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Casey Affleck contra Nate Parker: ¿tiene Hollywood un doble rasero para medir el acoso sexual?

Nate Parker y Casey Affleck

Mónica Zas Marcos

El compromiso de Hollywood caduca en cuanto se funden las luces del escenario de los Oscar. En los atriles todo son reivindicaciones, palabras afiladas y respeto por las minorías, pero esta industria millonaria se permite cambiar sus campañas a placer. Al mismo tiempo que premia documentales como The Hunting Ground, sobre el descontrol de los abusos sexuales en los campus universitarios, blinda a ciertos personajes acusados de violencia machista.

Este año, sin embargo, parece que una película sufre las consecuencias del pasado de su autor. The birth of a nation lo tenía todo para redimir a la Academia de Cine de su suspenso en integración. La relevancia histórica, un argumento sobre los agónicos efectos de la esclavitud y el convulso momento político de Estados Unidos convirtieron a El nacimiento de una nación en un estreno obligatorio. Pero la euforia se apagó en verano, justo cuando la revista Variety abrió la caja de los truenos.

Nate Parker, director, productor y actor protagonista del filme, se vio envuelto en un caso de violación en 1999. Una compañera de universidad denunció tanto a Parker como a su mejor amigo, Jean Celestin (coguionista de la película), por forzarla a realizar actos sexuales en contra de su voluntad. Aunque el director, que entonces tenía 19 años, fue declarado no culpable y mantiene su inocencia, Celestin sí fue condenado. El suceso tomó un cariz aún más trágico cuando la chica se suicidó en 2012 tras encadenar varios episodios de depresión.

Algunos actos de promoción del filme se cancelaron en Estados Unidos a raíz del reportaje de Variety y comenzaron a llover las preguntas incómodas en las ruedas de prensa. De la noche a la mañana, el nombre de Nate Parker pasó de ser el favorito de las quinielas de los Oscar a encabezar otra lista: la de los más repudiados. La campaña de The birth of a nation fue un fracaso absoluto y ni siquiera le sirvió reivindicar la importancia de su mensaje en tiempos de Trump.

A Hollywood no le costó borrar del mapa a un actor secundario, negro y sin más créditos que su última (y malograda) película. Pero hay otros casos en los que un tachón rápido no funciona con tanta efectividad. Así ha ocurrido con Casey Affleck, intérprete principal de la aclamada Manchester by the sea y último ganador del Globo de Oro a mejor actor de drama.

Mientras, Affleck hacia el Oscar

Casey Affleck, harto de ser reconocido como “el hermano de Ben”, ha visto cómo su nombre de pila protagoniza ahora los titulares y la polémica. Dos mujeres que trabajaron para él en el rodaje de I'm Still Here, el falso documental basado en la vida de Joaquin Phoenix, le denunciaron por acoso físico y verbal.

La productora Amanda White alegó que el director se dirigía a ella con insultos como “vaca” y cuestionaba su valía profesional “por estar en edad de quedarse embarazada”. También se bajaba los calzoncillos en su presencia, intentó forzarla a tener relaciones sexuales y, ante su negativa, la zarandeaba con agresividad.

La directora de fotografía, Magdalena Gorka, resumió la experiencia laboral con Affleck como “la más traumática de su vida”. Los insultos, los roces y las insinuaciones sexuales se repetían por ser el único miembro femenino del rodaje. Ambas mujeres presentaron sus demandas millonarias en 2010, aunque Affleck negó en un primer momento las acusaciones. Finalmente, el director llegó a un acuerdo económico con las dos para evitar el juicio y las incluyó en los créditos de la película (donde al principio las había eliminado).

Este caso, a diferencia del de Nate Parker, apenas ha tenido eco en las publicaciones internacionales. En la campaña de Manchester by the sea, bien por advertencia de los representantes, bien por preferencias de la prensa, se ha bordeado el tema. Casey Affleck solo se pronunció brevemente sobre las denuncias de 2010 en dos entrevistas exclusivas con las revistas Time y Variety.

“La gente puede decir lo que quiera. A veces no importa lo que respondas. Supongo que piensan que si eres conocido, es perfectamente válido decir lo que les dé la gana. No entiendo por qué es así. Pero no debería, porque todo el mundo tiene vidas y familias”, dijo el actor al periodista Ramin Setoodeh. Estas palabras, concisas y sin ahondar en detalles, pueden considerarse las únicas que saldrán de la boca de Affleck durante la carrera hacia el Oscar.

La doble vara, ¿racista o clasista?

Ante el inminente anuncio de los nominados a los premios de la Academia, los medios estadounidenses han empezado a barajar las hipótesis. En algunos toma fuerza la sombra racista que persigue a Hollywood desde tiempos inmemoriales. Pero, si bien Nate Parker no era una figura popular (en parte por sus declaraciones homófobas), hay varios factores que agravan su situación frente al mimado Casey Affleck.

Una de las razones principales reside en la autoría de ambas películas. Mientras que The birth of a nation tiene los créditos monopolizados por Parker, Manchester by the sea centra toda la polémica en un único miembro del reparto. Además, el pequeño de los Affleck ha recibido en numerosas ocasiones el apoyo de varios pesos pesados de la industria, como su hermano, Matt Damon o Joaquin Phoenix. Los perfiles editoriales le pintan como el hombre humilde que espera su oportunidad en la sombra, por lo que también despierta más simpatía que su hermano Ben.

Otra de las posibles diferencias está en la respuesta de la crítica ante cada uno de los estrenos. El festival de Sundance estiró la alfombra roja para el biopic antiesclavista de Nat Turner, pero no fueron pocos los que dijeron que la película suspendía en calidad. Con Manchester by the sea, en cambio, no ha habido medias tintas. Con un 97% de buenas reseñas en Rotten Tomatoes, la cinta de Kenneth Lonergan se hace fuerte frente al 72% de El nacimiento de una nación.

Por último y muy importante, como destaca Anne Helen Petersen en Buzzfeed, los efectos colaterales de la era Donald Trump. El presidente electo que tomará su cargo el próximo viernes sustentó gran parte de su campaña en el ataque hacia la mujer. Quien se vanaglorió de poder “agarrar por el coño” a su antojo, va a estar cuatro años al mando de la principal potencia mundial.

¿Qué tiene que ver esto con el caso de Casey Aflleck? Petersen dice que pocos son plenamente conscientes de lo que implica vejar, tocar o agredir a una mujer, aunque no se cometa acto sexual. Por eso sus posibilidades de hacerse con el Oscar crecen cada vez más. Un misterio que se resolverá el mismo día que caduque el compromiso de Hollywood con la violencia machista: el 26 febrero de 2017.

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