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Rato hace en el Congreso su juicio paralelo al caso Bankia: la culpa fue del Banco de España y de Luis de Guindos

Rodrigo Rato, en su comparecencia en el Congreso.

Belén Carreño

Rodrigo Rato, el hombre que lo fue todo en la economía española, ha tenido hoy su oportunidad para redimirse ante la opinión pública de su papel en la formación de la burbuja de crédito y en la caída de Bankia. Rato ha comparecido ante la Comisión de Investigación del rescate financiero en el Congreso, donde ha podido dar su versión de cómo se llegó al rescate de Bankia, banco que dirigía hasta mayo de 2012, cuando está a punto de abrirse el juicio oral en el que la Audiencia Nacional le juzgará por estafa a los inversores. En una hora de comparecencia, Rato articuló un discurso en el que repartió las culpas sobre la catástrofe financiera de la entidad, con dos protagonistas significativos: el Banco de España y, sobre todo, Luis de Guindos, otrora su amigo y del que llegó a ser jefe. El rifirrafe con los diputados se extendió durante más de cuatro horas con duras críticas.

Respecto al supervisor financiero, Rato lo utilizó como escudo para recordar que le había dado todos los vistos buenos para la salida a bolsa de la entidad y las cuentas. También aseguró que la entidad había forzado la integración de Bancaja en Bankia, una de las razones que agravó la situación de la antigua Caja de Ahorros de Madrid. Pero su intervención fue virando sorprendentemente hacia la responsabilidad y el papel del actual ministro de Economía, Luis de Guindos, al que fue situando en el centro de la diana como responsable de la precipitación del rescate y de la quiebra de la entidad.

Con un claro resquemor, Rato recordó que Guindos le había exigido su dimisión (cuando inicialmente se dijo que se había ido de forma voluntaria), lo que en su opinión provocó la debacle bursátil de la entidad. Luego prosiguió explicando cómo las leyes que aprobó (conocidas como Guindos I y Guindos II), los tempos que manejó o las declaraciones públicas que realizó sobre las necesidades de capital de las entidades bancarias fueron, en su opinión, las que habían agravado el estado de la entidad.

En un momento determinado, el exvicepresidente dio a entender que el Gobierno de Rajoy había solicitado el rescate completo de España, y que finalmente “solicitó el único rescate que le ofrecieron”. El Partido Popular dio su apoyo inicialmente a Rato hasta que saltó el escándalo de las tarjetas black. Rato tuvo que terminar abandonando el partido y hoy ha tenido su oportunidad para devolver parte del trato recibido por sus excompañeros de Gobierno y bancada. Hasta llegó echar en cara la reciente decisión del Estado de vender un 7% de Bankia “precipitadamente” por debajo de su valor en libros.

La acusación más grave llegó cuando aseguró que Luis de Guindos le llamaba al despacho para explicarle las valoraciones que estaba haciendo “la competencia” de Bankia, encuentros que según Rato “se ocultaron al Banco de España”, en particular a Miguel Ángel Fernández Ordóñez, conocido como MAFO. Según Rato, esos competidores “fueron los grandes receptores de los fondos que salieron de Bankia cuando se hizo la nacionalización”. El exvicepresidente aprovechó para sacar pecho de que bajo su gestión no hubo fuga de capitales, haciendo referencia a que sí había pasado en el caso de Banco Popular o en las entidades catalanas después del 1-O.

Mafo, cercano al PSOE y sobre el que se han descargado muchas de las culpas de la crisis financiera, aparece en la versión de Rato casi como un títere al que el Gobierno no tuvo en cuenta en la decisión del rescate. En el turno de réplica con el diputado de UP Alberto Garzón, Rato se reafirmó en que el Gobierno de Rajoy había mantenido apartado al Banco de España del rescate, en el que Mafo no había participado “la única vez en la historia” en la que se piden ayudas públicas sin la evaluación del supervisor. Con todo, el expolítico también le achacó que su gestión de la supervisión financiera en 2005 había acabado por inflar la burbuja financiera.

La actitud de Rato fue en todo momento de aplomo, manejándose en el Congreso con la libertad de cuando era la mano derecha de José María Aznar y muy alejada a la que mantiene cuando tiene que acudir a la Audiencia Nacional. De hecho, elevó notablemente el tono cuando empezaron las réplicas a los diputados. La primera diputada en intervenir, Ester Capella de ERC, recibió una dura reprimenda por parte del exvicepresidente que le dijo que no pensaba “consentir insultos” como que le acusaran de haber sido un político condenado ya que la condena por las black es de un periodo de tiempo en el que no era político. Rato está siendo investigado por la ONIF, por Hacienda y por la Fiscalía por un presunto delito de blanqueo de capitales que sí se remontaría a su época como vicepresidente. Esta investigación fue la que causó las famosas imágenes del vicepresidente siendo escoltado por agentes de aduanas. Cuando Garzón habló de esta investigación, Rato declaró que “he pagado todos mis impuestos” y que lo que tiene abierta con Hacienda es una discusión sobre el uso de unas “sociedades profesionales” como otros muchos españoles. “En cuatro años no han sido capaces de tomarme declaración”, zanjó.

Pero en el turno de réplica al diputado del Partido Popular, Miguel Ángel Paniagua, Rato decidió explayarse y acusar directamente al ministro de Economía de haber iniciado la filtración sobre la investigación que le tenía abierto el Sepblac al digital Vozpópuli, en concreto a su actual director, Miguel Alba. Además del chivatazo para que hubiera cámaras en la puerta de su casa, también se filtró que Rato se había beneficiado de la amnistía fiscal que promovió el Partido Popular.

Trato a diputados

Rato, que como es lógico no puede contestar así al fiscal ni los abogados en los juicios, se ensañó con la diputada a la que dijo que si sus acusaciones no eran también delictivas al menos eran moralmente no admisibles. También se desquitó con dureza con Toni Roldán, el diputado de Ciudadanos, al que llegó a decir que le estaba pidiendo “incumplir la ley”. “Usted es diputado, debería saber algo de leyes”, se mofó. En un momento determinado, le contestó al diputado Alberto Garzón que no se iba a callar lo que sabe ya que “llevo cinco años callando” dejando muy claro el porqué de su actitud en el Congreso, que retransmitía en abierto por la web la sesión.

Precisamente, la intervención de Roldán causó una importante trifulca no solo con Rodrigo Rato. También se enfrentó la presidenta de la Comisión, la diputada de Coalición Canaria Ana Oramas. Roldán asegura que no estaba de acuerdo con el formato (en el que no hay un interrogatorio clásico de pregunta respuesta sino varios turnos de réplica y contestación con cada diputado). Oramas le recordó que se había pactado así con los grupos después de ver que no era práctico el interrogatorio en otra de las comparecencias y, sobre todo, porque con este sistema los propios diputados hablan más y pueden fijar posición. En el inicio de su intervención, el diputado del PSOE, Pedro Saura cargó contra las críticas de Roldán y aseguró que la decisión se tomaba por unanimidad.

En un momento de su intervención, Saura le llegó a llamar “presunto delincuente compulsivo”, intervención que Oramas pidió que se borrara del diario de sesiones, a lo que se negó el diputado socialista.

Su época como político y en el FMI

Rato es el hombre al que se le atribuyó el “milagro económico” de la época de Aznar, pero ahora comparece condenado por las tarjetas black y pendiente del juicio por el caso Bankia. El político llegó media hora antes del inicio de la comisión y se sentó en la mesa de comparecientes, evitando así en cierta medida a los periodistas.

El exvicepresidente económico y exdirector gerente del FMI decidió articular su comparecencia en varias etapas. Rato es, sin duda, el personaje clave para explicar la crisis financiera en España. Desde su primer papel como vicepresidente económico entre 1996 y 2004, ya que fijó muchas de las leyes, en especial con la Ley del suelo, que luego fueron caldo de cultivo para la formación de la burbuja. Después, con su rol como director gerente del FMI, precisamente en los años en los que se forjó la crisis, abandonando la organización con los primeros síntomas de crisis en 2007 en Estados Unidos. Y luego, en su tercer papel protagonista, como presidente de Bankia, entidad que terminó por conducir a la quiebra y el rescate y principal exponente del rescate financiero al suponer el primer montante de dinero público que se destinó a un banco.

Rato comenzó describiendo su etapa como ministro de Economía con el contexto de España de finales de los noventa y las normas particulares para salvaguardar a la banca. También desgranando los éxitos de esa etapa, esa en la que el Partido Popular recordó durante años como la del “milagro económico”. Como cabe esperar, hubo una total ausencia de autocrítica, con Rato recordando la crisis con la que el Ejecutivo de Aznar tomó las riendas del Gobierno, y asegurando que muchas de las reformas en marcha se quedaron sin hacer ante la llegada de Zapatero al Gobierno.

La segunda etapa en la que el expolítico conservador estructuró su ponencia arrancaba en su llegada al FMI en 2004. También en esta ocasión, Rato hizo arqueología en las formas en las que se gestionaba el Fondo antes de su llegada para exculpar que el organismo, bajo su mandato, no fuera capaz de detectar la burbuja que se estaba formando en varios países. Rato descargó en la burocracia y en la “falta de herramientas” la incapacidad del organismo para atajar la crisis, ya que en aquella época se dedicaba especialmente a vigilar a países emergentes que eran los que, según sus palabras, habían dado problemas hasta la época.

“No vimos indicios”, asegura Rato, pese a que también recordó el famoso episodio de la reunión de banqueros centrales de Jackson Hole (EEUU) en la que Alan Greenspan habló de la “exuberancia irracional” que se estaba viviendo en los mercados.

“El FMI es uno de los pocos organismos que trabajan para reducir el déficit democrático”, aseguró Rato en una encendida defensa al organismo que representó. El FMI hizo una auditoría sobre su gestión de la crisis en 2011 en la que señaló algunos fallos. Aunque Rato señaló esta auditoría no enumeró los fallos que se habían detectado y tan solo habló de “oportunidad perdida” en 2006 cuando cambió la política de tipos de interés.

La tercera etapa de la intervención la inició ya con el inicio del estallido de la burbuja en España. En junio de 2010, explicó Rato, se le llamó para acudir al Banco de España donde se le pidió que se integrara a Bancaja.

La comisión del Congreso que investiga la crisis financiera, el rescate bancario y la quiebra de las cajas de ahorros examina a partir de este martes el papel de los gobiernos de Aznar y Rodríguez Zapatero en la gestación y eclosión de la crisis, con la comparecencia de sus ministros económicos Rodrigo Rato, Pedro Solbes y Elena Salgado.

Rato ha sido el primero en acudir al Congreso después de que la Audiencia Nacional confirmara el pasado octubre su procesamiento por el caso Bankia, al entender que existen indicios de que como presidente del banco conocía “las presuntas falsedades” en las cuentas empleadas para la salida a bolsa de la entidad.

De hecho la Audiencia Nacional remitió el mes pasado al Congreso los informes periciales que se han manejado durante la instrucción para que puedan ser analizados por los diputados.

Hoy también acudirá al Congreso el que fuera presidente de la CNMV entre 2007 y 2012, Julio Segura, y cerrará la sesión, a partir de las 18.30 horas, el 'número dos' de la ex ministra de Economía socialista Elena Salgado, José Manuel Campa.

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