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Yolanda Díaz tensa la cuerda con Garamendi a las puertas de la batalla salarial con los sindicatos

La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, con el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi.

Diego Larrouy

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El nuevo curso político ha echado a andar este jueves con un pleno extraordinario en el Congreso. En el horizonte aparece el apretado calendario electoral del próximo año o los nubarrones que se ciernen sobre la economía en el otoño por la crisis energética y la inflación desbocada. Una de las futuribles candidatas en la cita con las urnas del próximo año, Yolanda Díaz, entró al hemiciclo, mientras de fondo sonaban las campanas del inicio de la sesión, lanzando frente a la prensa un mensaje al líder de la patronal, CEOE. “Le pido compromiso con su país”, aseguró la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo.

Díaz endureció así el tono frente al líder de la patronal, Antonio Garamendi. La razón fue la falta de acuerdo, por la que señala a la CEOE, para que en España exista una revalorización salarial que amortigüe la pérdida de poder adquisitivo por la subida de los precios. “Muestro mi apoyo explícito a las movilizaciones sindicales contra la patronal”, señaló la ministra de Trabajo en la Cámara Baja. Los sindicatos vienen anunciando desde hace meses que, ante la falta de acuerdo con la CEOE, impulsarían un calendario de protestas contra los empresarios por la devaluación salarial que produce, en la práctica, la subida de precios. “Garamendi sabe muy bien lo que está pasando y bloquear la negociación de los convenios colectivos no es una buena receta para un país que necesita no solo que los trabajadores no lo pasen mal sino que dejen de perder poder adquisitivo”, zanjó Díaz.

En la negociación salarial, en realidad, no participa el Gobierno. Las normativas laborales marcan que son la patronal y los sindicatos quienes componen esta mesa de la que debe salir una directriz general que se aplique en las negociaciones de los nuevos convenios. De hecho, Trabajo había quedado al margen incluso cuando se planteó la posibilidad de que pudiera ser un mediador entre las partes. “Ni al Gobierno ni al Ministerio le corresponde inmiscuirse”, señaló al comienzo del verano el 'número dos' de Díaz, Joaquín Pérez-Rey. Si bien Trabajo defendía la necesidad de mejorar los salarios, evitaba posicionarse claramente en una negociación que consideraba “bilateral”. Hasta este jueves.

La patronal respondió este viernes a las palabras de Díaz. El presidente de los empresarios valencianos y vicepresidente de la CEOE, Salvador Navarro, ha criticado “la arrogancia de la vicepresidenta”. El directivo señaló a la ministra de Trabajo por ponerse “la primera en la manifestación cuando estamos teniendo una ralentización de la economía”. “En estos momentos hay que llegar a acuerdos con el consenso, no con el rodillo”, ha afirmado el presidente de la patronal valencia. “Se traslada la poca empatía hacia las empresas, hablan de grandes corporaciones son mensajes demagógicos” porque “este país es de autónomos de pequeñas y medianas empresas”. Navarro, uno de los 11 vicepresidentes de la CEOE, ha apuntado que “la voluntad de los sectores es que, en estos momentos tan complicados, haya paz social” y que “negociar es ceder ambas partes''. No la arrogancia de la vicepresidenta”, ha repetido. “Es el mensaje que quiere lanzar a su público”.

Díaz y Garamendi han protagonizado durante los últimos dos años y medio un intenso ir y venir en su relación que, pese a las distancias, ha concluido con numerosos acuerdos en la mesa de negociación. La reforma laboral, la Ley Rider o las numerosas prórrogas de los ERTE durante la pandemia han sido algunos de los consensos alcanzados entre el Ministerio, los sindicatos y la CEOE. Tal fue la sintonía en determinados momentos que la derecha llegó a marcar distancias con Garamendi por lo que se entendió como una cercanía a los postulados de la ministra de Unidas Podemos. El punto álgido de estas discrepancias fueron las palabras de Garamendi avalando los indultos a los líderes independentistas. El empresario vasco hablo de la “injusta” campaña que había sufrido tras unas palabras que posteriormente matizó.

Lo cierto es que esta relación no ha estado exenta de enfrentamientos, especialmente durante los procesos en los que las negociaciones se encallaban. Sin embargo, nunca de manera tan tajante Díaz había marcado su distancia con el líder de la patronal. “Le pediría a la CEOE que se comprometa con su país”, enfatizó en su breve intervención con los medios en la que cargó contra Garamendi y la patronal.

Asuntos pendientes

Yolanda Díaz eleva el tono frente a la patronal cuando hay una terna de asuntos laborales pendientes. El primero de ellos es la revalorización salarial, que ha motivado las palabras de la vicepresidenta este jueves en el Congreso. Trabajo no participa en esta negociación, pero ahora ha mostrado su respaldo a las movilizaciones de los sindicatos para este otoño. CCOO y UGT, por un lado, y CEOE y Cepyme, por el otro, se sentaron a negociar el acuerdo estatal de negociación colectiva (AENC), en un contexto en el que se incluía dentro del 'pacto de rentas' ante los efectos de la guerra en Ucrania, pero las conversaciones encallaron en primavera sin vistas posibles a un acuerdo. Ahora, los representantes de los trabajadores intentarán presionar en la calle para lograr un cambio en la política salarial de las empresas.

El segundo punto es la subida del salario mínimo, el SMI. Aquí sí, decisión del Gobierno, pero que somete a consulta a los agentes sociales. El secretario general de la UGT, Pepe Álvarez, llegó a defender hace unos días que la subida debería ser del 10%, hasta los 1.100 euros. Yolanda Díaz no ha avanzado cifras, si bien en la misma intervención a la entrada del Congreso en que cargó contra Garamendi, aseguró que “vamos a subir el salario mínimo y lo vamos a hacer más que nunca”. Trabajo matizó posteriormente que no se refería a la mayor subida hasta la fecha, sino que hay más razones para subir el SMI por la pérdida de poder adquisitivo que provoca la inflación. “Sin ninguna duda vamos a subirlo porque estamos en un momento de excepcionalidad”, señaló Díaz, recordando que la mesa de la comisión de expertos que traza la senda de este baremo se reunirá la próxima semana.

Este es otro de los asuntos que ha quebrado en el pasado la capacidad de acuerdos de la mesa de negociación por el rechazo de la patronal, siempre escéptica a esta política. En este caso, el acuerdo con las partes no es obligatorio para sacarlo adelante, aunque el Gobierno ha intentado negociar con sindicatos y la CEOE. De hecho, la última subida, aprobada en febrero hasta los 1.000 euros, salió adelante sin la participación de la CEOE, que decidió desvincularse de este acuerdo. Durante aquella negociación, Díaz ya mostró un tono similar al que se ha constatado este jueves. “Siento mucha tristeza, porque esta mesa podría haber sido una mera consulta y, sin embargo, he querido que hubiera diálogo social y lo ha habido. Pero es verdad que hay una parte que se ha sentado en esa mesa sin negociar, que ha dicho que quiere cero euros, y sale de la mesa diciendo que quiere cero euros. Eso no es negociar. Voy a intentar sacar un acuerdo con el mayor número de interlocutores”, señaló.

El tercero de los temas, de menor trascendencia política, es sin embargo una de las apuestas del Ministerio de Trabajo. Se trata del estatuto del becario, un marco de regulación en el que se quiere poner coto a los excesos que se producen con los estudiantes en prácticas. El objetivo de esta normativa pasa por crear un marco normativo que permita dotar de derechos, delimitar qué es un becario o obligar a cierta compensación de gastos. El Ministerio tenía trazado un plan que pasaba por tener resuelto el tema antes de las vacaciones de verano, pero las discrepancias con la patronal obligaron a posponerlo hasta la vuelta del parón estival.

Por último, no se debe perder de vista que tanto Díaz como Garamendi afrontan en los próximos meses distintas citas electorales. Díaz arranca este nuevo curso político con la vista puesta en 2023. Durante los últimos meses ha compatibilizado su posición como vicepresidenta segunda del Gobierno con el lanzamiento de su plataforma Sumar, con la que aspira a presentarse a las elecciones aglutinando el espacio a la izquierda del PSOE. Sin embargo, el viraje socialista hacia la izquierda y los desencuentros que están patentes con Podemos a la hora de construir esa alternativa están complicando el encaje en el tablero del proyecto de Díaz.

Garamendi, por su parte, también tiene un ciclo electoral por delante. La CEOE celebra elecciones a la presidencia este mes de noviembre, lo que provoca que el líder de la patronal no tenga el mismo margen de maniobra en la negociación con el que ha contado hasta la fecha. Por el momento no se ha concretado si finalmente se producirá una candidatura alternativa a la suya, pero los distintos desencuentros internos que se han vivido en el seno de la patronal durante su mandato podrían complicar la posición de Garamendi en las negociaciones que tiene pendiente con el Gobierno y los sindicatos.

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