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Eva Blanch: “Me gustan los genios, los que no temen decir lo que piensan”

Eva Blanch: "Me gustan los genios, los que no temen decir lo que piensan"

EFE

Barcelona —

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En julio de 2012 fallecía Esther Tusquets. Tres años después, su hija Milena publicaba “También esto pasará”, donde evocaba la complejidad de las relaciones entre una madre y su hija. Ahora es su cuñada, Eva Blanch, quien convierte a una excéntrica editora en la protagonista de “Corazón Amarillo Sangre Azul”.

En una entrevista con Efe, la fotógrafa y diseñadora gráfica advierte de que no ha armado una “novela en clave”, porque ha fabulado mucho, aunque no esconde que está “inspirada” en la relación que mantuvo en los últimos años con Tusquets, afectada de Parkinson. “Lo que cuenta es la verdad del libro”, asegura.

En este título, de Tusquets Editores, el lector seguirá las andanzas de Emma Thomas, una malhumorada y displicente editora barcelonesa, quien acabará en un hospital, donde recibirá las visitas y los cuidados de su cuñada Clara, en plena crisis personal y profesional.

También aparecen una hija, Ginebra, y un hermano, Héctor, en un relato con aires teatrales, que acaba en el cementerio del mismo pueblo de todos los veranos, justo donde empezaba la novela de Milena Busquets.

La cuñada, en la cuarentena, se obsesionará por entender a la mujer mayor y enferma, a partir de diferentes entrevistas con personas que la trataron y la conocieron mucho, personajes en ocasiones muy reconocibles, como Oriol Maspons, Marta Pesarrodona y, sobre todo, Ana Maria Moix.

Blanch, casada con el arquitecto Óscar Tusquets, afirma que prefiere decir que, de quien habla, “es de una mujer llamada Emma Thomas, un personaje con claroscuros, porque los que solo tienen virtudes no me interesan”.

A su juicio, se trata de alguien muy potente que Clara puede “aguantar porque la compensa en muchas cosas, especialmente, porque es muy inteligente, gamberra, con un punto de irreverente”.

“A mi -indica la autora- que me regalen gente así, rara, con inteligencia, genios, que no temen decir lo que piensan, porque hay mucho personaje plano. Ser políticamente correcto es un coñazo”.

Aspira a que quien se enfrente a su texto, acabe queriendo a la mujer protagonista, “porque si no, significa que la novela no está bien”.

Sobre el hecho de que ni el hermano ni la hija parezcan tan implicados como la cuñada en el cuidado de la vieja editora, destaca que “es porque están agotados del huracán Emma”.

Por el contrario, Clara “llega fresca, porque está un poquito alejada de la familia y lo puede enfocar todo de forma más natural”, y agrega que, al final de la obra, “se entiende que quien tiene que estar al lado, lo está”. “Se puede querer mucho a alguien y, a la vez, estar cansado”, subraya.

Trabajando durante tres años en el libro y hablando con personas que trataron muy de cerca a Tusquets, Eva Blanch no rechaza que a lo largo del texto sobrevuelan también las relaciones entre madres e hijas, “un temazo universal, porque se trata de relaciones muy especiales”.

Entiende Blanch que un hombre “puede olvidarse a ratos de que es padre, mientras que una mujer no lo puede olvidar jamás”.

Respecto al título, indica que lo ha extraído de un poema de Ana María Moix, amiga íntima de Esther Tusquets durante muchos años, y que a ella le gusta interpretar que fue una suerte de regalo.

Preguntada por su nueva experiencia como escritora, Eva Blanch dice que hace años “escribía de forma caótica, sin proyecto” y fue su esposo, “que es muy tozudo”, quien insistió en que lo hiciera de manera profesional.

Durante la creación de la novela, que estuvo a punto de dejar en muchas ocasiones, fue él quien le alentaba a continuar. “Ahora veo que escribo para mí misma y para que él me lea”, concluye.

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