El Palacio de Elduayen: el céntrico edificio madrileño que se reivindica como testigo mudo de la historia
Situado en la esquina que conforman el Paseo de Recoletos y la calle de Bárbara de Braganza, en pleno centro de la capital de España, el Palacio de Elduayen ha sido testigo mudo de la historia de Madrid desde finales del siglo XIX. Sus espacios han desempeñado funciones y albergado instituciones tan variopintas como la embajada de Cuba, el mítico Café Teide, la imprenta donde vio la luz la obra Platero y yo de Juan Ramón Jiménez o la sede histórica de Mapfre. Precisamente, esta última entidad ha sido la encargada de sus últimas restauraciones y de publicar un libro que recoge la historia de este emblemático lugar.
Para poner en valor la importancia del edificio y contextualizar sus orígenes y evolución, la aseguradora propietaria del inmueble organizó la presentación de la obra Mapfre y el Palacio de Elduayen, escrita por el historiador Ignacio Pérez-Blanco y Pernas. El evento, conducido por la periodista Rocío Delgado —quien fuera presentadora del programa sobre historia local Desmontando Madrid—, contó con la participación de Antonio Huertas, presidente de Mapfre, y José Luis Martínez Almeida, alcalde de la ciudad, entre otros invitados.
Tras el discurso de bienvenida del máximo responsable de la compañía, quien puso de manifiesto las diferentes efemérides que ocupan a Mapfre —sus noventa años de funcionamiento, el cuadragésimo aniversario de la puesta en marcha de su fundación y el centenario de Ignacio Larramendi, artífice de la expansión de la empresa—, fue turno de conocer de primera mano la historia del palacio. Los cicerones encargados de guiar al público a través de una visita histórica por las entrañas del inmueble fueron Ignacio Pérez-Blanco y Pernas, historiador y autor del libro, y Alberto Manzano, ex vicepresidente de Mapfre y uno de los inquilinos más veteranos del edificio.
“José Elduayen Gorriti tuvo una vida extraordinaria como ingeniero y político”, adelantó el escritor. “Entre otros cargos, ostentó los puestos de ministro de Hacienda, Ultramar, Estado y Gobernación con diferentes ejecutivos nacionales; además, fue gobernador civil de Madrid y del Banco de España, diputado, senador y recibió el reconocimiento de la Orden del Toisón de Oro. Debido a su amistad directa con Cánovas del Castillo, participó activamente en la restauración de la monarquía durante la Primera República española, recabó apoyos en Europa y viajó acompañando al nuevo rey durante una semana. Por todo ello, Alfonso XII le concedió un título nobiliario”, detalló Ignacio Pérez-Blanco y Pernas.
Una vez presentado el artífice del palacio, el historiador precisó en qué condiciones y con qué finalidad se levantó el inmueble: “Fue una inversión. Por un lado, era su propia residencia y, por otra parte, un bloque de viviendas de alquiler que contaban con todas las comodidades de la época: calefacción, agua caliente, electricidad, teléfono, ascensor y montaplatos. Por aquí desfilaron grandes personalidades de la época, no solo porque vivieran en esas casas, sino también por las fiestas que celebraba Elduayen”. Ignacio Pérez-Blanco y Pernas remarcó que “los palacios hablan, están vivos, y hay que saberlos escuchar. Por este edificio pasaron famosos doctores, así como periodistas y tertulianos del Café Teide, los embajadores de Cuba y el impresor de Platero y yo, la gran obra del premio Nobel español Juan Ramón Jiménez. Y tiempo después, llegó Mapfre”.
“Es un cuadro que retrata la historia de la ciudad”
En su intervención, Alberto Manzano recordó como Mapfre nació en 1933 en la calle Santa Catalina de Madrid y, tras un crecimiento muy rápido, trasladó sus estancias al palacio: “En aquel momento no había complejos de alquiler de oficinas y esta fue la mejor solución que encontró la aseguradora”. Con el paso de los años, la compañía se asentó en el edificio y decidió adquirirlo en su totalidad. “Lo logramos en 1998, tras más de treinta años de litigios y después de llegar a un acuerdo con la sobrina nieta de Elduayen. Y mereció la pena porque trabajar aquí era muy singular, ya que es una construcción preciosa, en una zona muy céntrica de Madrid”, aseguró el ex vicepresidente de la empresa.
“Mapfre siempre se preocupó de que el palacio estuviera en el mejor estado posible —continuó Alberto Manzano—. Prueba de ello son las diferentes restauraciones que se han llevado a cabo. Con la primera, descubrimos la belleza de las figuras y los colores de los frescos, ocultos hasta ese momento por el humo de los cigarrillos y el paso del tiempo”. El veterano ejecutivo recordó que “aquí se discutieron aspectos muy relevantes para la aseguradora, como la expansión a Latinoamérica o la creación de otras divisiones. Posteriormente, en el año 2000, decidimos que era el momento de trasladarnos a una sede nueva más funcional en Majadahonda”.
El encargado de clausurar el evento fue el alcalde de Madrid, quien destacó que “el libro sobre la historia del palacio es como un cuadro que retrata la historia de la ciudad. De hecho, nos debería llevar a la reflexión sobre cuánto ignoramos acerca de la historia de España y los prohombres que hemos tenido en nuestro país: ¿Cómo es posible que se ignore a las personalidades que nos han convertido en una de las grandes naciones del mundo?”. Asimismo, el regidor aprovechó para elogiar la labor de recuperación que ejerce Mapfre con sus inversiones en inmuebles en toda España, y Madrid en particular.
Respecto al contenido de la obra, José Luis Martínez Almeida confirmó que leerlo le resultó “apasionante” porque “existen varias tramas históricas de primer nivel. Algunas de ellas son cómo consiguió Mapfre hacerse con el palacio, que es una verdadera clase magistral para los estudiantes de la carrera de Derecho, o cómo esta zona de Madrid se convirtió en el centro social de las clases pudientes de la época”. Finalmente, subrayó que “sin duda, este edificio es un testigo excepcional de una época dorada y, además, recoge a la perfección cuál ha sido la evolución de nuestro país”.