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El gasto de las familias dio en 2021 su mayor salto anual, pero sigue 1.000 euros por debajo de 2019

Un carro de la compra en un supermercado, en una fotografía de archivo.

Daniel Yebra / Victòria Oliveres / Ana Ordaz / Cristina G. Bolinches

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El gasto medio por hogar aumentó un 8,3% en 2021, hasta los 29.244 euros, respecto a 2020. Se trata del mayor crecimiento interanual desde que el INE (Instituto Nacional de Estadística) realiza la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF, desde 2006), y es consecuencia de la salida de la pandemia de COVID, aunque ya da muestra del impacto de la inflación.

Este gasto de las familias todavía está casi 1.000 euros por debajo del previo a la pandemia (30.243 euros en 2019) y lejos de los 31.772 euros a los que ascendió en 2008, justo antes de la Gran Crisis Financiera.

El mayor aumento en 2021 respecto a 2020 se da en hoteles y restaurantes, un 31%, frente al resto grupos de consumo que recoge el INE. Una muestra clara de las características de la recuperación y la reapertura pospandemia, por el fin de las restricciones a la movilidad y al contacto social por razones sanitarias.



Los hogares gastaron de media 2.288 euros en hoteles y restaurantes en 2021: son 536 euros más que en 2020 y un 22% menos que en 2019. Es el grupo de consumo que sufre la mayor brecha frente al nivel prepandemia, por lo que debería seguir acelerando el gasto de los hogares en 2022.

Los bienes y servicios en que se ha recuperado el gasto respecto a antes de la pandemia han sido sanidad (gastamos en 2021 un 19% más que antes en 2017-19), alimentos y bebidas (14%) y vivienda y suministros (8%).



Aunque las familias ahora se enfrentan a una mayor incertidumbre por la guerra y a la escalada de la inflación. Una subida de los precios originada en los mercados internacionales de petróleo, gas y de otras materias primas, que ha disparado los carburantes y la electricidad, y en los cuellos de botella en el comercio mundial, desde mediados de 2021. Y avivada desde finales de febrero de este año por la invasión rusa de Ucrania, que la ha contagiado, definitivamente, a prácticamente toda la cesta de bienes y servicios.

Inflación y salida de la pandemia

Reflejo de la salida de la pandemia también fue el crecimiento del gasto en transporte, un 18% más que en 2020, “y con incremento en todos sus componentes: compra de vehículos, utilización de vehículos personales y servicios de transporte”, según destaca el INE. Los hogares gastaron 489 euros más que en 2020, lo que situó el gasto medio en transporte en 3.230 euros en 2021.

En la misma línea, los grupos de ocio y cultura y de vestido y calzado, con variaciones del 15%, se situaron en un gasto medio por hogar de 1.294 y 1.156 euros.

La pandemia y la inflación definen otro rasgo particular de la recuperación del gasto medio de los hogares. En 2020, marcado por el Gran Confinamiento y por las restricciones posteriores, el dinero dedicado a “alimentación” y a “vivienda y suministros” superó el 50% del gasto total de las familias por primera vez desde 2006. En 2021, se mantuvo justo a la mitad, cerca de ese máximo, pese al menor impacto del COVID. En parte, como consecuencia de la inflación, que se concentró en la última parte del año en electricidad, calefacción y ya se dejaba notar en el supermercado.



En 2021 respecto a niveles prepandemia (promedio de 2017 a 2019), el gasto en alimentación y bebidas, en sanidad y en vivienda y suministros aumentó en los hogares de todos los niveles de renta. En cambio, el gasto en hoteles y restauración no llegó a recuperarse en ningún quintil. En el tramo más pobre (quintil 1) lo que más aumentó fue el gasto en enseñanza; mientras que el tramo más rico (quintil 5) a lo que más dinero destinó fue a la sanidad.



Otra consecuencia muy concreta de la salida de la pandemia es las rentas que se mostraron más protegidas en 2021 por las políticas públicas y las condiciones de vida. El gasto medio de los hogares formados por personas solas de más de 65 años, mayoritariamente pensionistas, creció casi un 4% respecto al periodo previo al COVID.



Mientras, en el otro extremo, se situaron las personas solas con menos de 65 años, así como las parejas con un hijo, cuyo gasto promedio se quedó casi un 4% por debajo del nivel prepandemia.

Frenazo del consumo

El PIB (producto interior bruto) de España creció solo un 0,2% en el primer trimestre de 2022 frente al cuarto trimestre, una décima menos de lo previsto por el INE, por el impacto primero de la variante ómicron del COVID y después de la guerra en Ucrania y del paro del sector del transporte por carretera.

El PIB de España sigue casi un 3,5 puntos por debajo de los niveles previos al COVID, mientras que la actividad económica en la mayoría de economías desarrolladas ya se ha recuperado totalmente. La principal razón es la reducción del consumo de las familias entre enero y marzo, respecto al trimestre final de 2021, en un 2%, pese a la fortaleza del mercado laboral. De hecho, se trata de la primera contracción de este componente de la actividad desde el primer trimestre de 2021.

Un consumo de las familias golpeado inicialmente por los contagios por ómicron y frenado definitivamente por el pico de inflación. Así, el consumo de los familias se queda cerca de 8 puntos por debajo del nivel previo al COVID, lo que deja margen para sea uno de los principales aceleradores del crecimiento, aunque tanto en el segundo trimestre de este año como en el verano podría seguir frenado por la subida de los precios.



La traducción es cruel y sencilla: “Somos más pobres que antes de la guerra”, según el propio gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, en la comisión de Economía del Congreso de los Diputados. Y la amenaza para las familias ya no es solo la subida de la factura de la luz o de la gasolina, que el Gobierno ha intentado mitigar (con éxito muy relativo) con la rebaja del IVA de la electricidad, el tope al gas o el descuento de 20 céntimos a los carburantes, y este sábado añadió ayudas directas, como el cheque de 200 euros. La gran amenaza es que, el último mes, el IPC subyacente, cuyo cálculo excluye precisamente la energía y los alimentos no elaborados que han originado la crisis de inflación por la perturbación de la invasión rusa de Ucrania, aceleró el mes pasado al 4,9%. 

Lo que quiere decir que prácticamente todo es más caro. Mucho más caro que en 2021. Sin que en las subidas estén incluidas las rentas de los hogares (ni salarios ni otros ingresos se han incrementado al ritmo de la inflación).

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