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Isabel Burdiel explica cómo y por qué los historiadores deben leer novela

Isabel Burdiel explica cómo y por qué los historiadores deben leer novela

EFE

Santiago de Compostela —

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La historiadora Isabel Burdiel pronunció hoy una conferencia en Santiago de Compostela para abordar el porqué y el cómo los historiadores deben leer novela y “ese género borroso, incómodo y sospechoso que es la biografía”.

La conferenciante, Premio Nacional de Historia por su biografía sobre Isabel II, distingue el papel del historiador del crítico literario o biógrafo al señalar que, “aunque a veces algunas de sus tareas confluyan, el punto de partida es y debe ser distinto”.

Isabel Burdiel dirige en la actualidad la Red Europea sobre Teoría y Práctica de la Biografía y trabaja en la de la gallega Emilia Pardo Bazán, intentando “mantener los pies firmemente anclados en la historia”.

También, en el terreno de la biografía, destaca su estudio del “Frankenstein o el moderno Prometeo”, de Mary Shelley y en su intervención de hoy en Compostela se refirió a estas autoras y a la “forma en que en la ficción de ambas, la Historia con mayúsculas y las historias con minúsculas se cruzan y cómo buscan (y quizás consiguen) hacer inteligible simbólicamente la primera a través de las segundas”.

Burdiel, en su conferencia “Historia, Literatura, Biografía”, organizada por el Consello da Cultura Galega, abordó cuestiones metodológicas sobre el papel de la novela en el trabajo del historiador y las distintas opiniones sobre la cuestión, pero consideró que “la literatura puede ser rehabilitada en tanto que supone una forma de representación y de conocimiento del pasado, y del presente, útil para los historiadores”.

No obstante, rechazó el “uso más tradicional” dado a la literatura como posible fuente de datos históricos. “Cuando la literatura se utiliza así, creo que no rinde sus mejores resultados”, sostuvo la historiadora.

“El historiador sabe, o debe saber -insistió- que hasta el realismo más extremo de las novelas más socialmente orientadas es un artificio narrativo que hay que tratar como tal”.

Catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad de Valencia y especialista en historia política y cultural del liberalismo europeo del siglo XIX, explicó que, “para el análisis histórico de una novela, lo que interesa no es el período en que se sitúa la trama, sino el período y la sociedad en los que la novela se escribe y publica”.

“Las novelas históricas -para Burdiel-, tan solo tienen interés por el momento elegido para hablar y escribir del pasado”. En este sentido, entre otros ejemplos, se preguntó el papel que “están teniendo en estos momentos, en el debate sobre el agotamiento del régimen de la Transición y sus costes morales y políticos, las dos novelas más recientes de Javier Cercas o de Javier Marías”.

Para la conferenciante, “utilizar la literatura en historia no quiere decir reducir la literatura a la historia, sino que, de hecho, implica lo contrario: entrar en la propia lógica de la historia, no alterarla, reconducirla o reducirla a otra lógica distinta, sea esta sociológica, histórica o filosófica”.

También en el caso de las biografías, señaló que “cada individuo es siempre un híbrido y una encrucijada de redes de relación y de poder, de tiempos y de opciones posibles” y alertó que “un individuo no puede explicar completamente un grupo, una comunidad o una institución y, viceversa, un grupo, una comunidad o una institución no puede explicar completamente a un individuo. Hay una interdependencia recíproca”.

En opinión de Isabel Burdiel, la reflexión sobre la historia, la literatura y la biografía tiene la virtualidad de “establecer un escenario propicio para suturar las viejas heridas, que quizás nunca debieron producirse, entre la historia social, cultural y política, cruzar fronteras entre ellas y potenciar, en el camino, una visión más humanista y más democrática de la historia”.

En este sentido, concluyó recomendando a los historiadores el uso de la imaginación, “no en el sentido de inventar lo que ocurrió o pudo ocurrir, ni en el sentido de confundir la ficción con la realidad, sino en el sentido de utilizar todos sus recursos para alargar su humanidad y dejarse impregnar lo más posible de la riqueza y de la extrañeza del pasado”.

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