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Más allá de ‘Juego de Tronos’: diez lugares con encanto para recorrer una Andalucía de cine

Cuenca Minera de Riotinto. / JUAN MIGUEL BAQUERO

L. Trigo

Andalucía es como El Aleph de Jorge Luis Borges. Un punto luminoso del planeta que concentra (casi) todos los mundos. Al igual que en aquel desván borgiano, el cine ha convertido nuestra tierra en un lugar desde el que descubrir otros continentes, otras vidas, otras pasiones. Pioneros como los hermanos Lumiére, Alice Guy o los hermanos Marx se dejaron seducir por estas tierras y  terminaron inoculándole el veneno de la cinefilia.

La edad de oro de Hollywod, el spaghetti western, Spielberg, Bollywood… han convertido Andalucía en un gigantesco plató que la ha transformado en África, Asia, América y miles de lugares fantásticos, como ha hecho en los últimos años la superproducción de HBO Juego de Tronos.

Uno de los lugares más fascinantes que ha pisado la Madre de los Dragones ha sido El Chorrillo (Almería). Allí se rodó la espectacular escena en la que Daenerys Targaryen (Emilia Clarke) sale indemne de la gigantesca hoguera en la que ha carbonizado a sus enemigos. Situado en pleno desierto de Tabernas, el paraje natural impresiona con sus abruptas montañas y caprichosas formas naturales.

El mismísimo Ridley Scott (Alien) se dejó seducir hace cinco años por estas tierras y la transformó en el Egipto de Ramsés y Moisés en Exodus: Dioses y reyes. Unos escenarios que años después aprovecharía la serie inspirada en los libros de George R. R. Martin.

Pero Andalucía es mucho más que el escenario de la serie más importante del momento. A apenas un par de horas de trayecto de El Chorrillo, se encuentran Los Escullos, también en de Almería. En pleno Cabo de Gata, se halla este bellísimo paraje costero de dunas fosilizadas.

La lista de grandes personajes de la historia del cine que han pisado sus finas arenas doradas es impresionante: desde James Bond (007: Nunca digas nunca jamás) al Barón de Münchausen, pasando por Indiana Jones (Indiana Jones y la última cruzada) o Lucky Luke (Los Dalton contra Lucky Luke). Lo han hecho a las órdenes de Terry Gillian, Steven Spielberg, Mario Camus (La vuelta del Coyote) o Carlos Saura (Deprisa, deprisa).

En la vecina provincia de Granada, Caníbal te invita a descubrir su riqueza monumental y paisajística. Lo hacemos de la mano del almeriense Manuel Martín Cuenca, pero sobre todo del terrorífico personaje interpretado por Antonio de la Torre. El actor malagueño interpreta a un hombre frío, metódico... y caníbal. Un sastre que emplea las tijeras y los tejidos con la misma destreza con la que descuartiza a sus presas humanas.

Pero, más allá de la truculenta historia, la belleza de Granada habla por sí sola en los paseos urbanos por la Carrera del Darro, las incursiones en la playa de Motril o las escapadas a los rincones más recónditos de Sierra Nevada. Una guía visual para conocer la provincia que, esperemos, no le quite al espectador el apetito por disfrutar de las delicias gastronómicas que ofrece Granada y que van desde las famosas tapas que acompañan a la Alhambra, las habas con jamón de Trévelez o el pionono de Santa Fe.

El camino de los ingleses es la particular carta de amor que Antonio Banderas le escribe a la Málaga de sus entrañas. Intérpretes tan famosos como Raúl Arévalo, Mario Casas, María Ruiz o Alberto Amarilla, entonces unos chavales, pasean sus pasiones, gamberradas y aventuras por más de una decena de famosas localizaciones de la ciudad malacitana.

Banderas, que tanto ama  su Málaga natal, recorre con ellos el parque de la ciudad, el Castillo de Gibralfero, la playa de la Malagueta, los paseos marítimos o la famosa plaza de la Merced, donde nació el universal artista malagueño Pablo Picasso.

Dejamos atrás la ciudad y viajamos hacia la Andalucía más rural. Lo hacemos aullándole a la luna en Sierra Morena. El director cordobés Gerardo Olivares nos acompaña a los rincones atávicos del alma humana. Con él, visitamos el pueblo de Azuel (Córdoba), donde rodó Entrelobos, una historia real basada en la vida de Marcos Rodríguez, el Mowgli de Sierra Morena, que se crió entre lobos.

Según explica la web ‘Andalucía, destino de cine’, de la Andalucía Film Commission, en la zona norte del Parque Natural de la Sierra de Cardeña y Montoro se rodaron “importantes escenas con lobos y el protagonista Marcos de niño”. Azuel se encuentra enclavada en un promontorio que proporciona unas vistas espectaculares del parque natural.

De Sierra Morena a Cazorla a lomos del caballo de Curro Jiménez, el bandolero que dejaba a España sin aliento cada domingo por la noche, cuando el creador de Netflix, Reed Hastings, aún andaba jugando a la pelota.

La serie setentera de Televisión Española, dirigida por Mario Camus, es la excusa perfecta para conocer pueblos con encanto de la provincia de Jaén, como Cazorla, Baeza o Úbeda.

Cazorla, como recuerda la web ‘Andalucía, destino de cine’, sirvió de escenario para tres capítulos, Úbeda salió en un capítulo y en Baeza, se usaron de plató el palacio de Jabalquinto, donde muere la madre de Curro Jiménez, y la plaza de la Catedral.

Agustín Díaz Yanes recreó aquí la España del Siglo de Oro en Alatriste y levantó un mercado popular en la calle San Juan de Ávila, popular, junto a la antigua universidad. No es casualidad que el bello pueblo jiennense sea Patrimonio Histórico de la Humanidad.  

Un director manchego como Pedro Almodóvar tampoco se ha podido resistir a los encantos de Andalucía. En el caso del oscarizado director español, La ley del deseo fue su primera incursión en tierras andaluzas.

Una de las secuencias más importantes de la cinta de Almodóvar transcurre junto al Faro de Trafalgar, en Bárbate (Cádiz), cuando el personaje interpretado por Antonio Banderas acude a matar a Juan Bermúdez (Micky Molina). El monumental edificio vertical destaca en esta bella playa de fina arena gaditana. 

“Fue la primera película que produjo El Deseo. Nos lo jugábamos todo. No sabía que podía ser tan difícil levantar una película de manera independiente. Fue una apuesta a todo o nada. Pero yo creía en ella y asumí todos los riesgos. Por eso es una película tan fundamental en mi carrera”, explicaba Pedro Almodóvar en Fotogramas el año pasado. 

Seguimos en la provincia de Cádiz. Atrás queda la década de los ochenta y la película que marcó un antes y un después en la carrera de Almodóvar. Nos marchamos con otro genio, en este caso del cante: José Monge. Con Camarón (Jaime Chavarri) descubrimos, como no puede ser de otra forma, el pueblo de San Fernando.

Protagonizada por Óscar Jaenada, en una interpretación que le valió el Goya (la película se llevó otro dos, por maquillaje y vestuario), la cinta nos muestra lugares icónicos de la población gaditana, como la humilde barriada donde nació Camarón (la Calle Carmen), el puente Zuazo o la playa de la Casería, una calita con encanto pesquero, a la sombra de los eucaliptos y entre el trasiego de las barcas.

No nos alejamos del agua, pero navegamos río arriba, entre las olas del Guadalquivir. Tras la cámara se encuentra Alberto Rodríguez y nos muestra una de las películas más premiadas de la historia de los Goya: La isla mínima. Bajo su ojo cinematográfico, descubrimos un paisaje alucinado, que a algunos espectadores le recuerda al delta del Mississipi. Hablamos de Isla Mayor (Sevilla). 

Una oscura historia de la Transición nos lleva, junto a dos policías, a investigar la muerte de unas chicas jóvenes. Su ambiente recóndito, la espectacularidad de sus paisajes húmedos y la abundancia de aves y arrozales quedan retratados por uno de los directores andaluces más importantes de los últimos tiempos.  

La cinta de Alberto Rodríguez es la excusa perfecta para observar aves, pasear por sus humedales y probar la rica gastronomía del lugar, basada en el arroz, el pato y el cangrejo de río.

Nuestra ruta cinematográfica termina en las Minas de Río Tinto, con una película ambientada en el siglo XIX, la misma época en la que se inventó el cine: El corazón de la tierra. Con uno de los presupuestos más altos de la historia del cine andaluz (12.5 millones de euros) y bajo la dirección de Antonio Cuadri, viajamos en el tiempo a una de las épocas más significativas de la historia andaluz: la explotación de la mina de Río Tinto por la Rio Tinto Company inglesa.

Nominada a dos Goya, la cinta muestra la brutal represión de una revuelta popular en el antiguo pueblo de Riotinto. La película se recrea digitalmente la actividad minera que tenía lugar en la Corta Atalaya, una impresionante mina a cielo abierto con más de 5.000 años de historia. Junto a la mina se encuentra el mayor museo minero de Europa. Ambos se pueden visitar.

 

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