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“No parece casual que se hayan subido los impuestos a la Cultura y no a los yates o al porno”

David Sarabia / Alejandro Navarro Bustamante

Dorian son de Barcelona. Llevan más de 10 años haciendo música y fusionando el pop con los sintetizadores. Miran con perspectiva al pasado -cómo si no- y lo tienen claro: “Hemos mejorado año tras año”, como el buen vino. Será que la experiencia es un grado, o que la escena independiente se ha expandido desde entonces y ya colinda con la no-independiente. Como sea, los barceloneses cerrarán una gira que empezó con la publicación de Diez años y un día el pasado abril y que les ha llevado por Latinoamérica y buena parte de España. “El público nos ha regalado la gira más especial de toda la carrera de la banda”, dicen felices.

Marc Gili y Belly Hernández son voz, guitarra, piano, teclados y programaciones de Dorian. Están con la promo, y eldiario.es ha quedado con ellos en una de las múltiples terrazas del círculo de Bellas Artes de Madrid. Entre micrófonos y cables, compartimos vistas del skyline de Madrid. También hablamos con ellos sobre el devenir de la banda, el paso del tiempo, el IVA cultural y las drogas. Nos confiesan, casi al final de la entrevista, que “entraremos a grabar un nuevo disco el año que viene, porque ya hay bastantes ideas en torno a él”. Ahora no pueden evitar sentir cierta pena con el cierre de gira: “Han sido diez años muy bonitos”, dicen mirando al horizonte.

Celebráis el fin de la gira Diez años y un día este año, aunque llevéis tocando desde el 2004. El disco, de título homónimo, es de abril de 2015. ¿Cómo ha cambiado Dorian desde esos primeros conciertos en Barcelona hasta ahora?Diez años y un día

Marc Gili: Hemos cambiado como músicos. Cuando empezamos teníamos muchas limitaciones en el apartado técnico y nos faltaba mejorar con los instrumentos. Hemos aprendido a grabar discos, a producirlos. A nivel evolutivo de la banda, lo más importante ha sido aprender la profesión. En el plano personal poca cosa ha cambiado: seguimos siendo muy entusiastas, nos tiramos por cualquier barranco que se nos ponga delante y tenemos muchas ganas de explorar nuevos lugares, tanto físicos como a nivel de sonido.

Tal vez sí hayamos cambiado en que, a lo mejor, ahora somos menos ingenuos de lo que éramos cuando empezamos.

Mezclar sintetizadores y guitarras es una fórmula que, si bien en otros países como Reino Unido o Alemania ha funcionado bien, en España aún está alejada de los sectores más mainstream. ¿Provoca, de alguna forma, rechazo en la gente?mainstream

Belly Hernández: Eso ha cambiado en los últimos tiempos. Cuando nosotros aparecimos en la escena independiente, por ejemplo, sí que era muy raro que un grupo tocase sintetizadores y se mezclara con guitarras. Cada vez esto está más integrado, el público ya no diferencia tanto. De hecho, ahora, la gente a la que le gusta el mainstream entiende muy bien todo lo que es el discurso de la electrónica. El propio mainstream mundial lo ha incluido y lo esta utilizando casi como un discurso esencial.

M.G.: Este prejuicio hacia la electrónica unida al pop era más acusado al principio, y más en España. Sí que es verdad que en los comienzos del grupo nos encontrábamos mas barreras del tipo... “Si tocas con máquinas o sintetizadores no sabes tocar”, prejuicios así. Cosas que en los últimos años se han ido viniendo abajo. Ahora, prácticamente todas las bandas de la escena nacional usan samplers, sintetizadores y laptops en sus directos, combinando eso con los instrumentos más tradicionales.

¿Se considera Dorian un grupo mainstream?mainstream

M.G.: No. En absoluto. Desde que empezamos siempre hemos pertenecido a la escena independiente.

¿Qué ha cambiado en esa escena desde entonces hasta ahora?

M.G.: Ha crecido mucho y ha llegado a un público muy amplio. Algo impensable cuando nosotros empezábamos. No es Dorian o las bandas de la escena independiente las que se han adaptado al mercado, sino el mercado el que se ha adaptado a estas bandas, y esto tiene mucho mérito. Aunque si bien es cierto que las diferencias a nivel de popularidad entre lo que es mainstream y lo que es indie se han diluido mucho en estos últimos años, al final lo que se cuenta también es la actitud y la trayectoria de los artistas y las bandas. En nuestro caso siempre hemos trabajado con sellos independientes, tanto dentro como fuera de España.

Entonces, ¿qué significa para Dorian ser un grupo indie?indie

M.G.: Un artista indie, tanto si hace música como cine o literatura, es un artista que controla todos los procesos de creación y de lanzamiento de su arte. Desde el momento en que hace una canción o un guion para una película hasta el momento en que esa película está en el cine o ese disco en las tiendas. Eso es un artista independiente, el que controla todo ese proceso.

Es el que no claudica ante las normas impuestas por el mercado del entretenimiento, sino que vive dentro de él, pero a su bola. Dorian siempre ha tenido una actitud de independencia respecto a las normas del mercado.

Esa actitud de independencia se refleja en las letras, por ejemplo. ¿Son todas vivencias personales?

M.G.: Muchas de ellas sí: o son vivencias personales directas, biográficas o son combinaciones de historias reales que han sucedido a nuestro alrededor. Aquello que se dice de que “la realidad supera a la ficción” es perfectamente aplicable a las canciones, porque por más que te quieras inventar algunas cosas, las que te pasan son mucho mejores siempre. En las letras intento que lo que se explica tenga una vibración de realidad muy fuerte. Es decir, que se note que lo que se está cantando no se está cantando por cantar o por poner unas palabras bonitas unas detrás de otras. Sino porque realmente hay un sentimiento ahí. Tienen que explicar algo auténtico. Algo profundo y palpable.

B.H.: Sí, claro. En las letras de Dorian hay cosas que nos han pasado. Hemos estado en Oaxaca, hemos tenido momentos duros, hemos perdido amigos, no por las drogas sino por ser nocivos... Supongo que eso también es lo que hace que la gente se sienta identificada, porque capta también la verdad de lo que estás diciendo.

¿Cómo es ese proceso de composición?

M.G.: A veces, cuando empiezas a escribir letras, no sabes muy bien lo que quieres decir. Te vas por escribir metáforas complicadas... Haces “frankensteins” que suenan más o menos bien pero que en realidad no acaban de decir nada o no sabes muy bien qué quieren decir. A medida que vas puliendo el oficio de letrista vas depurando esos “frankensteins”, te vas quedando en la esencia de lo que verdaderamente quieres y a partir de ahí tiras del hilo con una especie de diapasón que te da el primer verso de la canción. Y tirando de ese hilito, como si fuera una caña de pescar, van saliendo los versos y las palabras. Ahí viene la parte de oficio: la vas podando, la vas depurando, hasta que llega un momento en que esa letra explica lo que tú estabas sintiendo en ese momento de forma clara y concisa.

En las letras se habla de amor, desamor, sensaciones y sentimientos del ser humano. También hay algunas referencias, aunque entreveradas, a las drogas. ¿Juegan algún papel en la composición?

M.G.: De forma directa, ninguno. No creo que se pueda hacer buena música bajo el efecto de las drogas. Si acaso un poco el alcohol, pero tampoco. Sí que es cierto, que, por ejemplo, las drogas nos han proporcionado algunas vivencias que nos han impactado profundamente y que nos han abierto ciertas perspectivas sobre la realidad que lo mismo permanecían cerradas u ocultas. En este sentido sí que forman parte de algunos capítulos de nuestra biografía porque han formado parte de nuestra vida pero no lo son todo, ni mucho menos.

Y mucho menos pretendemos con según qué letras o canciones entrar en una especie de adoración o puesta en el altar de ciertos comportamientos que no nos parecen para nada interesantes, como la apología de esas sustancias. Hay que hacer un acercamiento responsable y maduro hacia ese asunto, sobre todo cuando tienes la capacidad de explicar muchas cosas a mucha gente a través de tus canciones. Hay que ser responsable con ello pero tampoco hipócrita.

También hay lugar para la crítica social en las letras de Dorian. ¿Qué nos sobra y qué nos falta en este país?

B.H.: [Entre risas] Sobran muchos políticos. Hay demasiados y falta gente con huevos. Cada vez hay más, gracias a Dios. Estamos equilibrando la balanza.

M.G.: Estamos viviendo una enorme resaca. Nos hemos pasado desde principios de los años 80 dejando en manos de unos gestores lo que era la administración de la política, la administración del estado, de los bancos, de la sociedad... Y mientras tanto, nos hemos dedicado a concentrarnos en lo nuestro. A individualizarnos, a dividirnos en nuestra propia individualidad. Esto duró tres décadas. Tuvo que venir la crisis de 2008 a ponernos en nuestro sitio y a recordarnos que la política es responsabilidad de todos, que la plaza había que volver a ganarla.

Este es un momento muy interesante de la historia, tanto de España como de Europa. El reto es el de construir una sociedad mejor entre todos, siendo ciudadanos responsables que estén al loro de lo que pasa en el parlamento, en el senado... Entendiendo que somos un todo. Se nos abre una puerta muy interesante de cara al futuro.

El IVA cultural está al 21% actualmente. Albert Rivera propuso una bajada en noviembre del año pasado hasta el 7%. Pedro Sánchez dijo que lo dejaría al 5%. Al final, ambos pactaron dejarlo al 10%. ¿Os creéis a algún político cuando dicen que lo bajarán?hasta el 7%lo dejaría al 5%dejarlo al 10%

M.G.: Pedro Sánchez está prometiendo muchas cosas a mucha gente porque tiene muchas ganas de ser presidente del gobierno. Si algún día lo consiguieran, en un par de años sí que podrían estar bajándolo... Ya veremos si les dejan. Lo que es cierto es que el haber tenido y el estar teniendo un IVA cultural del 21% ha sido una cosa tremendamente devastadora para muchas personas que se dedican al mundo del arte y del entretenimiento, en particular de las empresas mas pequeñas.

Te están asfixiando por todas partes. Si uno mira el IVA cultural de los países considerados “más avanzados” de Europa se dará cuenta que todos están entre un 4 y un 8%. En Japón, por ejemplo, es un 8% también. Es que hay que tener un respeto por la Cultura.

¿Creéis que la Cultura le ha interesado al gobierno de Mariano Rajoy?

M.G.: No creo que el PP esté en contra de la Cultura como ente general. Pero sí que ha habido muchas voces de la Cultura que en los últimos años se han enfrentado al discurso del PP. De alguna manera, no me parece casual que se hayan subido los impuestos a la Cultura y no a los yates de lujo. O a la pornografía. Las cosas no suceden por casualidad en esta vida, hay que mirar un poquito lo que hay detrás.

Ese 21% de IVA cultural se ha debido a un cierto revanchismo del gobierno actual hacia el mundo de la cultura, porque saben que no tienen muchos amigos ahí dentro. Pero, claro, tampoco es la manera de ir haciendo amigos por la vida metiendo los impuestos que están poniendo. Habría que entender que la Cultura tiene que estar igual de bien amparada en un gobierno de derechas que en uno de izquierdas, que en uno de centro. La Cultura es un bien de todos y no tiene que ser algo que se tenga que usar en forma de revanchismo o de peloteo político. Ni entre unos ni entre otros.

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