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Luis de Guindos, un fichaje para el rescate

El ministro de Economía, Luis de Guindos.

Rodrigo Ponce de León

“Nadie es imprescindible, y además no creo en la figura del político de la cuna hasta la tumba”. Luis de Guindos, (Madrid, 1960), ministro de Economía avisaba así en una entrevista en el diario ABC que su intención en la segunda legislatura de Mariano Rajoy estaba fuera de Moncloa y más cerca de Bruselas.  

Su nombramiento este miércoles como candidato a la vicepresidencia del Banco Central Europeo viene a culminar un objetivo del que se cree merecedor tras sus papel en el rescate financiero de España y la negociación de las prórrogas del déficit con la Comisión Europea. “He hecho aportaciones con humildad, he puesto mi granito de arena y en el aspecto económico la verdad es que no ha salido mal”, declaraba en la misma entrevista. 

Seguidor declarado del Atlético de Madrid, apasionado del tenis, “El fichaje”, como le llamaban sus compañeros de consejo de ministros por su negativa a afiliarse al Partido Popular, es licenciado en Ciencias Económicas, técnico comercial y economista del Estado. Esta independencia ante el partido no era obstáculo para ser un fijo en los seminarios y publicaciones de FAES, el think tank del expresidente del Gobierno José maría Aznar, ni le ha impedido ir subiendo peldaños en su carrera impulsado por sus participaciones en los sucesivos Ejecutivos populares.

Inicio su carrera en AB asesores, cantera de múltiples directivos que han sido parte de los años de vinos y rosas del mundo financiero. En 1996, con José María Aznar en la presidencia del Gobierno fue nombrado director general de Política Económica y Defensa de la Competencia para pasar en 2002 a ser secretario de Estado de Economía, gracias a su mentor Rodrigo Rato, con el que años después protagonizó una de las imágenes más claras del concepto freudiano de matar al padre.

Política económica aznarista

Fueron los años de la desregulación del suelo, del supuesto milagro económico y de la burbuja inmobiliaria que desembocaron en una de las mayores crisis que ha sufrido España. A pesar de sus cargos en esta Administración, Guindos siempre se ha mostrado ajeno a las repercusiones negativas de los años de la política económica del aznarismo.  

En el ínterin de la toma de Moncloa por Jose Luis Rodríguez Zapatero no tuvo problemas ni reparos en abandonar la política en 2004 para convertirse en presidente de Lehman Brothers, epítome del descalabro financiero. Posteriormente ocuparía la presidencia de Nomura y fue responsable de Servicios Financieros de PricewaterhouseCoopers, además de dar muestras de su capacidad de relación al conseguir un puesto en los sillones de los consejos de administración de Endesa Chile, Unedisa, Logista y BMN, esta última fue una de las entidades rescatadas en la crisis financiera. 

La llegada de Mariano Rajoy al poder en 2011 le colocó en el trono que siempre había ansiado antes de saltar a Europa, el Ministerio de Economía. Era el momento para aplicar sus ideas descritas en el libro España, claves de prosperidad, editado por FAES en 2010 y coordinado por Guindos donde se recogen “los ejes sobre los que se cimentó la etapa de mayor bonanza económica de la historia reciente de España”: austeridad en el gasto público, libre mercado, creación de empleo y dinamismo empresarial. 

Sus buenas relaciones con el entramado financiero en Europa le sirvieron para lidiar con la tarea encomendada: salvar el sistema bancario español con un rescate que solicitó a la Unión Europea y que anunció el 9 de junio de 2012, un sábado. En las maniobras para el rescate bancario tuvo que sacrificar a su padre político, Rodrigo Rato, entonces presidente de Bankia, hoy condenado a cárcel por las tarjetas black y pendiente de otros juicios, como la salida a Bolsa de la entidad financiera.

Coste del rescate

A pesar de que Guindos aseguró que el rescate no costaría un euro a los españoles la factura supera los 60.0000 millones de euros, una cifra que no evitó que el ministro de Economía se pusiera la medalla como salvador de la economía española en su libro de memorias, España amenazada. El banco malo, SAREB, que se creó para albergar los activos inmobiliarios tóxicos de la banca española en crisis nunca ha terminado de funcionar correctamente. Ese año el diario Financial Times lo calificó como el peor ministro de Economía europeo.

Hábil en las negociaciones, altanero en el Parlamento. Siempre se ha enorgullecido de ser el ministro que más veces ha comparecido en el Congreso a petición propia para explicar las actuaciones de su cartera ministerial.

El logro de conseguir renegociar una prórroga en los objetivos de déficit para que no penalizaran a España o su visión personal del papel que jugó en la salvación financiera le sirvió para pedir a Rajoy un impulso internacional en su carrera. Sus anhelos europeos ya se habían visto frustrados en 2015 cuando aspiraba a presidir el Eurogrupo (una especie de consejo de Ministros de Finanzas y Economía de la zona euro). El apoyo de Merkel, a través su ministro de Finanzas, Wolfang Schaüble, no fue suficiente para derrotar al candidato socialista holandés Jeroem Dijsselbloem

En su gestión al frente del Ministerio sacó adelante una nueva Ley Hipotecaria, más transparente y defensora de los derechos de los consumidores pero insuficiente para frenar las cláusulas abusivas, una nueva Ley Concursal, para evitar que las empresas entren en procesos de insolvencia, una Ley de Unidad de Mercado, rebajada por el Tribunal Constitucional, o una Ley de Segunda Oportunidad, que ha pasado con más pena que gloria.

Otras fuentes del Partido Popular recuerdan que no todo han sido parabienes en el camino de Guindos. Entre otras cosas, remiten a su falta de compromiso con el partido y sus intentos continuos de abandonar la política, pero siempre bien colocado, sus continuas broncas con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y la crisis en la que metió al Gobierno de Rajoy con el intento de colocar al exministro de Industria José Manuel Soria en el Banco Mundial tras dimitir por el escándalo de los papeles de Panamá.

El hundimiento del Banco Popular y su venta por un euro al Santander y las acusaciones de manipulador de Rodrigo Rato en la comisión de investigación del rescate financiero han venido a enturbiar los últimos meses de interregno para saltar al cielo de las finanzas europeas.

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