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La “devastadora” salida de Jennifer Morgan en SAP: el fin de la primera mujer al frente del gigante de la informática

Jennifer Morgan ha dimitido como co-consejera delegada del gigante alemán de la informática SAP

Aldo Mas

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De los algo más de 100.000 trabajadores que tiene SAP, multinacional alemana del sector informático, Jennifer Morgan es quien más ha dado que hablar estos días. Esta mujer estadounidense había llegado a lo más alto de la compañía, hasta el cargo de Co-CEO, una posición que compartía con Christian Klein hasta este jueves.

A sus 48 años, ella era la primera mujer en dirigir una compañía del DAX, el índice bursátil que reúne a las 30 mayores empresas germanas. Pero la convivencia con Klein en las altas instancias de SAP duró poco, apenas medio año. El jueves fue su último día en la empresa. SAP va a quedar en manos de Klein porque, según han explicado desde la firma informática, en plena crisis por culpa del coronavirus eran necesarios cambios en la estructura gestora de la compañía.

Dada “la situación actual”, SAP vuelve “al modelo de un solo portavoz del Consejo de Administración”, según los términos con los que ha planteado la compañía la salida de Morgan. La explicación oficial sobre la salida de Morgan es que su dimisión es una decisión pactada porque la empresa necesita mayor celeridad en la toma de decisiones. “Jennifer y yo nos hemos dado cuenta de que les debemos a los empleados y a los consumidores decisiones más rápidas”, ha dicho Klein en unas declaraciones recogidas por el Süddeutsche Zeitung.

En la revista especializada Manager Magazin, sin embargo, han descrito la marcha de Morgan como el resultado de una “lucha por el poder en la empresa”. En ella, habría terminado imponiéndose Klein.

En una empresa como SAP, con fama de ser de las mejores compañías en las que trabajar y con una reputación de firma proactiva a la hora de facilitar el acceso de las mujeres a puestos de responsabilidad, la salida de Morgan supone un innegable golpe. De lo contrario, el diario económico Handelsblatt no habría aludido a la salida de la Co-CEO de la empresa en estos términos: “La renuncia de Morgan es un desastre para la imagen de SAP”.

Una salida que muestra una doble vara de medir

“Que la primera mujer jefa de una empresa del DAX ya haya dimitido es una señal devastadora”, se ha leído en dicho periódico a cuenta de la salida de Morgan. Sobre esa señal precisamente Kathrin Werner, periodista económica del Süddeutsche Zeitung, escribía en un reciente editorial que “la salida de Jennifer Morgan muestra la doble vara de medir que se mantiene en la economía alemana”. Según esa vara de medir, “las mujeres no pueden hacer las cosas bien, independientemente de lo cualificadas que estén”, estima Werner.

En el breve dúo que ha estado al frente de SAP desde el pasado mes de octubre, Morgan era la más experimentada. Klein, el CEO de la empresa a partir de este viernes, cumplirá cuarenta años el lunes. Pese a su juventud, Klein cuenta con los favores del presidente del Consejo de Supervisión y fundador de la empresa, Hasso Platter.

A Platter, una de las grandes fortunas de Alemania cuya riqueza está estimada en 13.100 millones de dólares (unos 12.043 millones de euros), se le ha escuchado hablar del nuevo CEO en términos elogiosos. “Tengo confianza plena en la visión empresarial y en la capacidad de Christian para que lleve a la empresa hacia una rentabilidad, crecimiento, innovación y éxito sostenibles”, según Platter.

No obstante, había algún detalle que podía llevar a pensar que, en la dupla Morgan-Klein, la directiva estadounidense estaba mejor colocada que el ahora joven CEO. Por ejemplo, ella cobraba más que su compañero en la dirección de la empresa. Morgan recibía a la hora 3.446 euros, mientras que a Klein le correspondían 1.733 euros la hora, según las estimaciones de la prensa económica.

No es casualidad que en las páginas económicas del influyente diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung se refirieran a la salida de Morgan como una “sorprendente separación” entre la estadounidense y la multinacional con sede en Wallsdorf (suroeste germano). A finales del año pasado, ese periódico situaba a Morgan entre los principales protagonistas de las “historias” más destacadas de los consejeros delegados de las empresas del DAX.

SAP prescinde de un talento para las ventas

“Se la considera un gran talento para las ventas, su carácter es abierto y agradable, su aspecto recuerda al de una estrella de cine, en algunas de sus fotos recuerda sorprendentemente a Julia Roberts”, ha escrito sobre Morgan el responsable de información de empresas del Frankfurter Allgemeine Zeitung, Sven Astheimer.

Otros observadores, sin embargo, han señalado que Morgan – que trabajaba desde Nueva York para SAP – no fue capaz de convencer como Co-CEO. Dicen que no supo mantener el alto rendimiento que ofreció a la compañía en las áreas de negocio de las que se ocupó en años anteriores.

Idílicas eran, en cualquier caso, las imágenes que dejaba la propia Morgan en redes sociales el pasado domingo de Pascua. Apenas una semana después, la Co-CEO de SAP se veía obligada a salir de una compañía que, de momento, resiste a los efectos económicos del coronavirus. Por lo pronto, SAP no figura entre las grandes empresas alemanas que sí han solicitado ayudas estatales para paliar el parón económico que ha traído consigo la COVID-19.

Es más, según datos de la dirección que han trascendido en los medios germanos, SAP no ha recortado en exceso sus previsiones, teniendo como objetivo lograr unos beneficios operativos que vayan entre 8.100 millones de euros y 8.700 millones de euros. Esas cantidades están por debajo de la horquilla en la que se movía la empresa antes del coronavirus, entre 8.900 millones de euros y 9.300 millones de euros.

Con resultados así, SAP aspira a mantener la mirada a los grandes actores de la informática instalados en la región californiana de Silicon Valley. De lo que ya no hay dudas es que Jennifer Morgan habrá perdido su papel de pionera en las altas instancias del poder empresarial teutón. Todo parece indicar que la dirección de las compañías del DAX va a seguir siendo cosa de hombres.

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