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La muerte de un senegalés en Oviedo hace diez años destapa un caso de explotación laboral

Manifestación previa al juicio la semana pasada

Maica Méndez

Oviedo —

Mandaw Diagne murió en Oviedo hace ya casi diez años. De origen senegalés, Diagne llegó hasta Asturias en busca de una vida mejor. Consiguió trabajo en Cubo-Express, una empresa que se dedica a un característico servicio para la recogida de basuras en Oviedo y que contratan las comunidades de propietarios. A última hora de la tarde, ponen los cubos de basura en las puertas de los domicilios para que su presencia no afee el aseado aspecto de la vetusta ciudad. Horas después, pasan a recogerlos y los cubos con la basura desaparecen rápidamente.

Diagne falleció al caer de uno de estos camiones que recorren la ciudad a velocidad de vértigo. Detrás de tanta pulcritud se esconde una historia de miseria y explotación laboral.

El caso de Diagne, que trabajaba sin papeles, escenifica con crudeza la explotación laboral que sufren muchos inmigrantes. Tras este accidente laboral que tuvo lugar en 2007, pasó año y medio en coma. A la hora de proceder con los trámites de identificación, un familiar denunció que llevaba un nombre falso y los trámites para repatriar el cadáver se convirtieron en un laberinto que ha llevado diez años después al administrador de la empresa y dos de sus trabajadores a juicio.

La fiscalía y la acusación particular piden para el administrador y dos trabajadores de Cubo-Express penas de más de tres años de cárcel, con una indemnización de 6.000 euros para los damnificados, acusados de un delito contra los derechos de los trabajadores y otro por falsedad documental. Cubo Express ya fue multada con 66.000 euros por la situación irregular de sus trabajadores.

La Fiscalía sostiene que los tres acusados emplearon a personas extranjeras “a sabiendas de su situación irregular por carecer de permiso de estancia, residencia y trabajo, y abusaron de la misma imponiéndoles condiciones de trabajo duras, sin pagarles la totalidad de las horas trabajadas, sin vacaciones, posibilidad de ponerse enfermos e incluso multándoles con descuentos de 50 euros en las nóminas que daban en mano si los cubos sufrían algún deterioro durante el reparto”.

Durante los dos días que duró el juicio declararon algunos de los trabajadores que presuntamente se encontraban en situación irregular en aquella época. Uno de ellos, que prefiere mantener en secreto su identidad, ha explicado a eldiario.es las situaciones a las que se enfrentan cuando encuentran un empleo en esas condiciones. El miedo a ser reconocido todavía impera y no quiere problemas.

Actualmente tiene un trabajo estable, lo que le ha permitido regularizar su situación en España y muestra con orgullo su tarjeta de residente tras 12 años viviendo en Asturias. Tener un contrato laboral estable le ha permitido poder traer desde Senegal a su mujer e hijo con los que reside desde hace un año en un barrio de la capital asturiana.

Recuerda con mucha tristeza la noche del accidente y posterior registro y detención a la que fueron sometidos. La policía detuvo a diez trabajadores senegaleses por infracción de la legislación en materia de extranjería. “Es muy duro cuando te dicen que te van a expulsar del país. Volver así a nuestra casa significa una deshonra. Somos la ilusión y la esperanza de mucha gente”, comenta.

Reconoce que recordarlo todo durante el juicio fue duro y muy desagradable, así como explicar que todo era mentira y que no tenían ni contrato ni papeles. “Pero soy persona y tengo corazón, no quiero que vayan a la cárcel. Está mal lo que han hecho, que lo reconozcan y que paguen la multa correspondiente, con eso me basta”.

El trabajador recuerda que cuando eran contratados “se nos decía lo que debíamos responder a las posibles preguntas sobre su identidad si se presentaba la Policía o una inspección de trabajo”. Según denuncian los trabajadores, carecían de formación en materia de prevención de riesgos laborales, no se les realizaba reconocimiento médico ni tenían aseguradas las contingencias o riesgos profesionales.

La defensa alegó durante el juicio que eran los propios inmigrantes los que falsificaban sus identidades aportando documentación falsa, y que fueron estos los que engañaron a la empresa.

La captación de los trabajadores que se encontraban en situación irregular se hacía mediante el boca a oreja entre los inmigrantes, y estos acudían personalmente a las empresas a solicitar trabajo. Una vez que llegaban en patera a Canarias, después de un viaje de una semana por el Atlántico en condiciones infrahumanas y por el que pagan unos 800 euros, los distribuían por la península siempre por medio de algún conocido, familiar o persona de referencia en el destino. Muchos, según nos comenta este senegalés afincado en Asturias, comienzan en la venta ambulante de DVD y CD. Estar todo el día en la calle les hace más vulnerables y están más expuestos a ser reclutados por empresas de forma irregular.

La muerte de Diagne generó todo un movimiento ciudadano en defensa de los derechos laborales de los extranjeros, a través del colectivo 'Ruta contra el racismo y la represión', que organizó varias manifestaciones en defensa de los derechos de las personas en situación irregular.

Con motivo del inicio del juicio la semana pasada se desarrolló una nueva concentración en memoria del fallecido, con apoyo de miembros de Podemos de Oviedo. La denuncia de casos similares es uno de los objetivos de esta asociación. Dicen que casos como el de Cubo Express en Oviedo se repiten en otras comunidades españolas. Además, el suceso ha sido fuente de inspiración de la novela “En Mar abierto” de Eduardo Romero, del colectivo social Cambalache.

Los trabajadores de Cubo-Exprés siguen recorriendo las calles de Oviedo montados en sus camiones con la misma celeridad. Desde hace años, eso sí, llevan casco.

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