Elvis Presley, o cómo el Rey del Rock acabó desplomado en su trono
1936, Tupelo (Misisipi). Gladys y Vernon duermen en una pequeña casa de madera cuando, de repente, escuchan un fuerte estruendo en el exterior. Creen que aquel ruido procede de un tren que se dirige hacia ellos a toda máquina, por lo que deciden “salvar” a su pequeño hijo tirándolo por la ventana. Lo que les despertó, en realidad, era un tornado. Uno de los más más destructivos en la historia de los Estados Unidos. No obstante, a pesar de que murieron más de 400 personas, aquel niño sobrevivió. De no haber sucedido así, el mundo no sabría quién es Elvis Presley.
Red West, amigo de la familia, es quien cuenta la historia anterior. Es una de las muchas que aparecen en Elvis Presley: buscador incansable, un documental producido por HBO y estrenado el pasado jueves en Movistar+ que ahonda en facetas inexploradas del que acabaría convirtiéndose en el Rey del Rock. Se trata de un relato dirigido por Thom Zimny (que ya contó los inicios de Bruce Springsteen) dividido en dos partes, las cuales hablan de dos Elvis distintos: el primero es uno seductor, imparable y motivado por la fama que consiguió en poco más de un año; mientras que el segundo es uno rendido a los clubes nocturnos, a las drogas y al Hollywood más comercial.
Al igual que muchas otras figuras de la música, Elvis tampoco queda exento de controversias, de luces y sombras, de una vida sobre el escenario y otra fuera de él. Para dar fe de todo aquello, Zimny decide contar con los testimonios de reconocidos músicos como Tom Petty, Bruce Springsteen o Emmylou Harris, pero también con historiadores, directores de discográficas e incluso con allegados al cantante. Es el caso de su primera pareja, Priscilla Beaulieu, a la que sacaba diez años y conoció cuando esta solo tenía 14.
Música negra cantada por un blanco
“Cuando tenía tres o cuatro años, me separé de mis padres en la iglesia, fui al frente del coro y empecé a cantar”, recuerda Presley en una de las entrevistas que aparecen en el documental. La apropiación cultural no la creó Rosalía: siempre estuvo ahí, y el del Rey del Rock es otro de los muchos casos sujetos a la eterna discordia. De hecho, la primera vez que le escucharon por la radio pensaban que era un cantante afroamericano.
Sin embargo, la predilección de Elvis por la música negra no llega a partir de una elaborada campaña mercantil (eso llegaría después), sino del ambiente sureño del que se nutrió en Tupelo. Mientras Estados Unidos vivía bajo el paraguas racista alimentado por Theodore Roosevelt, el cantante permanecía ajeno a toda aquella segregación. Fue esto lo que, siendo niño, le permitió traspasar las barreras del color en una época dividida. “Si ponías la radio escuchabas góspel, si cambiabas escuchabas country, si cambiabas escuchabas blues, si cambiabas escuchabas el programa de domingo noche”, explica Bruce Springsteen en la obra haciendo referencia al entorno del artista.
Vivir en una zona rural tampoco dejaba muchas otras opciones que no fuera la de ir a la iglesia para escuchar góspel, un estilo musical que, al margen de sus connotaciones religiosas, buscaba la integración a base de energía y sentimientos. “Los cánticos eran los pilares de la música. Tenían ritmo, golpes fuertes… En las iglesias estaban las bases de las bandas de rock and roll”, asegura en el filme Bill Ferris, profesor especializado en historia de la música.
La tendencia continuaría años después en otra ciudad: Memphis. Elvis se mudó allí cuando solo tenía 13, y descubrió el que era el punto de encuentro para mucha gente que salía de las plantas sureñas de algodón. Concretamente, fue la calle Beale Street la que sirvió de escaparate para grandes figuras de la talla de B.B. King o Johnny Ace. Nada de esto pasaría desapercibido para el de Misisipi.
Presley esperó hasta los 19 años para ponerse a prueba delante de un productor. Y no lo hizo con uno cualquiera, sino con Sam Phillips, fundador del sello Sun Records que incluye a Rufus Thomas o The prisoners, entre otros. “No entraba en el estudio ni pedía una audición, pero no paraba de pasar por delante del escaparate”, recuerda el encargado de la firma.
Su primer sencillo fue That’s all right, el cual acabó convirtiéndose en todo un éxito a través de los programas radiofónicos más conocidos de Memphis. Transformó el estilo bluegrass en lo que después sería llamado rock and roll. “No es que lo inventara, para eso ya tenemos a Little Richard o Joe Turner. Elvis no hacía eso. Lo que hacía era diferente: metía toques de country, metía toques de góspel blanco… Lo convirtió en música popular”, considera Tom Petty.
Tras meditarlo mucho, Presley abandonó Sun Records y se puso a las órdenes de un nuevo representante: el coronel Tom Parker. Sabía que no hablaban el mismo idioma en cuanto a creatividad, pero era la única opción para entrar en el mercado nacional, para aparecer en televisión y para firmar con el gran sello RCA. “El Coronel siempre pensaba en el merchandising, en la mercancía. Eso es lo que Elvis era para él y RCA”, afirma en el reportaje Ernst Jorgensen, escritor y productor discográfico.
El góspel como cura para un alma marchita
“Cuando su madre murió le dejó vacío. Nunca volvió a estar completo como antes”, señala Nik Cohn, escritor especializado en rock. La triste noticia llegaba poco antes de que Elvis fuera llamado para realizar el servicio militar en Alemania. Según Priscilla Beaulieu, allí fue donde “empezó con los estimulantes para sobrellevar el ejército, el frío y las noches solitarias”, algo que también combinaba con la música. “Siempre que pasaba por un momento difícil recurría al góspel en búsqueda de transcendencia y de paz”, añade.
La segunda parte de Elvis Presley: buscador incansable es la más negra, la que marca al coronel Tom Parker como el principal responsable de su decadencia y de su venta al por mayor. La estrella que antes levantaba pasiones con cada movimiento de cadera, la que aspiraba a entrar en el cine como el nuevo James Dean o Marlon Brando, quedó relegada a la servidumbre en clubs de Las Vegas. Fue entonces cuando intentó mantener el nivel sobre el escenario recurriendo a las sustancias que descubrió durante sus años de militar: las drogas.
El 16 de agosto de 1977 Elvis Presly apareció muerto en Graceland, su mansión de Memphis. Tenía 42 años, pesaba 130 kilos y en su cuerpo encontraron restos de catorce drogas diferentes, todas ellas, según Priscilla Beaulieu, recetadas legalmente por el médico George Nichopoulos. Muchos de sus fans se negaron a aceptar la noticia y empezaron a difundir teorías conspirativas sobre su existencia, pero era real. El Rey del Rock se había acabado. Aun así, como deja patente el documental, su legado permanece escrito con mayúsculas en la historia de la música.