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La banca ensaya hipotecas verdes ante el aluvión de reformas de viviendas que traerá el plan de recuperación

Obras de construcción de viviendas en Bilbao

Diego Larrouy

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Hipotecas verdes y un ambicioso plan para reformar viviendas y mejorar su eficiencia energética. A priori, son dos procesos separados. El primero es el negocio que está ensayando la banca con sus ofertas iniciales en este sentido. El segundo es uno de los compromisos que el Gobierno ha incluido en el Plan de Recuperación y Resiliencia para obtener los fondos europeos. Sin embargo, en la práctica, ambos fenómenos están condenados a confluir en el tiempo. En la medida que más viviendas cumplan con las normas de eficiencia energética, los bancos ampliarán un negocio que todavía está en ciernes.

El Gobierno ha aprobado este martes, en su último Consejo de Ministros antes del descanso estival, uno de estos primeros planes enfocados a la rehabilitación de viviendas. Lo ha anunciado Teresa Ribera, vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica. El plan estará dedicado a los municipios de menos de 5.000 habitantes y se movilizarán fondos entre el Gobierno central y las comunidades para subvencionar la mejora de la eficiencia energética de viviendas situadas en estas localidades, fomentando también la transición hacia soluciones que no estén basadas en combustibles fósiles.

Tras este plan se sucederán en los próximos meses y años los proyectos que tiene comprometidos el Gobierno con Bruselas, generando un aliciente al incipiente mercado de las hipotecas verdes. La premisa inicial de estos préstamos parte de tener unas condiciones que incentiven la compra de viviendas con una mayor eficiencia energética. Mediante un menor tipo de interés o eliminando determinadas comisiones, se premiaría a las casas más sostenibles. Esto redundaría en un ahorro de costes para el hogar mediante la reducción del consumo energético y, por tanto, más recursos para devolver el crédito.

Sin embargo, en la práctica, el negocio está en una fase tan incipiente que todavía es posible encontrar préstamos tradicionales con mejores condiciones que los que ofrecen las entidades que han apostado por las hipotecas verdes y sin algunas obligaciones exigidas. Por ejemplo, hay bancos que limitan a 15 años el plazo de devolución de estas hipotecas sostenibles, mientras que la media en el sector es de 25 años.

La oferta no es muy amplia hasta la fecha, pero algunos bancos han ido posicionándose en este negocio, ante un previsible crecimiento futuro. Hasta hace no mucho este producto era ofrecido únicamente en el nicho de la banca ética, pero ahora también la gran banca ha comenzado a promocionarlo. En las últimas semanas se ha unido Bankinter, la por ahora quinta entidad del país, que ha presentado una oferta para hipotecas destinadas a la compra de viviendas nuevas con certificación energética A o de segunda mano y rehabilitadas a partir del sello B.

Antes que Bankinter, otros grupos habían dado sus primeros pasos en esta actividad naciente, aunque sin un modelo común. Algunos bonifican el tipo de interés de una hipoteca tradicional si la vivienda es sostenible; otros desarrollan un marco de condiciones específicas para estas casas y un tercer grupo elimina determinadas comisiones.

Santander fue el primero de los grandes bancos que lanzó un préstamo para viviendas sostenibles. En su caso, se trata de una rebaja en el tipo de interés con viviendas con certificación energética alta. BBVA y Sabadell se sumaron a finales del año pasado, aunque solo para hipotecas fijas. Bankinter elimina la comisión de apertura si la vivienda cumple con determinadas condiciones. Liberbank o Kutxabank también se han posicionado en el mercado.

El negocio ha comenzado a tomar forma en 2018, pero especialmente en los últimos meses. Su presencia es, por tanto, limitada en España y en el conjunto de Europa, con excepciones en países nórdicos como Noruega o Suecia. Uno de los problemas que encontraba hasta la fecha el sector es que no existe una concepción única de qué es una vivienda sostenible o qué es una hipoteca verde. Además, hay grandes diferencias en los distintos mercados en el parque de viviendas con la mayor calificación de eficiencia (etiquetas A o B). Según un informe de la agencia Fitch sobre este negocio de préstamos sostenibles, las viviendas susceptibles en territorios como Países Bajos alcanzan el 35%, mientras que en España apenas figura el 2%. Es decir, el mercado potencial para hipotecas verdes en estos momentos es mucho más bajo.

De hecho, como señalaba Fitch en su informe, prácticamente hay tantas nociones de qué es una hipoteca verde como países hay en Europa. Al no existir hasta la fecha un modelo común, han sido distintas patronales del sector a nivel comunitario las que han ido creando determinadas etiquetas verdes para este tipo de hipotecas, con el intento de que haya una concepción homogénea en el mercado.

Ese interés de los bancos por una etiqueta común no es meramente medioambiental, sino también de negocio. A menudo la actividad hipotecaria se financia con las conocidas como cédulas, unas emisiones de deuda respaldadas con estos contratos hipotecarios. En la medida en que exista un mayor número de préstamos considerados “verdes”, los bancos tendrán más opciones de emitir los conocidos como “bonos verdes”, que tienen otra serie de condiciones a la hora de captar inversiones.

Este tipo de emisiones de deuda, que deben especificar objetivos sostenibles, está al alza en los mercados, tanto que el propio Estado español ha anunciado que empezará a emitir bonos verdes en septiembre. Sin embargo, aunque existen etiquetas que avalan este tipo de emisiones, están realizadas con un esquema de autorregulación, lo que ha levantado cierta controversia. El propio BCE ha puesto en duda recientemente la utilidad de este tipo de bonos y ha reconocido que el “greenwashing” es un problema.

Nueva norma europea

Sin embargo, la Comisión Europea ha trazado recientemente, dentro de su objetivo de diseñar una taxonomía de sostenibilidad común para toda la UE, unas indicaciones de qué viviendas pueden ser susceptibles de ser consideradas verdes. En concreto, podrán serlo las que se encuentren entre el 15% más eficiente de cada país. En un principio la propuesta era más restrictiva y se limitaba únicamente a las viviendas con etiqueta A, según informó Expansión. Con ello, se abrió un abanico de posibilidades mucho más amplio para los bancos en España.

El EMF-ECBC es una organización que engloba a emisores de cédulas hipotecarias en toda Europa y que incluye a la Agencia Hipotecaria Española, donde participa la gran banca de nuestro país. Este grupo había desarrollado su propia etiqueta verde pero celebró la aprobación por parte de la Comisión de esta taxonomía. “Fortalecerá y acelerará la transición a una economía más sostenible con mayor inclusión social y transparencia del mercado, a fin de beneficiar a los consumidores, las instituciones crediticias y la economía en general”, señaló en un comunicado.

La citada agencia de calificación Fitch, en un informe centrado en este mercado de préstamos sostenibles, señalaba que las medidas que se habían ido poniendo en práctica en Europa durante el año pasado para intentar desarrollar este negocio eran “insuficientes”. Añadía que el parque de viviendas de Europa es “viejo” y que se necesitaba un impulso para mejorar su eficiencia energética. Se estima, con datos de la Comisión Europea, que el 75% de las viviendas son ineficientes. Por ello, celebraba los pasos que había dado Bruselas en la armonización de qué se considera “verde” para el desarrollo de este negocio.

Habiendo superado ese trámite comunitario, los bancos afrontan en los próximos años un contexto que va a impulsar la existencia de este tipo de créditos. El Plan de Recuperación y Resiliencia, con el que el Gobierno ha solicitado los fondos europeos tras la pandemia, contempla un ambicioso plan de rehabilitación de viviendas. El proyecto diseñado por el Ejecutivo contempla una inversión de 6.200 millones de euros entre 2021 y 2023, financiada con los fondos europeos, para este cometido. Esto incluye rehabilitar 1,2 millones de viviendas y construir 20.000 casas de alquiler social. La mejora de la eficiencia energética de edificios y viviendas abre la puerta a un mercado de hipotecas verdes mucho mayor.

El Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana, en el componente del Plan de Recuperación en el que se recoge este proyecto para la rehabilitación de viviendas, plantea que “se estimulará el desarrollo de financiación verde en colaboración con las entidades bancarias, contribuyendo con ello al impulso y la verificación de las actuaciones”. Es decir, la banca y su financiación verde jugarán un papel en la mejora de la eficiencia energética del parque de viviendas en España.

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