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Un Primero de Mayo marcado por las elecciones del 28A: los sindicatos exigen a Sánchez un Gobierno de izquierdas

Cabecera de la manifestación del Primero de Mayo frente al Ayuntamiento de Madrid.

Laura Olías

En el Primero de Mayo en Madrid también ha resonado el “con Rivera, no”. A solo tres días de las elecciones generales del 28 de abril, el Día Internacional del Trabajo está marcado este año por lo que sucederá tras los comicios. Las urnas han dado la victoria a Pedro Sánchez, con un PSOE que en el Congreso sumará con Unidas Podemos más que las tres derechas de PP, Ciudadanos y Vox. Desde los mercados y la patronal han expresado ya su preferencia de un Gobierno “moderado”, que no se incline hacia la izquierda, por lo que los sindicatos mayoritarios CCOO y UGT piden que este 1 de Mayo la ciudadanía recuerde a Sánchez que el 28A se conformó “una mayoría progresista”.

“Efectivamente, con Rivera, no. Con Pablo Casado, no y con Vox ni a tomar una cerveza”, ha clamado Pepe Álvarez, secretario general de UGT en el manifiesto final que ha puesto cierre a la marcha, menos numerosa que en años anteriores. El líder de Comisiones Obreras, Unai Sordo, ha defendido que “no se trata de hablar de cordones sanitarios”, pero ha reclamado a Pedro Sánchez que conforme un gobierno apoyado en una mayoría parlamentaria estable. “Y eso tiene que pasar por la izquierda, no se entendería otro viaje”, ha advertido.

Además de Sánchez y las fuerzas de izquierda, el otro protagonista político de la marcha en Madrid ha sido la extrema derecha. Los líderes sindicales han celebrado que “España ha podido poner el pie a la ultraderecha”, en palabras de Álvarez. Unai Sordo ha reivindicado el voto de “la clase trabajadora” para frenar el avance de Vox, que ha enmarcado en un auge de “las políticas reaccionarias y neofascistas” en todo el mundo.

El gran aumento de votos que ha reunido Vox en estos últimos comicios generales, respecto a convocatorias anteriores, debe hacer reflexionar, en opinión de Sordo. “Estos discursos que son patéticos han dado miedo por primera vez en muchos años”, ha apuntado, gracias a que se infiltran en “un país que se ha fragmentado, en el que la precariedad es un probelma, donde la gente pierde confianza en las instituciones”.

Hacia unas políticas contra la desigualdad

El resultado electoral se lleva el primer plano de la foto este Primero de Mayo, pero el escenario de fondo y las reclamaciones son repetidas: una precariedad que ensombrece el crecimiento del empleo y que impide que la mejora de la economía se sienta en muchos hogares. Uno de cada cuatro contratos no dura más de siete días, la maternidad penaliza las carreras profesionales de las mujeres, más de la mitad de los trabajadores a tiempo parcial (la mayoría mujeres) son involuntarios y un 14% de los ocupados están en riesgo de pobreza.

En la manifestación que ha partido a las 12 de esta mañana de Neptuno, en Madrid, los secretarios generales de ambas organizaciones han subrayado que este es un “momento decisivo” para la configuración del próximo Gobierno y han pedido a los ciudadanos que han votado por los partidos de izquierda que exijan que su voto se convierta en políticas concretas contra la desigualdad, la precariedad del mercado de trabajo y el reparto a través de la redistribución fiscal.

“Este Primero de Mayo tiene que ser un toque de atención para esa mayoría que está representada en el Congreso de los Diputados, de cambio. Que sepan que la ciudadanía no va a permitir que solo se hable o se prometa en elecciones, sino que va a haber que convertirlo en realidad”, adelantaba ya Pepe Álvarez, secretario general de UGT, a primera hora de la mañana en la Cadena Ser.

Juan y Olalla esperaban en la sombra cerca de la cabecera de la manifestación a que los congregados se arrancasen a andar. Acuden al Primero de Mayo este año, como hacen siempre. En esta ocasión, con su bebé. Reconocen que los actos del Día del Trabajo cada vez atraen a menos personas. “Hemos venido para reivindicar los derechos de la clase trabajadora, no por la llamada de los sindicatos”, explican, ya que se sienten defraudados por la labor de las organizaciones de trabajadores.

Olalla estaba afiliada hasta el año pasado, “lo estuve diez años, pero creo que los sindicatos no se están adaptando a las necesidades actuales del trabajo”. La mujer, ahora en paro, estuvo encadenando contratos temporales “cada tres meses” en el sector servicios. A unos metros, Yolanda (50 años) reivindica junto a su hija la labor de las organizaciones sindicales para recuperar las condiciones perdidas durante la crisis: “Venimos a hacernos notar, a hacer valer nuestros derechos”.

Tras la petición de ayer del presidente de la patronal CEOE, Antonio Garamendi, a PP y Ciudadanos para que permitan una investidura de Pedro Sánchez en solitario, Unai Sordo ha sostenido que “las presiones” en el mundo económico “están siendo ya muy intensas” para condicionar no solo la formación de Gobierno sino el programa que aplicará ese Ejecutivo.

Sordo ha criticado que la CEOE actúe como un “lobby político” y a las “grandes empresas que están intentando condicionar” la formación del próximo Ejecutivo y que “se pusieron de perfil” durante la campaña ante el auge de la extrema derecha. “¿Dónde estaban entonces los grandes empresarios y empresarias de este país?”, ha espetado.

La prioridad: corregir la reforma laboral

Los sindicatos mayoritarios han dibujado las prioridades que exigirán al próximo Gobierno, que contará con el respaldo de un nuevo Parlamento de mayoría progresista. La 'número 1' es la derogación de aspectos centrales de la reforma laboral del PP de 2012. “Ya no hay excusas”, han enunciado ambos representantes sindicales en respuesta al argumento del pasado Gobierno socialista de su imposibilidad de sacar esta medida adelante con 84 diputados.

Desde UGT y CCOO han lanzado un mensaje claro a Pedro Sánchez: es necesario un nuevo Estatuto de los Trabajadores, “del siglo XXI” como propone el PSOE, pero “no sin corregir antes las últimas reformas laborales”.

“Nadie ha regalado nunca nada y ahora tampoco nos lo regalarán”, ha sostenido Pepe Álvarez, por lo que ha animado a que el Primero de Mayo sea el incio de “una presión permanente” de la ciudadanía en las movilizaciones que permita “repartir la riqueza” de los últimos años de crecimiento económico.

Las organizaciones mayoritarias también exigen la reforma de las pensiones de 2013 y otras iniciativas pendientes para los sindicatos, como “una política fiscal mucho más corresponsable y atrevida”, ha defendido Unai Sordo, que debe aplicarse “de inmediato”. Pepe Álvarez ha subrayádo el cambio climático “como uno de los problemas más importantes que debe abordar este país”, así como el cambio del modelo productivo e industrial, que tenga en cuenta “a la España vaciada” y la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres en el mundo del trabajo.

Recuerdo a la situación en Venezuela

El secretario general de UGT ha recordado también al inicio de sus discrusos en la manifestación en la capital a “los trabajadores y trabajadoras de Venezuela”, después de la llamada de ayer de Juan Guaidó al Ejército a un golpe de Estado.

“Venezuela necesita libertad, pero que sean las venezolanas y los venezolanos los que decidan su futuro. Nadie puede meter la mano ni el pie en Venezuela”, ha sostenido Álvarez, que ha mandado “un mensaje muy claro al Gobierno español: la bota de Trump no puede pisar Venezuela”.

Por su parte Unai Sordo ha centrado su mención a la situación internacional de los trabajadores y trabajadoras en el expresidente de Brasil, Lula da Silva, “injustamente privado de la posibilidad de presentarse a las elecciones” en el país y al que ha situado como víctima “de esa ofensiva reaccionaria que también hemos vivido en el continente europeo”.

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