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Miguel Poveda “enlorquece” a la ciudad de la Mezquita

Miguel Poveda "enlorquece" a la ciudad de la Mezquita

EFE

Córdoba —

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Miguel Poveda ha puesto el broche de oro a este primer sábado del 38 Festival de la Guitarra de Córdoba con “Enlorquecido”, en dos horas de flamenco que acabaron con “El Pele” como fin de fiesta.

“No me encontraron”, el Fragmento de Fábula y los tres amigos de Federico García Lorca irrumpió en el teatro al aire libre cordobés, con un Miguel Poveda prometiendo que iba a “desnudar su alma” como él mismo confesó haber hecho en el estudio a conciencia del poeta granadino de cuya obra es un apasionado hasta centrar todo su último trabajo en el autor de la Generación del 27.

La luz iluminó el piano en el tercer tema para que el “quejío” del poema de la seguiriya gitana “Silencio” conmoviera a un público que contuvo la respiración ante una emotiva interpretación, casi recitada, pronunciando cada silencio como si detuviese el tiempo.

La anécdota de la noche la puso el intérprete al presentar antes de tiempo la que para él es “la copla de las coplas”, “Ojos verdes”; Poveda recordó que fue el propio Lorca quien le dio al autor de la misma, Rafael de León, unos toques a la letra más cantada por los copleros del país.

Copla, cante jondo, “flamenquito” más contemporáneo, más sentido, con más ritmo, el artista demostró la versatilidad de una voz con una amplitud única versionando de la manera más flamenca los poemas lorquianos que ha explorado en un profundo estudio para este último trabajo.

Acabados “los poemas de juventud” del granadino como el propio Poveda relató, comenzó con los “Sonetos de amor oscuro” donde el momento álgido llego al cantar “que soy amor que soy naturaleza”, verso que sonó con la musicalidad de todos los instrumentos en escena, jaleos y palmas al compás, con un ritmo que arrancó una gran ovación en el público.

El punto de inflexión de la noche llegó con los poemas premonitorios, donde en los versos del granadino la muerte era la protagonista y, con un ritmo más calmado con toques de guitarra como acompañando a la particular voz del flamenco catalán, el sentimiento se apoderó de él: “Me encontré con la muerte, prado mortal de tierra, una muerte pequeña”.

Sin embargo, Poveda ofreció lo opuesto al lamento de muerte, un canto a la vida, con ritmo; manifestó que “si me pierdo, a mí que me busquen en Cádiz, en Córdoba o en La Habana” para introducir “Son de negros” donde los sones caribeños se aflamencan en una oda a la alegría, a la música y a Cuba.

Y con Cádiz también deleitó con unas alegrías a la ciudad, a Camarón, a La Perla, “será el Levante de la Caleta que en Cádiz nació la esencia”.

“Lorca se ha convertido en mi religión, en mi dios y mi mesías, alguien a quien rezar y hablar” ha dicho el artista durante la promoción de su actual gira para explicar el resultado de esta obsesión que esta noche se ha disfrutado en el Teatro de la Axerquía, un recinto en el que sus anteriores visitas se cuentan por éxitos rotundos.

No faltó la crítica social en el concierto, con un tema donde Poveda mezcla la lírica lorquiana del verso recitado con su cante a través de lo que para él es “un poema vigente, desgraciadamente”: “Grito hacia Roma” que cantó para “remover consciencias a los insensibles”.

Además de las canciones de su nuevo trabajo, Poveda ha explorado diferentes estilos musicales en su espectáculo, desde el flamenco, la copla y la canción popular para ofrecer algunos de sus temas más conocidos con los que convirtió la noche en una fiesta de sentimientos y emociones.

Todo ello en un espectáculo con un pequeño receso donde el solo de piano de Joan Albert Amargós, se iluminó en el escenario como prolegómeno a un artista ya sin el sobrio traje de chaqueta negro y camisa blanca, ya ataviado más flamenco, más esencia de un arte en el que Miguel Poveda es, a sus 45 años, protagonista y figura como demostró con sus quejíos más jondos acompañado de la guitarra de Jesús Guerrero.

En esta segunda parte, también llegó con “el maestro” de la tierra Manuel Moreno “El Pele”, que en un mano a mano con Poveda han protagonizado una fiesta única, con ambas figuras del cante flamenco actual en escena ante más de 2.500 aficionados emocionados.

Después de un mes de gira, Poveda puso el broche de oro a una noche donde el Festival de la Guitarra también ha contado con los músicos egipcios Maryam Saleh, Maurice Louca y Tamer Abu Ghazaleh que en el Teatro Góngora han deleitado con música árabe en su versión más alternativa.

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