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La convocatoria de paro de los transportistas amenaza el consumo y reaviva la inflación

Paro de transportista en una imagen de archivo

Cristina G. Bolinches

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Es el 'golden quarter', el trimestre clave para todas las empresas de distribución, moda, alimentación y gran consumo. El 'black friday', el 'cyber monday', las Navidades y el inicio de las rebajas de invierno concentrados en unas semanas. Este año, además, se suma el Mundial de fútbol, que comienza el próximo 20 de noviembre. En total, menos de tres meses en los que las empresas confían en que los ciudadanos se olviden de la inflación y consuman. Y justo en ese momento, la plataforma de transportistas que ya golpeó la economía en marzo ha anunciado un nuevo paro indefinido.

La convocatoria de Plataforma para la defensa del sector de transporte de mercancías por carretera nacional e internacional –más conocida como Plataforma y encabezada por 'Manolín' Hernández, transportista afín a Vox– pone en jaque no solo a la industria y a la distribución, sino a toda la cadena de producción, independientemente de a qué se dedique. Sin embargo, como ha ocurrido en otros paros, es el sector primario, las tiendas de alimentación, los 'súper' y los hipermercados los que primero hacen visible una rotura de las cadenas de suministro. Por ejemplo, con las imágenes de estanterías y lineales vacíos. En marzo, con una convocatoria que duró dos semanas, solo el sector de los supermercados cifró el golpe económico en 130 millones de euros diarios.

Ahora, el paro que ha convocado esta asociación de transportistas llega en un momento vital para la economía. Con la inflación moderándose más en España que en el resto de países europeos y con el crecimiento económico empañado por los nubarrones de una posible recesión en el horizonte, un nuevo parón en las carreteras puede resultar determinante. De la convocatoria se han descolgado ya las principales asociaciones de transportistas: la mayoritaria Confederación Española del Transporte de Mercancías (CETM), UNO Logística, y este miércoles, las organizaciones territoriales de la Federación Nacional de Transporte (Fenadismer). Por su parte, CEOE, Cepyme y la asociación de autónomos ATA se desmarcaban también del paro, que “agravará la difícil situación económica en la que ya nos encontramos las empresas y la población en general”.

El Banco de España constató la factura de marzo

El antecedente es claro. El impacto de un paro del transporte de marzo ya lo constató el Banco de España, tanto en lo que se refiere a la inflación como al impacto en el crecimiento.

“En marzo, la tasa de variación interanual del índice armonizado de precios de consumo (IAPC) volvió a registrar un repunte significativo, de 2,2 puntos porcentuales, hasta el 9,8%”, refleja el Boletín Económico de la Institución correspondiente al primer trimestre del año. “El recrudecimiento de las presiones inflacionistas estaría reflejando directamente el impacto de la guerra, por la vía del encarecimiento de la energía. Pero también sería el resultado desfasado de la dinámica de aceleración de precios de los meses precedentes y de otros factores que guardan una relación indirecta con el conflicto bélico, como el desabastecimiento de algunos productos originado por la huelga del transporte de mercancías por carretera”.

En ese momento, el impacto económico concreto no era patente, pero sí la constatación de que afectaba. “La escasa evidencia disponible acerca de los efectos de la guerra sobre el producto de la economía cabe unir las dificultades para medir el impacto del cese de actividad al que algunas empresas se han visto obligadas como consecuencia de no poder disponer de determinados bienes que intervienen en el proceso productivo, debido al paro del transporte por carretera”, resumía el Banco de España al cierre de marzo. “En las últimas semanas del trimestre, los paros en el sector del transporte han dado lugar a alteraciones en las cadenas de distribución comercial de nuestro país. En conjunto, estos desarrollos habrían ocasionado una cierta ralentización en el ritmo de avance del PIB español en el primer trimestre del año”, recalcaba.

Unos meses después, al concluir junio y mirar hacia atrás, el Banco de España fue más tajante, al pronosticar un crecimiento del PIB en el primer trimestre del 0,3%, esto es, “1,9 puntos porcentuales por debajo de la cifra del trimestre previo, debido al fuerte descenso del consumo privado, que acusó el impacto de la guerra en Ucrania y de la huelga de transportes”, concluyó. 

En septiembre, el Instituto Nacional de Estadística (INE) revisó la evolución del PIB en el primer trimestre de 2022. Se contrajo un -0,2%. Paso atrás que se atribuyó al impacto de la pandemia, los paros del transporte y el inicio de la guerra de Rusia en Ucrania.

“La cadena alimentaria ya está gravemente tensionada”

El nuevo paro convocado por Plataforma –que ya amenazó con otra convocatoria en vísperas de las vacaciones de verano– provocó ya el lunes una reacción en cadena. Por un lado, el Gobierno, que pide a los transportistas que sean responsables y no se sumen a la convocatoria. “No nos podemos permitir un nuevo paro”, reconoció la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez. Por otro, por las asociaciones que, a diferencia de Plataforma, sí tienen representatividad en los órganos oficiales con los que se reúne el Ministerio. Y, sobre todo, por las principales organizaciones del campo, industria y distribución, que quieren evitar otro golpe a su actividad.

No es habitual que organizaciones como COAG y UPA –que representan al campo– firmen comunicados conjuntos con la patronal de la industria alimentaria (FIAB) y las asociaciones de supermercados y gran consumo (Aecoc, ACES, Anged y Asedas). También, con los representantes de bares y restaurantes, Hostelería de España y Marcas de Restauración. Organizaciones que, normalmente, están enfrentadas por la estructura de comercialización, los precios de venta y si se cubren o no los márgenes. 

Esta vez, sin embargo, todas están en contra del paro convocado por Plataforma. Aseguran que “la cadena alimentaria ya está gravemente tensionada por el complejo escenario internacional y destacan los daños que este nuevo paro puede ocasionar especialmente a miles de pymes que ya atraviesan un momento delicadísimo, fruto de la actual coyuntura”. También, que si el paro se prolonga en el tiempo supondría “un grave perjuicio para los consumidores”.

Si no hay cambios, el paro está convocado a partir de la medianoche del domingo al lunes. Por eso, todos los eslabones de la cadena alimentaria instan a que “no se repitan las graves incidencias y episodios violentos” de marzo. En ellos “se impidió la libre entrada y salida de vehículos de empresas, centros logísticos y explotaciones suministradoras de materias primas, dificultando la recogida de mercancías indispensables para el funcionamiento de la cadena alimentaria”. Por ello, piden que esta vez “se garantice la seguridad y el derecho al trabajo de todos aquellos transportistas que no quieran secundar el paro”. Una petición que también hacían suya este miércoles la CEOE, Cepyme y ATA.

Y es que el sector primario y la distribución no están solos en sus críticas a la convocatoria. A diferencia de marzo, desde el primer momento otros representantes de transportistas se han posicionado claramente en contra. Entre ellos, la CETM, mayoritaria en el organismo con el que oficialmente se reúne el Ministerio, el Comité Nacional del Transporte por Carretera (CNTC).

No son los únicos. La Organización Empresarial de Logística y Transporte de España (UNO) –una de las patronales del sector– asegura que el paro es “irresponsable”. Para su presidente, Francisco Aranda, “pone en peligro la cadena de suministro en un momento estratégico del año para miles de empresas que se juegan ahora su cuenta de resultados”. Tampoco lo respalda la Asociación del Transporte Internacional por Carretera (Astic) que cree que es una convocatoria “injustificada” y que ahora mismo hay una interlocución y un trabajo conjunto entre el Ministerio y el CNTC.

Por su parte, Fenadismer cree que “no se dan las circunstancias para convocar en este momento un paro del transporte, que no ha sido demandado por sus bases, al no haber motivos suficientes para llevar a cabo esta medida extrema”. Asimismo, “las medidas legislativas aprobadas tras los acuerdos alcanzados con el Gobierno en este último año, tanto estructurales como económicas, no justifican en la actualidad llevar a cabo esta medida de presión límite”.

El CNTC ha lanzado un mensaje conjunto en el que asegura que “no están a favor de un paro”. “No es aceptable que el derecho a trabajar de una mayoría, cuya representatividad está debidamente acreditada en los órganos institucionales del sector, pueda ponerse en cuestión por una respuesta inadecuada al comportamiento violento de unos pocos, quienes deambulan al margen de aquellos órganos por su irrelevancia representativa”, aseguran. En el paro de marzo, algunas de las organizaciones presentes en el CNTC, públicamente, decían que no respaldaban el paro pero, en realidad, sus integrantes sí que se sumaron a él.

El rechazo a la convocatoria también llega desde Castilla-La Mancha. Cabe recordar que Manuel Hernández, presidente de Plataforma, es originario de Hellín (Albacete). La Federación de empresarios de transporte de mercancías por carretera de Castilla-La Mancha (Fetcam) –que integra a cerca de 2.500 empresas– también rechaza los paros, informa Alicia Avilés Pozo. La federación, que integra a las asociaciones de las cinco provincias, forma parte de la CETM.

Quien sí ha respaldado esta nueva movilización es Vox. Jorge Buxadé, vicepresidente y portavoz del Comité de Acción Política de la formación de extrema derecha, aseguró el lunes que las reivindicaciones de Plataforma son “justas”, según recoge Europa Press. Estas, afirmó, están basadas “en la realidad y sus derechos” y no “en las reivindicaciones políticas promovidas por los sindicatos de izquierda”. No es la primera vez que Vox respalda la convocatoria de Plataforma. También lo hizo en marzo.

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