Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sobre este blog

Los seres humanos hacemos la historia en condiciones independientes de nuestra voluntad.

La inseguridad es mala consejera

Diputados del Grupo Socialista, en "shock" por el acuerdo con Bildu para derogar la reforma laboral

Javier Pérez Royo

20

La inseguridad ha conducido al presidente del Gobierno a un error de cálculo y a una mala decisión. Y no me refiero a que la decisión de derogar la reforma laboral de 2012 sea mala, sino a la forma en que dicha decisión se ha alcanzado y se ha dado a conocer. Muy inseguro se tiene que haber sentido el presidente respecto a la votación sobre la prolongación del estado de alarma, para haber autorizado que se hiciera una negociación sobre una materia tan sensible y se diera a conocer el resultado de la misma de la forma en que se ha producido. Con un mínimo de seguridad en el resultado de la votación, es inimaginable que se hubiera podido cometer dicho error.

A toro pasado, el error parece incomprensible. En medio del torbellino que fue el miércoles pasado en el Congreso, ya no lo resulta tanto. El Gobierno no podía perder la votación. Esa opción no podía siquiera ser contemplada. De ahí que “amarrara en exceso” el resultado.

El error no es de menor cuantía. Pero no es lo peor. Lo peor es que la circunstancia que está en el origen de la inseguridad del Gobierno sigue estando presente y no es previsible que vaya a desaparecer en el corto plazo ni, posiblemente, en toda la legislatura, dure esta lo que dure.

Con la composición del Congreso de los Diputados la inseguridad del presidente del Gobierno es “constitutiva”. En negativo, el presidente del Gobierno tiene la seguridad de que no se podrá activar una “moción de censura” con posibilidad de prosperar. Pero en positivo, no puede tener seguridad de que se vaya a aprobar nada. Si ante una emergencia de la magnitud en la que nos encontramos y no existiendo en el ordenamiento jurídico, como dejó meridianamente claro el Abogado del Estado en el Informe que dio a conocer el presidente del Gobierno el pasado miércoles en el Congreso de los Diputados, una alternativa al estado de alarma para poder adoptar las medidas necesarias para combatir la Covid-19, el debate y la votación fueron los que fueron, ¿qué mensaje se está transmitiendo?

La prórroga del estado de alarma se debía haber producido por asentimiento, acompañado de una debate meramente técnico sobre la participación de las Comunidades Autónomas en la ejecución de las medidas aprobadas. Sustancialmente no había nada que discutir. La prórroga del estado de alarma caía por su propio peso. Y sin embargo, pasó lo que pasó.

La sesión del pasado miércoles vino a confirmar de nuevo que no hay alternativa de gobierno socialista en España sin el concurso del nacionalismo catalán. Pedro Sánchez, que estaba desahuciado políticamente en 2018, se convirtió en presidente de Gobierno porque la sentencia de la Audiencia Nacional sobre el “caso Gürtel” permitió levantar el “cordón sanitario” que el Gobierno presidido por Mariano Rajoy había conseguido imponer al nacionalismo catalán tras la aplicación del 155 de la Constitución.

Mariano Rajoy fue investido presidente del Gobierno en 2016 con una mayoría en contra en el Congreso de los Diputados, porque los diputados nacionalistas catalanes no contaban para constituir una posible mayoría de investidura, porque están parcialmente privados de su condición de diputados. Cuando, inmediatamente después de que se hiciera pública la sentencia del “caso Gürtel”, dichos diputados nacionalistas recuperaron su condición de tales, se configuró una “mayoría de censura”, que permitió que Pedro Sánchez fuera “investido” de esta manera como presidente del Gobierno. Fue el nacionalismo catalán el que hizo a Pedro Sánchez presidente del Gobierno.

Dicha “mayoría de censura” se ha visto confirmada, con una composición interna distinta, pero se ha visto confirmada en las dos elecciones generales de 2019. La “mayoría de investidura” de 2019 ha sido políticamente posible por la “mayoría de censura” de 2018. En esta última participó todo el nacionalismo catalán. En la de 2019 solo ha participado ERC.

La participación total o parcial del nacionalismo catalán es indispensable para cualquier proyecto de Gobierno de izquierda en España. En las elecciones de 28 de abril de 2019 hubo la posibilidad de formación de un Gobierno PSOE/Ciudadanos, pero tal posibilidad ha desaparecido.

Una acción continuada de un Gobierno de izquierda con presidencia socialista no es posible sin la participación del nacionalismo catalán. No solamente del nacionalismo catalán, pero fundamentalmente del nacionalismo catalán. Sin ese concurso, la inseguridad resulta insoportable para la acción de gobernar.

Y para conseguir ese concurso el PSOE y ERC se encuentran en posiciones simétricamente invertidas. El coste del acuerdo para el PSOE no puede resultar insoportable para que su candidato pueda ser presidente del Gobierno de la Nación. El coste para ERC no puede ser insoportable para que su candidato pueda acabar siendo president de la Generalitat.

PSOE y ERC tienen que estar “ponderando” permanentemente hasta donde pueden llegar en su negociación recíproca, sometido el primero a un “marcaje” feroz por parte de los partidos de la derecha e incluso de parte de su propia militancia, y sometido el segundo a un “marcaje” no menos feroz por parte del espacio convergente.

Y dicha “ponderación” tiene que ser sometida a la valoración por todas las demás fuerzas políticas que también fueron necesarias para constituir la mayoría de investidura. Valoración que irá acompañada por las exigencias correspondientes.

Estas son las condiciones en que hay que ejercer la acción de Gobierno en esta legislatura. Como hemos podido comprobar en los debates y votaciones de las distintas prórrogas del estado de alarma, cada vez resulta más difícil tener una mayoría parlamentaria para poder gobernar con un mínimo de seguridad.

Cuanto tiempo se puede seguir así es difícil de prever. Tal como veo las cosas, el límite está en el 30 de septiembre, que es el día en que el Gobierno tiene que registrar en el Congreso de los Diputados el Proyecto de Ley de los Presupuestos Generales del Estado. Si el Gobierno no es capaz de negociar un Proyecto de Ley que tenga garantías de que va a ser aprobado por el Congreso, la legislatura habrá llegado a su fin.

Sobre este blog

Los seres humanos hacemos la historia en condiciones independientes de nuestra voluntad.

Etiquetas
stats