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La secretaria de Estado de Investigación con Rajoy multiplicó su patrimonio al vender su empresa cuando estaba en el Gobierno

La ex secretaria de Estado Carmen Vela, en una imagen de archivo.

Antonio M. Vélez / Raúl Sánchez

La bioquímica y empresaria Carmen Vela Olmo, secretaria de Estado de Investigación durante toda la etapa de Mariano Rajoy en el Gobierno (desde 2012 hasta junio pasado), multiplicó su patrimonio al vender a una multinacional francesa en febrero de este año, cuando todavía era alto cargo y máxima responsable de la política de investigación científica en España, su participación del 30% en Ingenasa, la compañía biotecnológica que presidió y dirigió antes de su etapa en política.

La venta de Ingenasa (Inmunología y Genética Aplicada SA), especializada en salud animal y diagnósticos para la industria veterinaria, aparece recogida en algunas publicaciones especializadas en capital riesgo y figura mencionada escuetamente en el último informe anual de su compradora, Eurofins, que no ha precisado el importe de la transacción. Vela e Ingenasa tampoco han facilitado esa información a eldiario.es.

La compradora, que ha mantenido al anterior equipo gestor de Ingenasa, tiene “más de 40.000 trabajadores en más de 650 laboratorios en 45 países”, según su web, y es conocida en el sector por su voraz apetito comprador: en 2017, un “año récord” en el que ingresó más de 3.440 millones de euros, Eurofins adquirió casi 60 compañías y solo este año su web recoge comunicados anunciando la adquisición de casi una veintena de compañías en doce países. Entre ellas no está Ingenasa.

El extracto de la declaración de patrimonio presentada por Vela tras su cese, publicado en el BOE el pasado 29 de septiembre, refleja un patrimonio total de 2.104.803,89 euros, que prácticamente multiplica por diez el que tenía cuando tomó posesión en 2012 (221.741,35 euros). De esos 2,1 millones, más de la mitad (1,45 millones) correspondía a acciones y participaciones en el “capital social o en fondos propios de entidades jurídicas negociadas”, según la escueta información disponible en el BOE.

El incremento se explica, según fuentes del Gobierno, por la venta de la participación de Vela en Ingenasa. “Está todo analizado y autorizado por la Oficina de Conflictos de Intereses”, según esas fuentes, que añaden que el año que viene Vela “tendrá que pagar los impuestos correspondientes y se reducirá ese patrimonio”.

En conversación telefónica, la ex secretaria de Estado confirma que era la propietaria de un 30% de Ingenasa, aunque en el momento de entrar al Gobierno cedió un 20% a su padre (que después falleció), para cumplir con el requisito de no sobrepasar el 10% del capital. Así, la empresa ha podido seguir recibiendo subvenciones y contratos públicos mientras ella era secretaria de Estado.

El artículo 14 de la Ley de Altos Cargos de 2015 permite esta posibilidad si el alto cargo en cuestión procede a “enajenar o ceder a un tercero independiente” parte de su participación para quedarse en el 10% y la Oficina de Conflictos de Intereses lo autoriza. Vela matiza que ese paquete “no puede dejarse a marido ni a hijos”, pero sí a su progenitor. “Yo todas las cosas las he hecho siguiendo recomendaciones que me han hecho desde la Administración” y “jamás he sugerido una subvención”.

“Todo es un procedimiento absolutamente regular que está perfectamente contemplado”, resume Vela, que asegura que el cambio de manos de Ingenasa “es público”: “Hay noticias en todas partes, todo el mundo que trabaja en el sector lo sabe”. Actualmente Vela se encarga de la coordinación tecnológica internacional de Ingenasa. Dice que está “encantada” en sus nuevas funciones: “La ley prácticamente el único sitio al que nos permite volver una vez cesados es la empresa de la que saliste”, remacha.

Entre “los de la ceja”

Vela fue secretaria de Estado durante toda la etapa de Rajoy, incluso tras la marcha al Banco Central Europeo (BCE) del responsable de su nombramiento, Luis de Guindos, que la mantuvo pese a que su designación levantó ampollas en el ala más conservadora del PP.

Vela había formado parte de una plataforma de apoyo al entonces presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero conocida popularmente como “los de la ceja” y, tras su nombramiento, el grupo ultraderechista Hazte Oír organizó una campaña de firmas para exigir el cese inmediato de esta “militante del abortismo que no duda en proclamar opiniones anticientíficas y delirantes como la de que un feto humano es un ser vivo, pero no es un ser humano”.

Las últimas cuentas de Ingenasa disponibles en el Registro Mercantil (de 2016), reflejan unas ventas de algo más de cuatro millones y un resultado de 445.000 euros, con un 34,2% de la facturación procedente de España y el resto, del exterior. Su directora general, Belén Barreiro, asegura en conversación telefónica que los promotores de la venta de la compaña fueron “el resto de socios que estábamos gestionando la compañía” y que Vela no “veía bien” la desinversión. “Estuve bastante al margen. De hecho ni firmé los papeles”, asegura la ex secretaria de Estado.

“En 2017 empezaron a llegar ofertas de diferentes grupos que querían comprarnos y con Eurofins nos plantearon una proyecto muy bueno, que iba a dar continuidad y a hacer crecer la empresa”, explica Barreiro. “Todos los socios en breve íbamos a empezar a jubilarnos, por eso se hizo. Ella [Carmen Vela] no quería saber nada, pero más o menos la convencimos de que había que seguir adelante”.

Ingenasa fue definida hace unos años por la Fundación Genoma España como un “caso de éxito” de la biotecnología española, de la que es decana. La empresa surgió en 1981 al abrigo del Instituto Nacional de Industria, fruto del impulso de un grupo de científicos vinculados al profesor Eladio Viñuela, prestigioso investigador y precursor en España de la biología molecular, que decidieron seguir con su línea de investigación con un virus de alto interés científico y gran proyección social en España, el de la peste porcina africana, que entonces hacía estragos en la ganadería.

La empresa fue privatizada en 1985 y en 1992 pudo sobreponerse a la suspensión de pagos de su entonces único accionista y cliente, el grupo Ercros. Sus directivos (entre ellos Carmen Vela) se quedaron con la empresa asumiendo su deuda “en una situación muy dramática”, como recuerda la ex secretaria de Estado, y consiguieron reflotarla y convertirla en una de las referencias del sector.

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