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Europa define su política en el Mediterráneo con el control fronterizo como bandera

Varias personas rescatadas por los servicios de salvamento italianos llegan este miércoles a Salermo (Italia). / Efe.

Gabriela Sánchez / Laura Olías

“No podemos seguir mirando hacia otro lado”. “Ya no valen las palabras, hay que actuar”. “Ya no existen coartadas”. “Hemos dicho demasiadas veces 'nunca más”. De las declaraciones de intenciones de las autoridades europeas parece deducirse de nuevo un punto de inflexión. Dicen estar dispuestos a cambiar para reducir el número de muertos en el Mediterráneo, pero de sus propuestas no se desprenden modificaciones sustanciales.

Entre 2010 y 2014, 9.014 personas perdieron la vida en las aguas del mar Mediterráneo. En 2015 las cifras se disparan. Cerca de 1.600 han fallecido en su intento de llegar a Europa en lo que va de año. Tras el último naufragio en las costas de Libia, en el que murieron más de 700 refugiados y migrantes, la Unión Europea prometió cambiar. Otra vez. Este jueves las autoridades comunitarias abordan una cumbre extraordinaria con el objetivo de pactar una serie de iniciativas para frenar “las tragedias”, un término cuestionado por muchos. Las tragedias, recuerdan los críticos, no se pueden evitar ni tienen responsables. Estas muertes sí, aseguran, pero con un cambio de enfoque de las políticas migratorias como bandera, según exigen las ONG consultadas.

La vigilancia fronteriza ha primado hasta el momento en la política migratoria de la Unión Europea, pero el documento de propuestas acordadas el pasado lunes y el nuevo borrador que servirá de base para la cumbre extraordinaria que se celebrará este jueves no adelantan un giro de tuerca. A la inexistencia de vías legales de entrada para potenciales refugiados, se suma un impulso de la vigilancia fronteriza, similares a las que llevan aplicándose durante décadas, a aquellas que no han logrado cesar ni las muertes, ni las llegadas de inmigrantes o solicitantes de asilo a las costas comunitarias.

Estas son algunas claves para entender qué se va a discutir en la reunión de las autoridades europeas, qué parece quedarse fuera y cuáles son los puntos que, según los organismos internacionales y ONG consultadas, serían imprescindibles para lograr un descenso de esas muertes que avergüenzan. Para lograr que ese “nunca más” entonado acabe por ser cierto.

Una palabra clave: rescate

De la hoja de ruta que se obtenga este jueves hay una palabra obligatoria, según han anunciado multitud de organizaciones humanitarias: el rescate. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y las ONG Save The Children, Amnistía Internacional y Médicos Sin Fronteras, entre otras, han exigido a los estados miembros de la Unión Europea una misión de salvamento y rescate capaz de hacer frente a la emergencia migratoria en el Mediterráneo. “El foco debe estar en salvar vidas, es un imperativo moral para Europa”, han enfatizado a eldiario.es desde Acnur. Se trata de una medida que, aseguran, habría que aplicar de forma urgente como solución a para frenar a corto plazo las muertes migratorias.

Los estados miembros se reunieron el pasado lunes partiendo de un documento que incluía de forma explícita la palabra rescate. El primer punto del borrador establecía la duplicación de los fondos de la Agencia Europea para la Gestión en las Fronteras (Frontex) con un objetivo: apoyar la búsqueda y rescate en el Mediterráneo. Sin embargo, el texto definitivo eliminó la referencia expresa a las labores de salvamento. Todas las operaciones, añadía el texto, estarían enmarcadas en el “mandato de la agencia”, es decir, la vigilancia de fronteras.

La cumbre de este jueves parte de un nuevo documento en el que se ha vuelto a integrar la palabra “rescate” pero mantiene la mención al “mandato de Frontex”, una contradicción, según fuentes diplomáticas consultadas por este medio.

El objetivo de Frontex: control fronterizo

La Agencia Europea de Fronteras lo reconoce: no está diseñada para realizar funciones de salvamento marítimo. Su mandato y prioridad es “impedir las entradas clandestinas”. Las embarcaciones de su operación Tritón llevan a cabo labores de rescate si se encuentran una nave en apuros o si reciben un aviso de auxilio, como lo hacen otras naves pesqueras o comerciales. Si avistan o se aproximan a personas en peligro, acuden a su rescate, pero no están diseñados con este fin.

“Los salvamentos en gran escala a cargo de barcos mercantes conllevan muchos más riesgos, lo que subraya la necesidad de una operación humanitaria profesional”, ha alertado Amnistía Internacional en un informe publicado este miércoles. Citan varios episodios donde la muerte de las personas que intentaban ser rescatadas podría estar relacionada con esta escasa especialización. El 8 de febrero de 2015, tras una llamada de socorro, los guardacostas italianos se adentraron en alta mar y soportaron temperaturas glaciales para rescatar a 105 personas que viajaban en un bote atestado.

“Para mantenerlos en calor les hicimos dar vueltas dentro de la cabina, pero fue todo muy difícil… Me sentí totalmente furioso: salvarlos y luego ver cómo morían así”, afirmó un enfermero de la Guardia Costera. Fue insuficiente: aunque ya habían sido rescatadas, 29 personas murieron de hipotermia a bordo.

Si las autoridades europeas decidieran crear una operación de rescate real –con una operación específica para salvar vidas y con los recursos necesarios–, se saldría del “mandato original de Frontex”, incluido en el borrador de las iniciativas discutidas en la cumbre de este jueves. Las organizaciones especializadas mencionan otra posibilidad por la que muchas sienten preferencia: realización de una operación independiente con recursos y fondos europeos y coordinada por la Marina Italiana. Una 'Mare Nostrum' financiada por la Unión Europea.

¿Cuánta financiación?

La aportación extra de fondos europeos aún está por concretar. El borrador del que partirán las negociaciones en la cumbre extraordinaria menciona, de forma provisional, doblar los fondos de dos operaciones de Frontex para el presupuesto de 2015–2016: Tritón (hasta ahora centrada en la vigilancia marítima en Italia) y Poseidón (control fronterizo en costas griegas e italianas).

En el caso de cumplir este propósito –los estados miembros sustituyeron la referencia a “duplicar” la financiación por “aumentarla” durante el encuentro anterior–, el dinero destinado a ambos operativos continuaría siendo inferior que los fondos con los que contaba Mare Nostrum, centrada únicamente en salvar vidas en aguas del Mediterráneo. El presupuesto con el que cuenta actualmente solo Tritón es tres veces menor que el invertido por el Estado italiano en la paradigmática operación cancelada en octubre de 2014 por falta de apoyo europeo.

Refugiados

La timidez y falta de concreción caracterizan el punto con una misión más humanitaria: el programa piloto y voluntario de reasentamiento de refugiados en Europa. En el primer borrador del decálogo aparecía la cifra de 5.000 reasentamientos, pero esa alusión desapareció de los diez puntos que aprobaron los ministros europeos el lunes. La misma cantidad, como poco, es la que recoge de nuevo el borrador de los temas en discusión para la cumbre de este jueves.

Para Acnur, que ha alertado del aumento de personas desplazadas por la guerra y la persecución entre los que intentan alcanzar Europa, el compromiso que surja del encuentro debe ser “firme” y eso pasa por “que haya un número significativo de reasentimientos”, explica Rosa Otero, portavoz de la institución en España. Europa acoge solo al 14% de los refugiados en el mundo, por lo que desde Naciones Unidas esperan que la apuesta europea esté a la altura del mayor número de refugiados de la historia desde la Segunda Guerra Mundial.

La “reubicación de emergencia” de refugiados entre los diferentes estados también queda a la espera de una decisión de los 28. A pesar de que las costas de países que baña el Mediterráneo reciben la llegada de los migrantes y refugiados, muchos de ellos se trasladan hacia países con más “facilidades” para solicitar asilo. Alemania volvió a situarse en 2014 como el mayor receptor de peticiones de protección internacional de la UE, seguido de Suecia, Italia y Francia. En la cumbre extraordinaria, los países tendrán que demostrar el nivel de compromiso con los que se ven obligados a abandonar sus hogares. En comparación con Italia, con 170.000 solicitudes de asilo, España recibió en 2014 9.500 peticiones.

Captura y destrucción de barcos

Los 28 países de la UE enarbolan la detección de los traficantes como la política estrella para acabar con los miles de fallecimientos a orillas del viejo continente. Para ello, la captura y destrucción de las embarcaciones que transportan a estas personas hasta Europa es una de las prioridades, afirmó el ministro español de Interior Jorge Fernández Díaz. “Actuar en el país de origen”.

La destrucción de los buques ha sido una de las medidas que más ha dado que hablar. La misión “será civil y militar”, afirmó la portavoz de Inmigración de la Comisión Europea, Natasha Bertaud, después de la reunión de los ministros de Asuntos Exteriores y de Interior de la UE. El borrador previo a la reunión del Consejo de Europa apuesta por que las naves sean destruidas “antes de que sean utilizadas por los traficantes”.

Según ha afirmado el ministro de Asuntos Exteriores José Manuel García Margallo, una actuación militar de estas características requiere o el aval de Libia –con un estado fallido en la actualidad– o el aval de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU (del que España es miembro no permanente) autorizando el uso de la fuerza.

El objetivo de la UE con esta medida es acabar con las pocas embarcaciones con las que cuentan los traficantes en Libia. La portavoz de la Comisión Europea advierte del peligro que genera esta “escasez” en alta mar, donde se han dado casos en los que los traficantes han obligado “a punta de pistola” a las personas que rescatan a los pasajeros a devolver los barcos, para así poder volver a usarlos en un nuevo trayecto. “El objetivo es poner fin a esto y evitar que los traficantes exploten a los inmigrantes de esta forma”, ha dicho Bertaud.

Pagar a países africanos para “evitar salidas”

Financiar a países africanos para que refuercen su control fronterizo. En un primer momento se mencionó la posibilidad de alcanzar acuerdos con dos estados: Túnez y Egipto, cuyos sistemas de asilo presentan claras deficiencias, según Amnistía Internacional. A la lista de posibles gobiernos con los que negociar se han unido Níger, Malí y Sudán.

Las autoridades europeas parecen respaldar la propuesta italiana, adelantada por eldiario.es, de apoyar económicamente a países africanos para potenciar sus sistemas de vigilancia fronteriza con el objetivo de “evitar la salida de inmigrantes” de sus orillas con dirección a Europa. Su razonamiento: si no salen, no se mueren.

La mayoría sean refugiados, sin embargo, no cuentan con otro modo de acceder a la protección europea. Amnistía Internacional denuncia estos procesos de “externalización de fronteras” cuando existen dudas sobre el respeto de los derechos de los inmigrantes a la hora de cumplir los encargos comunitarios.

“A las dudas de la rapidez y del respeto a los derechos humanos de una operación marítima de ambos países, se suman los débiles o inexistentes sistemas de asilo de estos países”, sostiene María Serrano, portavoz de Amnistía Internacional.

Vías legales de entrada

Una de las medidas más demandadas por las organizaciones humanitarias y por instituciones como Acnur y la Agencia por los Derechos Fundamentales de la UE (FRA) –siempre después del rescate para hacer frente a la emergencia– se ha quedado fuera de cualquier referencia en los borradores previos a la cumbre del jueves: las vías legales de entrada a Europa.

Los dirigentes europeos insisten en la necisidad de actuar “en el origen”, de ahí la propuesta de acabar con las embarcaciones de los traficantes y la cooperación en los países empobrecidos (sin detallar en los borradores). Sin embargo, no hay mención alguna a facilitar que los que sufren –los sirios que viven su quinto año de guerra civil, los eritreos perseguidos, los somalíes, los centroafricanos y un largo etcétera de nacionalidades que soportan la violencia generalizada– encuentren un lugar seguro en la UE.

El comisario de Inmigración Dimitris Avramopoulos sorprendió en su toma de posesión del cargo con “un discurso mucho más ambicioso, garantista y liberal de lo esperado”, recogía Amparo González Ferrer en la revista de Cuadernos 'Fronteras y Mentiras'. Llegó a decir: “La migración legal es la mejor forma de combatir la migración ilegal”. Desde esas palabras al presente nada ha cambiado en la práctica. La FRA recordó en un reciente informe que es “imposible” para estas personas viajar legalmente a la UE, así que no tienen otro remedio que ponerse en manos de redes que trafican con personas y jugarse la vida en el Mediterráneo.

Desde Acnur confían en que las alternativas legales de entrada, como el reasentamiento, los visados humanitarias y otras soluciones innovadoras, estén presenten en las discusiones de este jueves.

De lo contrario, dice la FRA, Europa seguirá recogiendo testimonios como el de uno de los 28 supervivientes del naufragio del domingo, un ciudadano de 30 años procedente de Zambia que vio un pesquero abarrotado por casi un millar de personas y no pudo quedarse en tierra: “Vi que el barco estaba repleto de personas, pero no pude echarme atrás. El viaje ha sido tremendo. Todos hacinados, con poca comida y agua. Me salvé sólo porque estaba en cubierta”, explica. Cerca de 800 personas no lo lograron.

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