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El auge de partidos xenófobos contrasta con la opinión cada vez más favorable de los europeos hacia los inmigrantes

Imagen de archivo. Europa perderá población en las próximas décadas si no crece la inmigración

Icíar Gutiérrez

Les une el rechazo a la inmigración, la islamofobia o la retórica nacionalista. Los mensajes políticos, a menudo, están calcados. Han logrado establecerse con fuerza en gobiernos y Parlamentos de más de una decena de países de la UE. Ahora tienen en su punto de mira las elecciones al Parlamento Europeo que se celebran entre el 23 y el 26 de mayo. La última encuesta oficial del Parlamento Europeo pronostica que el grupo Europa de las Naciones y de las Libertades, que agrupa al antiguo Frente Nacional francés, la Liga de Italia y otras formaciones de extrema derecha, obtendrá 62 escaños, 25 más que en la actualidad.

Sin embargo, el aumento del apoyo a los partidos que defienden abiertamente posturas xenófobas en Europa contrasta con la opinión mayoritaria que los ciudadanos de la UE tienen sobre los inmigrantes. Un estudio reciente del Centro de Políticas de Migración (MPC) del Instituto Universitario Europeo concluye que “al contrario de lo que se cree”, las actitudes hacia la inmigración en Europa no son cada vez más negativas.

“Más bien, son sobre todo estables y, en los últimos años, se han vuelto más positivas”, señala el grupo de investigación con sede en Florencia, que ha analizado los datos de 17 países europeos y del sur del Mediterráneo, entre los que hay encuestas nacionales e internacionales, así como sondeos publicados por empresas desde 2010. Los países europeos estudiados en profundidad son Austria, Francia, Alemania, Grecia, Hungría, Italia, Malta, España y Suecia.

Entre 2014 y 2018, de acuerdo con los eurobarómetros examinados por los expertos del MPC, en toda la Unión Europea ha disminuido el número de personas que tiene una opinión negativa hacia los inmigrantes comunitarios.

Asimismo, en todos los países europeos analizados menos en dos, Hungría y Suecia, también se ha reducido la visión negativa hacia los inmigrantes que proceden de fuera de la UE. El estudio evidencia que los ciudadanos comunitarios son siempre más aceptados que los que provienen de otras partes del mundo.

Con los datos examinados, los investigadores descartan que se haya producido un aumento del rechazo a la población extranjera en Europa y que esta sea una causa que explique el apoyo a partidos de extrema derecha. “La gran estabilidad de las actitudes hacia la inmigración y los inmigrantes hace que el uso de estas variables para explicar los cambios en los sistemas de partidos europeos en los últimos años -en particular el surgimiento de los llamados partidos de 'derecha radical populista'- sea poco convincente”.

La tendencia generalizada de las opiniones negativas es a la baja y se mantiene en niveles similares. Desde el MPC apuntan que tampoco “se ven afectadas” por la denominada “crisis de los refugiados” de 2015, cuando más de un millón de personas, la mayoría refugiadas sirias, arribaron a las costas europeas. Desde entonces, las cifras de llegadas irregulares se han reducido drásticamente. En 2018, se situó en las 141.472 personas.

España, uno de los países más promigración

Suecia y España presentan las menores cifras de rechazo, en torno al 40%. En la otra cara de la moneda están Grecia y Hungría, con el mayor porcentaje de opiniones negativas, por encima del 80%. España también se encuentra junto a Francia y Alemania entre los países en los que el número de quienes se oponen a la inmigración está disminuyendo, de acuerdo con el estudio.

Preguntados sobre “si les gustaría tener a un inmigrante como vecino”, el porcentaje de los encuestados españoles que responde que no es del 8%, por delante de Suecia (4%). Esta cifra es menor que la de otros países como Alemania, en torno al 19%. En Líbano y Palestina se dispara al 40%. No obstante, un 53% de la población en España cree que los trabajadores nacionales deben tener prioridad en el mercado laboral sobre los extranjeros, algo que los autores consideran que puede deberse a las tasas de desempleo.

Para un 54%, la inmigración es positiva para la cultura

El grupo de investigación analiza otra variable, qué es lo que los europeos destacan a la hora de recibir migrantes en sus países, según datos de la encuesta social europea, un estudio en el que participan alrededor de 30 países del continente. Las competencias laborales y la alta cualificación profesional “se consideran importantes pero no tanto”. Menos del 25% de los encuestados ven fundamental venir de un país con legado cristiano y menos del 15% opinan lo mismo de ser blanco. Sí es mucho más mayoritaria la opinión (80%) de que es importante “el compromiso con el estilo de vida nacional” o la capacidad de hablar el idioma local.

¿Y qué opinan los europeos sobre los efectos de la inmigración? Más de la mitad, el 54%, cree que tiene un impacto positivo en la cultura. Le sigue los que piensan que tiene buenas consecuencias para la economía nacional. “La delincuencia es el único ámbito en la que la mayoría, el 54%, ve el efecto de la inmigración como negativo”, sostiene el MPC en su estudio.

En general, quienes tienen actitudes más positivas hacia la inmigración son las personas más jóvenes, las mujeres, las que tienen un título universitario, las que viven en una zona urbana, las que confían en las instituciones de su país o en los demás, las que se sienten seguras y las que utilizan Internet a diario. Del otro lado, algunos de los factores que contribuyen al rechazo son ser mayor, no haber estudiado en la Universidad, tener dificultades para llegar a fin de mes o percibir altos niveles de corrupción en el propio país.

“El uso frecuente de Internet reduce el miedo a la inmigración”, concluye el grupo de estudios. También subraya que entablar amistad o trabajar con inmigrantes, vivir en un país con prosperidad económica o con mayores niveles de formación aumenta la visión positiva hacia los mismos. “Los niveles más altos de nacionalismo están asociados con una mayor oposición” al fenómeno, indican. Otro factor en este sentido son los medios de comunicación: a medida que reflejan una visión negativa, las actitudes hacia la inmigración también van en esta línea.

El aumento de la importancia como asunto político

Si bien la visión en Europa sobre quienes llegan de fuera es estable, lo que sí ha cambiado en los últimos años es la importancia que tiene el tema para los europeos cuando se les pregunta sobre qué asuntos creen que afectan más a su país. “Como tema, se ha vuelto mucho más importante”, recalca en declaraciones Tobias Metzner, responsable del programa del MPC para el Mediterráneo.

El mayor repunte en este sentido, de forma generalizada, se dio después del aumento de las llegadas en 2015. A partir de ese año, en la gran mayoría de los países decae, como también lo hace el número de migrantes que arribaron a las costas europeas.

Para los investigadores del MPC, este aumento de quienes perciben la inmigración como una cuestión política importante es lo que “beneficia explícitamente a los partidos anti-inmigrantes que, en tal clima, son capaces de tentar a los conservadores a alejarse de sus partidos”. Así, el informe concluye que, cuando se considera que la inmigración es muy importante, los votantes con actitudes preexistentes en contra de la llegada de migrantes tienen más probabilidades de cambiar su voto a este tipo de formaciones que cuando sobresalen las cuestiones económicas o sociales.

“Existe una correlación entre el aumento de la retórica política contra la inmigración y el aumento de la importancia de la misma”, señala Metzner. Sin embargo, matiza que aún no se puede afirmar “si estos partidos políticos están haciendo que el tema de la inmigración sea más importante o si están respondiendo a una cuestión cada vez más importante”.

Sin embargo, una encuesta realizada por YouGov y el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR) revela que a los ciudadanos del Sur y del Este de Europa les inquieta más la emigración que la inmigración. Los encuestados, además, mostraron más preocupación por asuntos como la corrupción, el nacionalismo, el terrorismo o el cambio climático que por la inmigración.

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