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Banksy vuelve a exponer 14 años después en un museo y con los móviles en una bolsa precintada

El museo GoMA de Glasgow alberga la exposición 'Cut & Run' de Banksy

Peio H. Riaño

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Decenas de miles de personas han visitado alguna de las exposiciones dedicadas a Banksy en los últimos años. Su firma siempre es un reclamo sabroso para la taquilla de las instituciones que las montan. Sin embargo, ninguna de ellas estaba autorizada por el artista. De hecho, hace 14 años que Banksy no monta una exposición organizada por él mismo sobre su trabajo. “He mantenido estas plantillas escondidas durante años, consciente de que podrían usarse como evidencia en un cargo de daños criminales. Pero ese momento parece haber pasado, así que ahora las exhibiré en un museo como obras de arte. No estoy seguro de cuál es el mayor crimen”, ha contado en un comunicado. 

Cut & Run es una exposición de los stencils (plantillas) que ha usado para intervenir las calles de todo el mundo desde 1998. Es una retrospectiva de 25 años de intenso trabajo, en los que siempre ha rechazado ser parte del sistema del arte… hasta esta exposición en la Galería de Arte Moderno (GoMA) de Glasgow (Escocia), entre el 18 de junio y el 28 de agosto. La entrada general costará 15 libras (17,5 euros, más caro que el Museo del Prado). A las pocas horas del anuncio de la exposición, se agotaron las del primer día.

Hay una advertencia para los visitantes: como los fines de semana abrirán toda la noche, “si te presentas muy intoxicado es posible que se te niegue la entrada”. Es para todos los públicos, porque no hay palabrotas relacionadas con los objetos expuestos y “todos los temas de adultos se tratan de manera bastante infantil”. Eso sí, prohibido fotografiar las plantillas. Por supuesto, el argumento es que la visita puede verse alterada, aunque dejar copiar el secreto del éxito es algo que no quiere permitir el artista que rechaza todas esas exposiciones que se hacen pasar por suyas. Así que utilizará el método Dylan y el móvil será encerrado en una bolsa precintada durante la visita a la exposición. 

En la exposición no faltará un modelo similar a la trituradora que usó para montar el espectáculo en Sotheby’s, en 2018, cuando autodestruyó su primera obra a la venta en una casa de subastas. Pensó que sería la mejor manera de boicotear al sistema, pero logró todo lo contrario. La prueba del éxito del mercado contra Banksy es esta réplica. Será uno de los puntos fuertes del recorrido por las plantillas más populares del misterioso artista cuya identidad ha logrado mantener en el anonimato estos 25 años de carrera. 

Por aclarar la diferencia entre las exposiciones que aprovecharon el silencio de Banksy, el propio artista dice que “si bien las exhibiciones no autorizadas de Banksy pueden parecer basura de mi estudio, Cut & Run es la basura real de mi estudio”. En 2015 creó aquel parque temático llamado Dismaland, cerca de Bristol (Inglaterra), con el que ironizó sobre Disneyland. Allí reunió a artistas como Damien Hirst o el grafito Lush, hasta un total de 50 participantes de 17 países (hubo dos españoles, Escif y Paco Pomet). Pomet lo definió como un parque de atracciones crítico “para concienciarnos de los problemas que todos tenemos y tendremos que lidiar”. “Es totalmente diferente a otras exposiciones y me encanta”, añadió el artista. Pero no fue una exposición retrospectiva de su trabajo en la calle.

Tampoco lo es Walled Off Hotel (Hotel Amurallado), que desde 2017 avisa que “podrás dormir dentro de una obra de arte”. Si te quedas una de ellas, “serás arrestado y conducido a la comisaría de Ramala y procesado por la ley local”. El mejor reclamo del alojamiento financiado por él, en Belén (Palestina). Hace un par de años volvió a Sotheby's a subastar algunas de las vistas que tenía colgadas en el hotel para construir una nueva unidad de lesiones y comprar equipos para un hospital infantil de Belén. Vendió por 2,4 millones de euros tres “marinas” mediterráneas, que el artista donó para beneficio de la construcción del centro. 

La exposición del GoMA mostrará plantillas de las que utilizó en Ucrania, para intervenir los muros de los restos de los edificios destruidos por los ataques aéreos del ejército ruso. Pero también exhibirá el chaleco antibalas Union Flag que Banksy hizo para la estrella del pop Stormzy o la que usó en una antigua prisión en Reading. La exposición plantea una curiosa paradoja al centrarse en las plantillas como bien artístico y no en las pinturas sobre los muros u otros soportes. Lo que importa no es la reproducción de la niña con los globos o la doncella que levanta el muro para esconder la mugre. Aunque sea valorado por sus ideas originales al intervenir las calles, ahora parece decirnos que lo que importa es el objeto. Peor, el fetiche. Eso de lo que vive y alimenta el estómago del sistema artístico. Es más: lo que importa no es el espray con el que se pinta, sino el cúter con el que se corta la plantilla.

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