas suaves y se aclara con agua limpia. Si la suciedad persiste, el procedimiento se puede repetir hasta lograr un resultado uniforme y limpio.

Este método resulta especialmente útil para las juntas entre azulejos, donde la suciedad tiende a acumularse con mayor facilidad. Al ser natural y seguro, puede emplearse de manera periódica para mantener la cocina en buen estado, evitando el deterioro de las superficies y facilitando el mantenimiento regular.

Alternativa natural con vinagre blanco diluido

Otra opción efectiva y económica es la limpieza con vinagre blanco diluido en agua. Esta solución es útil para eliminar grasa superficial, restos pegajosos y algunas manchas leves, y se presenta como una alternativa natural frente a productos químicos más agresivos, siendo adecuada para cocinas de uso diario.

El procedimiento consiste en mezclar vinagre con agua y aplicar la solución sobre los azulejos mediante un paño o pulverizador. Se deja actuar unos minutos, permitiendo que el vinagre afloje la suciedad, y posteriormente se frota suavemente si es necesario. Finalmente, se aclara con agua y se seca la superficie con un paño limpio, garantizando que no queden residuos que dificulten limpiezas posteriores.

Además de su efecto desengrasante, el vinagre actúa como desinfectante ligero y puede combinarse con la limpieza regular o con la pasta de bicarbonato en casos de suciedad más persistente, aplicando cada método por separado. Es una alternativa económica, fácil de preparar y respetuosa con los materiales, que contribuye a mantener los azulejos en buenas condiciones de manera constante.

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