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La revisión del crecimiento económico del 2% en el Reino Unido muestra el camino al INE para ajustar al alza el PIB

Un trabajador en un laboratorio del grupo automovilístico Stellantis.

Daniel Yebra

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La revisión del crecimiento económico de cerca del 2% entre 2021 y 2020 de la Office for National Statistics (la oficina de estadística de Reino Unido, ONS, por sus siglas en inglés) ha mostrado el camino al INE para ajustar al alza el PIB (Productor Interior Bruto) de España el próximo 18 de septiembre. Está previsto que la actualización se publique a las 11 de la mañana de ese día.

Sin complejos, los estadísticos británicos han reconocido “mejoras metodológicas” tras un periodo de “mayores incertidumbres” y han sumado cerca de 47.500 millones de euros al nivel de actividad económica de hace dos años (de 2,63 billones en total), que anteriormente no se habían contabilizado. El comunicado de la oficina nacional recalca que ahora han podido calcular mejor los costes de soportaron las empresas y los precios en general.

Tras elevar el PIB exactamente un 1,8%, la economía de Reino Unido superó en 0,6 puntos el nivel previo a la pandemia al cierre de 2021. Hasta la semana pasada, se había quedado 1,2 enteros por debajo. Así, el rebote de hace dos ejercicios fue del 8,7%, tras el shock de 2020, que provocó un hundimiento del 10,4% (anteriormente del 11%).

En general, la contribución de los servicios al crecimiento económico se ha revisado al alza, mientras que la industria, la construcción, la agricultura y la extracción de petróleo y gas han caído. Con revisiones drásticas, como un incremento de la agricultura del 11,7% entre la fecha del referéndum sobre el Brexit en 2016 (el 23 de junio) y finales de 2021, que ahora se ha convertido en una contracción del 7%.

Algunos políticos británicos han reaccionado con euforia. El responsable de Hacienda, Jeremy Hunt, dijo que la lenta recuperación post pandemia se ponía de ejemplo para justificar el pesimismo sobre el futuro de Reino Unido: “Y era un error”. Mientras, algunos economistas lamentaron la magnitud del cambio.

“Reino Unido tiene uno de los conjuntos de estimaciones más actualizados para este período de considerable cambio económico. Otros países siguen diferentes políticas y prácticas de revisión, lo que puede dar lugar a que sus estimaciones se revisen en una fecha posterior. Es importante que esto se tenga en cuenta al comparar al Reino Unido con otros países”, señala la Office for National Statistics (ONS).

Uno de esos países será España, donde la guerra de cifras sobre la recuperación económica entre el Gobierno de coalición y la oposición de la derecha ha sido cruenta. Sin embargo, los expertos coinciden en que el Instituto Nacional de Estadística (INE) revisará al alza el crecimiento económico en 2021 el lunes 18 de septiembre.

Es decir, en España también se completó antes la reconstrucción del histórico golpe de la COVID, que con los datos actuales no llegó hasta el primer trimestre de este 2023. En lo que no se ponen de acuerdo los expertos es en el tamaño de la actualización.

Más de 2 puntos de revisión al alza del PIB

Los economistas Francisco Melis y Miguel Artola han demostrado en distintos análisis publicados en elDiario.es que el PIB creció en 2021 un 3% más de lo estimado por el INE. Según sus cálculos, faltan alrededor de 35.000 millones en el nivel de actividad económica de hace 2 ejercicios (más de 1,2 billones de euros en total). Ángel Talavera, economista jefe para Europa de Oxford Economics, afirmó en Twitter que ve “una revisión en torno a estas magnitudes [del Reino Unido] del 2%”. Artola contestó que confía “en los datos de la Agencia Tributaria”.

Melis y Artola defienden que España se habría recuperado de la pandemia en el primer semestre de 2022 y que la brecha con los países europeos “es prácticamente inexistente” hoy en día. “Nuestra convicción de que el año 2021 y, en general, todo este ciclo ha sido mucho más positivo se debe a una atenta lectura de las estadísticas”, dicen, en referencia tanto a los diferenciales entre la Contabilidad Nacional y las estadísticas de actividad de las empresas del propio INE, o con las de recaudación de impuestos de Hacienda o de creación de empleo de la Seguridad Social.

Estas brechas estadísticas, que apuntan todas a una mayor intensidad de la recuperación económica, se extienden a 2022. En total, al INE se le habrían escapado 100.000 millones. En concreto, el PIB está minusvalorado en 8 puntos, según la ampliación de estos análisis, aunque la revisión de los datos del año pasado no se realizará hasta septiembre de 2024.

“Con la próxima revisión de septiembre, se podrá constatar la fortaleza del tejido productivo de nuestro país (es decir, de los trabajadores y de las empresas) y el éxito de las políticas públicas que buscaron sostener el empleo y las rentas”, inciden Melis y Artola. “Al mismo tiempo, permitirá señalar que en estos años se ha consolidado un pequeño cambio en nuestra economía, con el avance de actividades que generan mayor valor añadido [las exportaciones de consultoría, de servicios de ingeniería...]”, continúan.

Además, se “descartarán algunas explicaciones que han venido barajándose hasta la fecha, entre ellas, la excesiva dependencia de España con respecto al turismo o el supuesto afloramiento de la economía sumergida”, concluyen.

En otros términos, los fallos en los cálculos se traducen automáticamente en que España tendría actualmente menos déficit [el desequilibrio presupuestario entre ingresos y gastos respecto al PIB] que Alemania, un endeudamiento inferior al de Francia [la deuda pública frente al PIB] y margen para subir impuestos a los ricos y a los sectores que han aprovechado la inflación para elevar sus beneficios, como la banca o la energía.

Una incertidumbre desconocida

En el relato oficial, el INE confirmó recientemente que el PIB de nuestro país recuperó el nivel previo a la pandemia entre enero y marzo de este año, tras crecer un 0,5% frente al último trimestre de 2022, y rebotar un 5,5% el año pasado y otro 5,5% en 2021, después del hundimiento de 2020. Fue justo desde ese momento, de crisis inédita y profunda, cuando el cálculo del PIB del INE y la evolución de otros indicadores económicos importantes, que siempre habían ido de la mano, se separaron.

Esta falta de correlación choca con los comportamientos lógicos y predecibles de las diferentes variables: cuando la economía crece, aumentan las personas con trabajo y el Estado ingresa más dinero por el IVA, el IRPF, el impuesto de sociedades... Esta norma se ha cumplido siempre, con muy leves variaciones. En cambio, desde 2020, la recuperación del PIB se desacopló, por ejemplo, del ritmo de creación de empleo. Se quedó atrás.

El PIB suma todo lo que se produce legalmente en un país (teniendo en cuenta a las empresas, al sector público, a los trabajadores y autónomos, los impuestos, las pensiones...) y es la principal vara de medir la actividad en las economías desarrolladas. Por supuesto, es un indicador imperfecto. Además, fue sometido a una incertidumbre desconocida por la hibernación de gran parte de las relaciones sociales y económicas durante meses por la pandemia y la irregular reactivación posterior, que la guerra en Ucrania no hizo más que complicar. Pero algo no cuadra. Peor, está totalmente distorsionado.

“Creo que el shock de 2020 y la salida de 2021 justifican el grueso de los problemas. Cuando el INE o equivalentes publican datos del PIB para los trimestres/años más recientes, deben tomar indicadores que, por definición, son parciales. Por ejemplo: el empleo, la producción industrial o el consumo de cemento. Los indicadores funcionan bien en situaciones de relativa normalidad, pero peor cuando se produce la casi paralización de un sector, seguido de una rápida reapertura”, reflexiona Miguel Artola.



Este economista y muchos otros piden una “larga nota metodológica [el 18 de septiembre] explicando la revisión”. Fuentes del INE explican a elDiario.es que “lo que está previsto es publicar, como todos los años, una nota de prensa con las revisiones”.

Menos déficit que Alemania, un endeudamiento inferior al de Francia

Si el INE acaba ajustando estos errores y se eleva el PIB de España, muchas cuestiones relevantes cambiarían. Una de las más sorprendentes es que el déficit de nuestro país en 2023 sería inferior o cercano al de Alemania, y por supuesto estaría muy por debajo del de Francia y del de Italia. Con los datos de la Contabilidad Nacional actuales, la OCDE espera que el país de la ortodoxia y la disciplina fiscal rebajará su desequilibrio presupuestario (la diferencia entre los ingresos y los gastos públicos) al 1,8%, y que el de España se quedará en el 3,5%. Una foto más favorable para nuestro país nos dejaría en una posición privilegiada para negociar las nuevas reglas fiscales de la UE, que se aplicarán a partir de 2024.



Asimismo, una actualización del PIB reduciría el endeudamiento, marcando distancia con Francia. Este indicador, que relaciona la deuda pública y la actividad económica, es lo primero a lo que se atiende para juzgar la capacidad de un Estado de hacer frente a sus compromisos financieros.

Esta ratio depende tanto del numerador (la deuda) como del denominador (el PIB). Por eso, aunque la deuda pública total sigue aumentando, el endeudamiento disminuye por el crecimiento económico y se encuentra en el 112,4%, 0,8 puntos porcentuales por debajo del 113,2% de cierre de 2022, y es cerca de 10 enteros inferior al máximo de 2020, con las cifras del INE. Según el ajuste al alza de los indicadores de la Seguridad Social y la Agencia Tributaria, esta carga es en realidad menos grave.



Otra cuestión crucial es que la presión fiscal (lo que recauda el Estado respecto al PIB), que según la Contabilidad Nacional es de un 40% aproximadamente, por debajo de la media de la eurozona, sería mucho menos elevada, dejando margen al Gobierno que salga de las elecciones de este 23 de julio para subir impuestos a grandes fortunas o las grandes empresas y favorecer las políticas sociales y la lucha contra la desigualdad.

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