Por qué vestir de blanco en verano no nos hará sentir más frescos
Con la llegada del calor buscamos mil maneras de mantenernos lo más frescos posibles. Buscamos la sombra, interiores con aire acondicionado, huimos de salir durante las horas centrales del día y también, en muchos casos, nos vestimos con la ropa que pensamos que mejor nos protegerá del sol.
Desde siempre, la idea de usar telas de colores claros cuando estamos al aire libre ha sido la mejor opción para no pasar tanto calor. En la mayoría de los casos evitamos usar ropa de color negro porque creemos que nos hace sudar más al absorber la luz. ¿Es esto cierto? ¿Qué impacto real tiene el color sobre el calor cuando se trata de ropa?
Cómo influye el color en el calor
Cuando el sol aprieta en un caluroso día de verano, se emite una combinación de luz brillante y calor radiante. Esta luz solar es una mezcla de longitudes de onda que incluyen luz visible, infrarroja y ultravioleta. La ropa de colores claros refleja la mayoría de las longitudes de onda visibles que, a su vez, absorben menos calor.
Por el contrario, la ropa más oscura o negra (seguida de la de color violeta, azul, verde, amarillo, naranja y rojo) absorbe más longitudes de onda, más calor y, por tanto, hace que la ropa sea más cálida. Pero, aunque la ropa oscura absorba más calor, no significa necesariamente que el calor se transfiera a la persona que lo usa. Debemos tener en cuenta otros condicionantes externos.
¿Ropa negra o blanca en verano?
El blanco y el negro tienen comportamientos opuestos respecto a los rayos del sol. El blanco es una combinación de todos los colores. Esto significa que una camisa blanca reflejará la mayor parte de la luz y no se calentará mucho.
Arturo Quirantes, profesor de Física de la Universidad de Granada y autor del blog de divulgación científica El profe de Física, reconocía hace unos años que el blanco es mejor que el negro para una menor absorción del calor.
Esto significa que refleja los rayos del sol en lugar de que estos nos abrasen. Pero esto es verdad a medias, porque el calor no solo procede del sol. También de nuestro cuerpo sudoroso. ¿Por qué los beduinos de las regiones desérticas del norte de África visten ropa negra? No lo harían si no hubiera una clara ventaja.
Cuando este calor corporal golpea la ropa blanca, se refleja directamente hacia el cuerpo. El color negro, en cambio, absorbe todo el calor del sol, pero también absorbe el del cuerpo en lugar de reflejarlo.
Con un poco de viento, la ropa negra nos ayuda a mantenernos frescos porque favorece lo que se denomina la convección, es decir, el calor se transfiere por el movimiento de masa de aire o fluido. Gracias al viento y a que la ropa va holgada, el calor absorbido procedente del cuerpo se expulsa.
La ropa negra actuaría como una especie de chimenea: calienta el espacio entre la tela y la piel y forma una corriente de aire ascendente, que se suma al enfriamiento del cuerpo. Pero tiene que haber un espacio de aire entre la tela y la piel.
Esto explicaría por qué en el desierto usan ropa negra. Un estudio publicado ya hace unos años en Nature sobre el uso de túnicas anchas y negras de los beduinos del desierto, sugería que la cantidad de calor que gana un beduino expuesto al desierto caliente es la misma que la que gana con ropa blanca.
La diferencia entre ambos colores es que el calor absorbido por la túnica negra se pierde antes de que llegue a la piel. En el interior de la ropa se produce enfriamiento por convección por varios motivos: porque la túnica es amplia, porque dentro fluye el viento y porque puede producirse una especie de efecto chimenea.
Según esta investigación, y al menos en el caso de los beduinos y sus ropas, el negro es igual de efectivo que cualquier otro color siempre que se den otros factores como el grosor de la ropa y la holgura.
Lo mismo ocurriría con las tiendas nómadas del desierto. En ellas convergen dos efectos físicos: la sombra que producen y la ventilación. Al absorber mejor la radiación solar, la ropa negra de la tienda produce una sombra mejor que una blanca del mismo grosor. Y, para evitar que el aire caliente quede dentro, abren las tiendas completamente.
La tela también importa
Como hemos visto, uno de los factores más importantes para refrescarnos es evaporar el sudor de la superficie de la piel. Por tanto, cualquier tejido que usemos y que permita que el sudor se evapore más fácilmente nos hará sentir más frescos. En general, la ropa holgada que permite el flujo de aire es la mejor.
Hablamos de telas como el algodón, el bambú o el lino. El algodón es un tejido conocido sobre todo por su transpirabilidad, aunque se arruga fácilmente. El tejido de bambú es perfecto para los meses de verano porque no se adhiere a la piel, no atrapa olores, no se arruga y tiene la capacidad de evaporar rápidamente la humedad.
El lino es un tejido transpirable muy ligero, suelto y fluido. Hace un buen trabajo absorbiendo la humedad y se seca rápidamente. También podemos hablar de algunos materiales especiales, como los tejidos técnicos deportivos, efectivos para evacuar la transpiración.
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