Muchos de nosotros estábamos deseando que llegaran las vacaciones de Semana Santa para disfrutar de unos merecidos días de descanso. También los niños las esperaban con ganas. Son diez días de parón escolar muy necesario para los pequeños, la gran mayoría de ellos estaba el jueves pasado esperando que sonara la campana de salida del colegio para correr a un destino emocionante.
Es un periodo del año con muchas opciones para disfrutar y esta vez nos acompaña un tiempo maravilloso. Habrá familias que pasen la Semana Santa viendo procesiones, otras bañándose en la playa. Se prevé un 80 por ciento de ocupación hotelera en la costa. También están llenas las estaciones de esquí y, por supuesto, los viajes a otro país o incluso a Disneyland París. Todas las opciones son una experiencia para los niños.
La Dirección General de Tráfico prevé 13,5 millones de desplazamientos este año, una cifra todavía muy inferior a la del año 2008, cuando hubo 15,6 millones. ¿Qué pasa con esos más de dos millones que no van a ir a ningún sitio? ¿Qué pasa con las más de 700.000 familias pobres en España? ¿Qué pasa con todos esos niños que se tendrán que quedar en su casa intentando no gastar ni un duro durante las vacaciones?
Pues esos niños no lo entienden. Ellos, como los demás, también quieren ir de vacaciones. Los últimos días del colegio oían cómo sus compañeros contaban sus planes para estas vacaciones. Sus amigos verían ciudades nuevas, se bañarían, visitarían a amigos o familiares, en definitiva, harían algo diferente.
Pero los niños que se quedan en casa sin vacaciones no han dejado de preguntar a sus padres que dónde irían ellos, por qué ellos no tienen ningún plan. A muchos les cuesta entenderlo porque sus padres están sin trabajar, están en paro y por lo tanto tienen tiempo libre. Para otros será distinto, sus padres tendrán que trabajar todo el tiempo por un salario que no les da para los gastos mínimos, cuanto menos para irse de vacaciones.
¿Pero cómo responder a un niño de entre 4 y 10 años cuando te pregunta por qué él no puede ir de vacaciones y sus amigos sí? ¿Cómo podemos contarle a un niño que él no tiene los mismos derechos que otros niños de su edad? ¿Cómo decirle que mientras otros niños hacen grandes viajes y van a Disneyland, él no puede ni salir a tomar algo a una cafetería, que sus padres no tienen ingresos suficientes, que casi no se pueden permitir comprar lo necesario para comer? Y ¿cómo explicarles que la única razón es que unos pocos acumulan la riqueza que debería estar mejor repartida?
Estos niños volverán al colegio y tendrán que pasar por el trago de la asamblea, que es el espacio donde cada niño tendrá que contar donde ha pasado las vacaciones y qué ha hecho. Pero ellos no tendrán nada que contar. ¿Podemos ponernos en la piel de un niño que tendrá que oír durante una mañana cómo han disfrutado sus amigos mientras él permanece callado? Para ellos es muy difícil comprender la desigualdad, tienen un gran y lógico sentido de la justicia y la igualdad. Todos tenemos derecho a irnos de vacaciones, a descansar y disfrutar de cosas diferentes y, sobre todo, los niños tienen derecho a su momento de protagonismo al contar sus vacaciones en la asamblea del colegio. Quieren tener las mismas oportunidades y no ser diferentes. Quieren ser como los demás.
Sobre este blog
¿Ricos más ricos y pobres más pobres? Nuestra sociedad está llena de brechas que incrementan las diferencias entre unos y otros. (Des)igualdad es un canal de información sobre la desigualdad. Un espacio colectivo de reflexión, análisis y testimonio directo sobre sus causas, soluciones y cómo se manifiesta en la vida de las personas. Escriben Teresa Cavero y Jaime Atienza, entre otros.
