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La Bien Querida reformula una vez más la pócima del amor sin resultar ridícula

Luis J. Menéndez

La Bien Querida

La Bien Querida

Brujería

Elefant

POP

8

Son ya seis largos los que Ana Fernández Villaverde ha publicado en una década bajo el nombre artístico de La Bien Querida y, a modo de generalización, puede concluirse que no hay ni un solo mal disco suyo. Brujería tal vez no se encuentre en lo alto de su ranking particular, pero raya por momentos a la altura de la que puede considerarse hasta ahora su cima artística, con permiso de su impactante debut: Premeditación, nocturnidad y alevosía (2015).

Tiene además la peculiaridad este Brujería de ser un trabajo especialmente complicado para Ana por tratarse del primero en que quien fuera su pareja artística y sentimental, David Rodríguez, no ejerce de productor y cuenta con un rol secundario -aporta algún instrumento y canta en Déjame entrar-.

El papelón de sustituirlo a los mandos recae en Carlos René, que firma un trabajo que poco o nada tiene que ver con el frenesí ultrapop que aportó a Axolotes Mexicanos, apostando por dar continuidad al sonido característico de Ana. Característico incluso cuando -como ocurre en Brujería- cada canción toma su propio camino y es el concepto alrededor del disco -el amor visto como un hechizo- el que aporta la coherencia necesaria al mismo.

El arranque es inmejorable, con tres canciones en la línea de lo mejor de su cancionero. Tal vez sea La Bien Querida la única artista de este país capaz de repetir “te quiero” más de cuarenta veces en una canción y resultar emocionante en vez de ridícula. A día de hoy, cuando han pasado diez años de su debut, en sus letras de desamor, deseo y anhelos no compartidos encontramos un poso de madurez que, a partir de una simplicidad solo aparente, afronta las cosas del corazón desde casi todos los puntos de vista posibles. Cuando como en el caso de La verdad, Te quiero o Déjame entrar, se le une una producción natural, que subraya sin ahogar la melodía natural de la canción, el resultado es inapelable.

Como inapelable es también como ejercicio de pop bailable el single de avance del disco, una canción que Ana canta junto a Diego de Carolina Durante y que poco o nada tiene que ver con el resto de temas del disco. En la línea de “homenaje” a New Order de 9.6 o A veces ni eso, supone también la actualización de su imaginario a un lenguaje contemporáneo, con imágenes de jóvenes que arrancan o ponen fin a una relación a base de emoticonos.

Aunque la segunda parte del disco mantiene el tono en el aspecto lírico, llaman también la atención una serie de decisiones musicales arriesgadas. La que más ese forzado shogaze a lo My Bloody Valentine que es Morderte. Se trata de un ejercicio de estilo que invita a pensar que la canción por si sola no es lo suficientemente buena como para tener que travestirla de otra cosa. Un error. Tampoco en esta ocasión la aparición de Jota de Los Planetas en Domingo escarlata da en una canción especialmente memorable: es un medio tiempo que vuelve a explotar el amor de Ana por The Cure pero con un desarrollo y un estribillo  que no terminan de despegar.

En cualquier caso, y más allá de que Brujería no vuela todo el tiempo a la misma altura, La Bien Querida sigue demostrando con una cadencia creativa pasmosa su facilidad para componer pequeños clásicos instantáneos del pop en castellano.

 

Fairuz

Fairuz

Wahdon

We Want Sounds / Popstock!

ÉTNICA

7

A sus 83 años Fairuz es una leyenda viva de la música en el mundo árabe. En el momento de publicar Wahdon, reeditado ahora por el sello parisino We Want Sounds, la cantante y actriz libanesa tenía 44 años y había grabado ya alrededor de setenta discos, considerándose la cantante más relevante de la historia de su país. La Guerra Civil que había comenzado cuatro años antes en Líbano la sorprendió en medio de una frenética actividad de giras internacionales. A pesar de ello Fairuz se negó en todo momento a abandonar su tierra, aunque en paralelo también se negó a actuar en directo allí a modo de protesta hasta la finalización de la Guerra Civil en 1990.

Wahdon se graba en los estudios de EMI en Grecia con ese caldo de cultivo, pero no puede considerarse a este disco un álbum de canción protesta. Al contrario, Wahdon se mueve a medio camino de la música tradicional y un sorprendente sonido disco (adaptado al gusto del Medio Oriente). Especialmente destacado en ese sentido es un tema como Al Bostah, que se considera un clásico de la música de baile en Líbano y sus países limítrofes.

 

Joan Shelley

Joan Shelley

Like the River Loves the Sea

No Quarter / Popstock!

FOLK

8

Para grabar su quinto largo la artista deLouisville se ha marchado a los Ionó y Greenhoue Studios en Reykjavik. Y allí, con la ayuda de las hermanas Þórdís Gerður Jónsdóttir y Sigrún Kristbjörg Jónsdóttir interpretando cello, violín y viola, se ha empapado de la conexión que Islandia tiene con la naturaleza. El resultado es un trabajo que profundiza en las conexiones entre naturaleza y las relaciones emocionales, tal y como el propio título del disco da a entender.

Like the River Loves the Seaes posiblemente el álbum más austero de Joan Shelley. Y sin embargo nada aquí suena tacaño o carente de los elementos precisos para tocar el corazón. Un ilustre como Nathan Salaburg es el encargado de pulsar las seis cuerdas y el vecino de Shelley, Will Oldhan, aparece para poner contrapunto vocal en un par de piezas y aportar lustre a un trabajo que se fija y vuela a la altura de referentes como Sandy Denny o Judy Collins.

 

Mourn

Mourn

Mixtape

Subterfuge

ROCK

6

El todavía joven cuarteto catalán abre una nueva etapa con la publicación de este disco para el sello Subterfuge. La disputa legal que truncó en buena medida su progresión hace unos años ha quedado definitivamente atrás, y lo lógico sería pensar que, aunque a Mourn aún les queda muchas cosas por hacer en el mercado internacional, ha llegado el momento de crecer dentro de su propio país, factor esencial para la supervivencia de cualquier banda profesional que tenga a España como centro de operaciones.

El primer movimiento en ese sentido es la publicación de este disco que desde el propio título no engaña: es Mixtapeun disco menor, casi un capricho, y la excusa para que la recién reformada banda se active de nuevo en directo. Y para ello lo que han hecho es recurrir a una serie de canciones favoritas: The Cure, Hüsker Dü, The Replacements, Echo and the Bunnymen, dEUS, Come… Bandas todas ellas que revelan un gusto que poco tiene que ver con el de la mayoría de jóvenes de su edad y que la banda afronta con la fogosidad y buen hacer interpretativo que les caracteriza.

 

Shannon Wright

Shannon Wright

Providence

Vicious Circle

CANCIÓN

8

Pertenece Shannon Wright a una generación de cantautoras fascinante, mayormente criadas en el post-grunge, con discografías sin tacha a lo largo ya de dos décadas e injustamente olvidada: las Julie Doiron, Nina Nastasia, Tara Jane O’Neil, Lisa Germano o ella misma. La de Florida dio sus primeros pasos musicales al frente de Crowsdell, pero lleva Instalada en Francia desde hace ya unos cuantos años.

Cuenta ya con más de una decena de álbumes firmados con su nombre, incluido uno junto a Yann Tiersen en 2004 que posiblemente supuso su punto de popularidad más alto. Fiel a sí misma, Shannon Wright nunca ha antepuesto la popularidad o un mayor número de seguidores a la brutal sinceridad de sus canciones. Y eso vuelve a ser así en este Providence, un álbum especialmente crudo, levantado exclusivamente a partir del piano y en el que su ya de por si melancólica escritura se convierte en puro desgarro.

 

Temples

Temples

Hot Motion

ATO / [PIAS]

PSICODELIA

7

A diferencia de las grandes formaciones clásicas que abordaron la psicodelia como un ejercicio de suma colectiva que buscaba expandir su universo sonoro, los principales referentes del género en la actualidad son en realidad bandas con una única cabeza pensante que trabaja encerrada en su propio estudio a tiempo completo. Es el caso de Temples, en realidad el vehículo que el británico James Bagshaw utiliza para dar rienda suela a su creatividad apoyándose en una banda a la hora de girar por  escenarios de todo el mundo.

Bagshaw -que recientemente ejerció de productor del disco de nuestra Anni B. Sweet en un importante giro sonoro en la carrera de la malagueña- ha cocinado estas once canciones oscureciendo levemente la propuesta de Temples, pero sin perder nunca de vista el alma rabiosamente pop de este proyecto.

Es un tercer disco que sin perder de vista el lugar del que viene el grupo, de alguna forma ha optado por similar solución que Tame Impala para asegurar la continuidad del proyecto: apostar por un sonido más electrónico y descargar así de responsabilidades al resto de la banda. Mientras le salgan canciones tan bonitas como You’re Either or Something no hay problema con ello.

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