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El escaso efecto de las restricciones del bando de Fallas para alejar las carpas de edificios protegidos

La carpa instalada junto al Mercado de Colón

Carlos Navarro Castelló

“No pueden instalarse ni carpas, ni mercadillos, ni puestos de alimentación, ni urinarios, etc. Sin perjuicio de aquello que se pueda determinar para algunos edificios o zonas de especial protección, esta área abarca hasta los 8 metros en los espacios libres o viarios a contar desde la fachada principal y hasta 3 metros en espacios libres o viarios en el resto de fachadas del BIC”.

Así reza el apartado 15.1 del bando de Fallas en lo referente a las condiciones que deben cumplir las diferentes instalaciones.

Como informó eldiario.es, esta era una de las novedades más destacadas de la normativa que regula todo lo relacionado con la actividad en la ciudad durante las fiestas.

El texto añade que “atendiendo este régimen, coherente con la necesidad de proteger el patrimonio histórico, en la autorización de cualquier puesto, instalación o quiosco de carácter provisional, se tendrá en consideración los entornos o las visuales respecto a los monumentos más importantes, como por ejemplo la Lonja o el Mercado Central”.

Sin embargo, estas novedades encaminadas a proteger el patrimonio histórico de la ciudad en la práctica han tenido un efecto más bien discreto. Al respecto, fuentes de Cultura Festiva han comentado que recibieron informes de la Concejalía de Patrimonio con los edificios protegidos que se debían de controlar y que todas las carpas instaladas cumplen con la normativa puesto que la distancia de tres metros es a contar desde las fachadas, no desde otros elementos como pudiera ser un vallado.

Esto es lo que ha permitido a comisiones como Conde Salvatierra-Cirilo Amorós-Mercat de Colón o Serrans-Plaça dels Furs mantener la ubicación habitual de sus instalaciones.

En el primero de los casos, la carpa se encuentra en una calle peatonal aledaña, pegada al vallado del Mercado, edificio declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en el año 2007.

La asociación de vendedores ha trasladado un escrito a la empresa munipal Aumsa, propietaria del inmueble, advirtiendo de que tapona uno de los seis accesos al recinto: “nuestra preocupación es la seguridad de los clientes y nosotros tenemos la obligación de informar de estas cuestiones al Ayuntamiento, a partir de ahí son ellos los que deben decidir si procede adoptar decisiones”.

Por su parte, el presidente de la comisión, Vicente Fuster, se ha mostrado sorprendido por la problemática puesto que llevan muchos años poniendo la carpa en la misma ubicación. Fuster ha asegurado que cuentan con todos los permisos y que nadie desde el Ayuntamiento o desde otra entidad les ha comunicado que exista problema alguno.

En el caso de Serranos, la carpa está en un vial junto a una de las torres. Entre esta y el pretil del foso hay una pequeña acera, pero la distancia a la fachada de las Torres es muy superior a los tres metros que exige el bando.

Con una de las más afectadas, la de la plaza del Mercado Central, desde Cultura Festiva han comentado que en su día “hubo reuniones para cuidar el entorno y se ha trabajado para que las ubicaciones respeten el patrimonio”. Por este motivo, la verbena se ha desplazado más hacia la calle de Bolseria.

Además, el Ayuntamiento ha instalado un vallado para proteger el acceso principal de la Lonja del botellón y ha lanzado un decálogo de “recomendaciones para disfrutar de unas Fallas responsables”.

El concejal de Cultura Festiva y presidente de la Junta Central Fallera, Pere Fuset, ha presentado este martes el texto. “Todos hemos de poner nuestro granito de arena para aprovechar todo el potencial de nuestras fiestas con los mínimos riesgos”, ha subrayado Fuset.

Tal como señala el texto del decálogo, sus recomendaciones son “fruto del consenso de las entidades sociales más representativas de la ciudad y de las comisiones falleras”.

El decálogo recoge diferentes aspectos de la vivencia de las fiestas de Fallas: desde el cuidado del mobiliario urbano, hasta el uso responsable del material pirotécnico, el consumo de bebidas o las actitudes de respeto a los horarios de actividades así como al desarrollo de los actos programados.

También incide el documento en la importancia de hacer uso del transporte público, y del consumo responsable de productos en paradas de venta ambulante.

Además, se recogen consejos sobre el alojamiento durante las fiestas (para las personas no residentes en la ciudad), y sobre la compra y el contrato de servicios y productos.

El decálogo concluye con dos apartados, dedicado el primero al reciclaje de residuos, que es importante todo el año, pero especialmente en estas fechas en que el consumo se incrementa en todos los aspectos.

Y, finalmente, se subraya la necesidad de hacer “unas fiestas para todos y para todas sin exclusión y sin discriminación: unas Fallas inclusivas en las que no se produzcan actitudes de racismo, sexismo o faltas de respeto a la integridad de todas las personas, opciones sexuales o sentimientos religiosos”, ha señalado el concejal Fuset.

“Uno de los principales valores de las Fallas es su capacidad de cohesionar la diferencia y de hacer piña”, ha concluido el concejal Pere Fuset. La presentación del decálogo ha contado con la presencia de representantes de todas las entidades colaboradoras del texto.

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