Chvrches, discurso feminista con vocación 'mainstream'
Chvrches
Chvrches
Love Is DeadUniversalTECHNO POP6/10Love Is Dead
Con su segundo álbum, Every Open Eye, Chvrches lanzaron un órdago: abandonar la senda de lo independiente en la que hasta ese momento se habían manejado, fijándose en el camino que Taylor Swift había marcado con su disco 1989. El resultado, aunque obviamente no terminó de poner de acuerdo a todo el mundo, fue un disco de techno-pop, sensibilidad “emo” y melodías vibrantes catalogado “para todos los públicos”.
En un intento por llevar un poco más allá su progresiva conquista del mainstream, los escoceses han abandonado en su tercer álbum la comodidad de su estudio y laboratorio de ideas en Glasgow para irse a los Echo Studios en Los Angeles. Allí se han registrado discos, de entre otros artistas de la “primera divisón” del pop, Sia, Take That, Lily Allen, Lana Del Rey, Shakira o P!nk.
Muchos de ellos y otros tantos más han trabajado con Greg Kurstin, que aparece aquí como coproductor junto al británico Steve Mac y el propio grupo. Meses atrás se especuló con la implicación del ex Eurythmics David A. Stewart en este disco. Lo cierto es que su nombre no aparece en los créditos.
El resultado de esta consciente huida hacia delante por la vía del mainstream provoca algunos momentos bochornosos en Love Is Dead, la balada inane Really Gone o el tratamiento de la voz en Miracle, queriendo hacer de Lauren Mayberry una diva pop que, definitiva (y afortunadamente), no es.
Más allá de los detalles puntuales y de un tratamiento sonoro que resulta excesivo y chirriante en su obsesiva demanda de atención por parte del oyente, el principal problema del conjunto de estas trece canciones es que melódicamente se encuentran unos cuantos pasos por detrás de lo que Chvrches exhibieron en sus dos anteriores entregas.
Y en ese sentido, al margen de justificaciones teóricas como la mutación del grupo en banda con conciencia política, Love Is Dead resulta un trabajo fallido precisamente por el mismo motivo por el que sus precedentes llamaron la atención de los aficionados al techno-pop en todo el mundo. Punto.
Fatoumata Diawara
Fatoumata Diawara
FenfoMontuno / Wagram / Popstock!WORLD MUSIC8/10Fenfo
Nueve años ha tardado la cantante, nacida en Costa de Marfil de ascendencia maliense, en dar continuidad a Fatou, debut con el que se ganó la atención de los aficionados a los sonidos provenientes del continente negro. Entre medias, además de aparecer en la gran pantalla en películas como Timbuktu o como protagonista del documental Mali Blues, Diawara ha jugado a explorar nuevas vías para la música tradicional junto al músico francés -M- en un notable disco colectivo.
En Fenfo vuelve a unir fuerzas con -M-, acreditado aquí como productor y guitarrista con su nombre real, Matthieu Chedid. Pero el segundo disco de Fatoumata Diawara, grabado en Mali, Burkina Faso, Barcelona y París, supone en líneas generales un retorno a las raíces, que no por ello le impide seguir mirando hacia adelante.
Invitados ilustres como Salif Diarra, Mokhtar Samba, Etienne Mbappé o Toumani y Sidiki Diabaté aportan sus instrumentos tradicionales a un disco que no renuncia a la electricidad y a los recursos que le proporciona el estudio. Kanou Dan Yen, por ejemplo, por momentos amenaza en transformarse en un ejercicio de música de club. Es la manera en que Diawara lanza un pulso a los sonidos que vienen de África en 2018. Y lo gana.
Mary Lattimore
Mary Lattimore
Hundreds of DaysGhostly International / Popstock!WORLD MUSIC / ELECTRÓNICA8/10Hundreds of Days
Echar un vistazo al currículo de Mary Lattimore quita el hipo. En la última década, en el tiempo que ha tardado en darse a conocer en el circuito musical norteamericano, su arpa ha sonado en discos de Jarvis Cocker, Thurston Moore, Kurt Vile, Ed Askew, Steve Gunn, Sharon Van Etten, The Clientele o Meg Baird, entre muchos otros.
Pero, más allá de una fructífera carrera como músico de sesión, la de Los Angeles lleva un tiempo publicando discos bajo su propio nombre en sellos tan reputados como Thrill Jockey o Ghostly International, que es precisamente donde ve la luz este Hundreds of Days.
Que un sello de corte eminentemente electrónico como Ghostly International ponga en la calle el disco de una arpista no deja de llamar la atención, pero tiene su parte de lógica. Más allá de la exquisita interpretación de Lattimore, en estas siete piezas instrumentales hay una importante labor de producción con recursos y elementos que proceden del terreno de la electrónica. Ese tratamiento convierte a Hundred of Days en algo así como un álbum de ambient con protagonismo absoluto de los instrumentos tradicionales. Los pacientes tendrán premio.
Ojo Último
Ojo Último
El núcleo duro IIAutoeditadoELECTRÓNICA MESTIZA7/10El núcleo duro II
Ojo Último es Sergio de Pablo, un músico madrileño que en el pasado estuvo vinculado a Elbicho y formó parte de bandas que se han movido en el subsuelo del pop y el rock de la capital. Su currículo es importante para poner en perspectiva este trabajo en el que colisionan diferentes tradiciones musicales: la electrónica de club, el folklore (esencialmente latino) y, por supuesto el pop y el rock de autor.
De hecho, el proyecto de Ojo Último surge tras un periodo de tránsito, reflexión e inmersión en México. A su vuelta a Madrid, Sergio graba El núcleo duro, una colección de quince canciones, la mayor parte desarrollos largos, que ha dividido en tres bloques y están viendo la luz progresivamente desde hace unos meses. Al tiempo que eso ocurre el proyecto va madurando también en directo, donde, tal y como ha podido verse en su actuación de las Fiestas de San Isidro 2018, cada vez toma una forma más teatral y enloquecida.
Con las dos primeras entregas ya publicadas, podemos también llegar a ciertas conclusiones al respecto de esta ambiciosa trilogía. A saber, que Ojo Último viene a ser a la escena alternativa de 2018. Algo similar a lo que Pony Bravo significaron hace unas cuantas temporadas: irreverente, catárquico, excesivo y, por encima de todo, alucinógeno. Pero a diferencia de aquellos -y en la línea de su amiga y puntual compinche Le Parody- Sergio es capaz de convertir su experiencia en algo muy cercano a una rave multicultural.
Es cierto que con una selección algo más exigente de toda esta colección de canciones podría surgir un disco rotundo y menos disperso. Pero, con todo y con ello, su propuesta es suficientemente singular como para demandar poderosamente una escucha.
Ryley Walker
Ryley Walker
Deafman GlanceDead Oceans / Popstock!ROCK8/10Deafman Glance
Dos trabajos colaborativos, junto con Charles Rumback y Bill MacKay, le han servido Ryley Walker para reflexionar sobre su propia obra y aportar nuevos matices a un trabajo que siempre ha estado cargado de ellos. En realidad, mutar manteniendo la esencia original es algo que Walker lleva haciendo prácticamente desde el momento en que se dio a conocer con un disco publicado por Tompkins Square. Sello cancerbero de la música tradicional norteamericana de ayer y de hoy.
Con la ayuda del propio Bill MacKay en la guitarra, el batería jazz Mikel Avery o uno de los componentes de Bitchin Bajas (Cooper Crain) al teclado, los nueve temas que componen Deafman Glance tienen un aire contemplativo que poco a poco deja atrás el espíritu progresivo de su disco más reconocido hasta la fecha: Primrose Green (2015).
Como aquel puñado de músicos, vecinos de Walker, que durante la década de los noventa pusieron desde Chicago sobre la mesa una nueva sensibilidad musical a la que se dio en llamar post-rock, la música de Walker se desenvuelve ajena a corsés y reivindicando el legado de Red Krayola, el folk británico, Jandek o el rock canterburyano. El resultado de todo ello es un álbum que, tomando el título de una obra teatral experimental de Robert Wilson -lo que por sí sólo da el tono del disco-, resulta extrañamente liviano a pesar de lo trabajado de sus composiciones.
Tracyanne & Danny
Tracyanne & Danny
Hundreds of DaysMerge / Popstock!POP8/10Hundreds of Days
Es escuchar Home & Dry, el tema con el que arranca este debut de Tracyanne & Danny, y descubrirse el pastel: la inconfundible voz de Tracyanne Campbell (Camera Obscura). Permite situar inmediatamente este proyecto paralelo en el que se deja acompañar de Daniel Coughlan (Crybaby).
Con Camera Obscura durmiendo el sueño de los justos -su último disco, Desire Lines, data de 2013- este proyecto no sólo nos devuelve la inconfundible forma de entender el pop de Campbell, sino que de alguna forma la libera de la presión que en los últimos años tal vez maniató a la formación de Glasgow, con niveles de aceptación cada vez más grandes.
El resultado es un disco que los fans de Camera Obscura reconocerán por su ascendencia genealógica, pero que cuenta con la frescura que asociamos a todo debut. Con un ilustre como Edwyn Collins figurando como productor, en Hundreds of Day encontramos twee pop del bueno, suntuosos arreglos de viento y cuerda, y nostalgia de un tiempo en que Eurovisión era bastante más que un desfile de mamarrachos.
Los preciosos duetos vocales nos devuelven a los primeros discos de Camera Obscura o a los mejores trabajos de sus conciudadanos Belle & Sebastian. Los aficionados al género no se sentirán defraudados, y los neófitos posiblemente descubran un filón.