Gente sin casas, casas sin gente. ¡No se entiende!

Cuando Rosalba llegó al local de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Barcelona estaba hundida en una depresión y el sentimiento de culpa y fracaso la embargaba. El pequeño negocio con el que llevaba 20 años manteniendo a su familia ya no les permitía sostenerse. Su hijo mayor cursaba el último año de universidad y no podrían hacer frente a la matrícula, por lo tanto no podría acabar los estudios ya que le negaban la beca. La hipoteca se había vuelto inasumible y Nova Caixa Galicia le dijo que la desahuciarían y se quedaría con una deuda de por vida. Luis en cambio no puede hacer frente a su alquiler. Desde hace meses su familia vive con 426€. Los adultos en su casa han renunciado a hacer tres comidas en favor de los más pequeños. Hoy en día se trata más de llenar la tripa que de alimentarse, nos cuenta.

En las asambleas de las PAHs escuchamos con mucha frecuencia historias como la de Rosalba o Luis, a madres y padres que antes de dejar de pagar la hipoteca o el alquiler se han privado de cubrir sus necesidades básicas, te cuenta alguien “he estado alargando la leche de mi hija con agua durante unos meses hasta que he decidido que ningún piso vale más que nuestro bienestar”.

En los medios de comunicación hemos visto muchas veces la dureza de los desahucios, cada vez que salen los datos del Consejo General del Poder Judicial tenemos noticias que hablan de cifras, de más de 400.000 familias desahuciadas desde 2008, pero detrás de esas frías cifras hay menores, hay adultos, hay ancianas que sufren un tortuoso proceso con un grave impacto en su salud y especialmente en la infancia. Familias, personas que han sido abandonadas por la Administración, personas que ven sus derechos violados con total impunidad y que solo pueden rehacerse y sobrevivir gracias al apoyo mutuo, a la ciudadanía organizada.

Vivimos en el Estado de la UE con más vivienda vacía (3,5 millones), que más desahucia y con el parque público de vivienda más pequeño (1% cuando la media europea ronda el 18%). Ante esto, el gobierno de Mariano Rajoy se ha dedicado a legislar respondiendo a los intereses de las entidades financieras en detrimento de la ciudadanía. Éstas políticas que son cortinas de humo, como el Código de Buenas Prácticas, generan empobrecimiento y desigualdad, condenando a familias a la economía sumergida y la exclusión social. La única opción que se abre para tener un techo es el realojo a través de la Obra Social de la PAH o la ocupación.

Desde la PAH llevamos más de seis autotutelando nuestro derecho a la vivienda y haciendo propuestas legislativas que han sido sistemáticamente bloqueadas por la mayoría del PP, por la falta de voluntad política de instituciones secuestradas por el poder financiero.

Con la ILP catalana, aprobada por unanimidad en julio en el Parlament de Cataluña, la ahora ley 24/2015 legislamos para protegernos de éstas situaciones injustas. Ahora toca aplicarla, que ninguna Rosalba ni ningún Luis sufran desahucios, que ninguna Aurora vea sus suministros cortados, que la deuda hipotecaria no condene a Jordi a una deuda de por vida. En las próximas semanas veremos si Cataluña se convierte en el primer territorio libre de desahucios, cortes de suministros y deudas de por vida.

Urge un cambio legislativo a nivel estatal. Con un nuevo escenario, ante las elecciones generales y el posible cambio de gobierno y correlación de fuerzas, la PAH lanza una nueva campaña para incidir en el período electoral y poner la vivienda en el debate, en la agenda política y mediática. Con la campaña Exigencias PAH queremos conseguir la propuesta de ley y el compromiso de aplicación en los primeros meses del nuevo gobierno de cada partido político que se presente a las elecciones generales.