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Ainhoa Urgoitia, cineasta: “Sin el trabajo de Eulalia Abaitua se habría perdido la dignificación de la mujer trabajadora”

Ainhoa Urgoitia, a la derecha, y Enrique Rey durante el rodaje de 'Norberaren gela'

Alazne Aldayturriaga

25 de abril de 2021 21:17 h

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Ainhoa Urgoitia ha rodado junto con Enrique Rey un documental sobre Eulalia Abaitua, la “pionera de la fotografía vasca”. Como cineasta, Urgoitia persigue dar a conocer realidades que le preocupan y no tienen altavoz propio, para “generar conciencia en la sociedad vasca”. Así, hace tres años se embarcó en un proyecto de investigación sobre fotografía y fotógrafas, cuando dieron con Abaitua. Sorprendidos por su obra y su documentación gráfica del final del siglo XIX y comienzos del siglo XX en Bizkaia y en todo Euskadi, la consideran una “adelantada” a su época, y decidieron crear 'Norberaren gela'. Ahora esperan poder estrenar el largometraje realizado con la productora Bitart New Media SL en varios festivales.

¿Por qué ‘Norberaren gela’? ¿Qué significa? 

‘Norberaren gela’ significa ‘una habitación propia’ y es un guiño a la obra de Virginia Woolf que lleva el mismo nombre. La obra habla sobre la necesidad de las mujeres de tener, por una parte, dinero y, por otra, una habitación propia, un espacio propio para a la hora de crear poder hacerlo. En el caso de Eulalia Abaitua, una de las cosas que nos llamó la atención, precisamente, fue esa, que ella dentro de su casa tenía una habitación propia para poder trabajar, algo que no era muy habitual en aquella época. Y menos siendo mujer.

¿Cómo surge la idea de este documental?

Somos dos directores, Enrique Rey y yo, Ainhoa Urgoitia. Ya habíamos trabajado en otros documentales y estábamos preparando un proyecto sobre fotografía y sobre fotógrafas que tuviesen un reconocimiento y sobre otras fotógrafas que no lo tuviesen. A la hora de buscar fotógrafas, nos dimos cuenta de que lo primero que encontrábamos eran fotógrafos. También nos pasaba lo mismo en el caso de las escritoras. Fue entonces cuando nos encontramos con Eulalia Abaitua. En ese momento no la conocíamos y, la verdad, nos sorprendió su obra y nos maravilló su mirada. Por eso, empezamos hace tres años a investigar a fondo todo lo que había hecho y cómo lo había hecho.

Se dice que Abaitua fue la “pionera de la fotografía vasca”, pero ¿quién fue Eulalia Abaitua? ¿Qué implica ser mujer, viajada y pionera a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX?

Se dice que Eulalia Abaitua fue la primera fotógrafa vasca y vizcaína de la que se tiene constancia. Pero claro, eso es lo que de lo que se tiene constancia; puede ser que hubiese alguna más. Lo que pasa es que, hasta el momento, es Abaitua la que tenemos. La verdad es que tener una fotógrafa en aquella época, además mujer, tuvo que ser muy revolucionario. Venía de la clase burguesa, que es cierto que le podía dar mayor facilidad a la hora de poder tener una cámara y a la hora de poder trabajar, pero como ella habría muchísimas más mujeres y hombres de una clase acomodada que decidieron no hacerlo, lo hizo ella. Tener una mujer que retratase, que diese visibilidad o que diese foco a otras mujeres creo que es fundamental. Y tener una mujer que fuese pionera en en técnicas, por ejemplo en fotografía estereoscópica, es de una riqueza insuperable.

¿Las fotografías de Abaitua se ven influidas por sus años en Liverpool?

En cierta forma a cualquier fotógrafo y fotógrafa le van a influir los espacios donde haya estado y los lugares y las personas con las que haya tenido contacto. Pero yo creo que Eulalia Abaitua sobre todo tiene influencia de lo rural, de lo cotidiano, de lo público y lo privado. Creo que Eulalia Abaitua, sobre todo, tenía una influencia de su propio entorno y de aquello que ella quería visibilizar. Creo también que Eulalia era consciente de que esa época se escapaba, de que esa época iba desapareciendo y llegaba una época de industrialización. Quiso retratar todo ese mundo rural, lo que poco a poco parecía que iba a ir desapareciendo. Su mayor influencia era su entorno, tanto público como privado.

Yo diferenciaría a Eulalia Abaitua entre lo público y lo privado, porque, por un lado, fue una retratista del paisaje. Fue una gran documentalista, fue la retratista del paisaje de Euskal Herria. También fue una retratista de las mujeres que quizás tenían un trabajo que, por digno que fuera, no tenía reconocimiento, y ella supo retratarlas y darles altavoz con su mirada, para posicionarlas y darles ese reconocimiento que merecían. Y, por otro lado, porque Abaitua trabajaba mucho el lado privado. Trabajó mucho con su familia, con su marido, siempre tuvo el apoyo de su marido. Creo que también fue muy importante que tuviese su apoyo y admiración por su trabajo. Trabajó mucho con su familia, los disfrazaba, creaba historias, situaciones... Por eso diferencio entre lo público y lo privado.

Durante su estancia en Inglaterra, Abaitua pudo familiarizarse con técnicas de fotografía y aparatos que por entonces todavía eran desconocidos en Euskadi. A su regreso, y con todo lo que se trajo desde allí, ¿se la puede considerar como ‘madre’ de la fotografía vasca?

¿Como ‘madre’ de la fotografía vasca? Más bien como precursora de la fotografía vasca. Con una mirada propia, con una mirada que daba altavoz a muchas mujeres trabajadoras de la época, con un retrato del paisaje de una gran calidad y con un trabajo de documentación, como documentalista y un trabajo etnográfico de un valor incalculable. En ese sentido sí podemos considerarla como una precursora. Además, tenía una parte de experimentación, que es muy interesante, que quizás es la menos conocida de la obra de Abaitua, que es la doble exposición, trabajaba también con placas estereoscópicas. Se la puede considerar una precursora y una mujer que tenía una mirada propia, una forma de hacer fotografía y de dignificar y dar el espacio que merecían las fotógrafas. Fue una mujer que disfrutaba mucho de la fotografía y eso se ve en su trabajo: jugaba con ella, disfrutaba con ella. Si queremos entender el País Vasco, y en concreto, la Bizkaia de aquella época, debemos recurrir a la fotografía de Eulalia Abaitua, es un testimonio visual increíble.

Se ha considerado a Eulalia Abaitua una “reportera gráfica” por su interés por mostrar la vida cotidiana de la sociedad vasca y, concretamente, de las mujeres del siglo XX. Se ven en sus fotografías mujeres trabajadoras, lavanderas… No son los protagonistas habituales de las fotografías. ¿Qué nos habríamos perdido de la historia popular sin su trabajo?

Precisamente, nos habríamos perdido la historia popular. Abaitua tomó el trabajo de reportera gráfica de todo ese periodo. Por eso, si no tuviésemos su trabajo, creo que no habríamos sabido, por un lado, el trabajo que había. El mundo rural, que poco a poco iba desapareciendo, y el cambio a ese mundo más industrializado. Se habría perdido todo el trabajo de las mujeres jardineras, en el campo, en el cuidado de sus hijos… Se habría perdido la dignificación de la mujer trabajadora, de esos puestos de trabajo que, quizás, no estaban reconocidos pero que Abaitua supo captar, y esa mirada para reposicionar a la mujer realmente en el lugar donde le correspondía. 

En aquella época no era habitual que las mujeres firmaran las fotografías que tomaban, ¿cómo lo hizo Abaitua?

Abaitua quiso hacer fotografía y la hizo. Es decir, esa determinación que tuvo también es muy importante. Fue una adelantada a su época, por la mirada que tenía y por la forma de trabajo que también se adelantaba a su época. Por eso digo que yo creo que ella quiso hacer fotografía y la hizo. Es cierto que tenía medios económicos, pero fue ella quien decidió hacer fotografía. Seguramente habría mucha gente que tuviese medios económicos y no decidió dedicarse a la fotografía, fue ella quien lo hizo. Además, tuvo ayuda de la familia, lo que también fue fundamental. Su marido, sus hijos y sus nietos le ayudaban con esas fotografías, colaboraban con ella. Ella quiso hacer fotografía, la hizo y tuvo esa ayuda, pero creo que, sobre todo, le ayudó esa determinación. Decir “esto es lo que yo quiero hacer y lo voy a hacer”.

¿Por qué decidió, entonces, firmar algunas de sus fotografías como “señora de Olano”?

No lo puedo decir con certeza. No sé si sería un guiño por la ayuda que recibió de su marido, por esa complicidad que ellos tenían. Su marido aparece en varias fotografías con ella, participa de ese juego. 

Se ha visto que el trabajo de Abaitua suscita interés, o al menos eso dan a entender las alrededor de 1.200 personas que se han acercado a ver sus fotografías a las Juntas Generales de Bizkaia, pero ¿sabe la sociedad vasca quién es?

La sociedad vasca conoce las fotografías de Eulalia Abaitua, pero no estoy segura de si sabe ponerle nombre, es decir, no sé si la sociedad identifica su trabajo con su nombre. A todo el mundo le gustan las fotografías antiguas, porque son parte de nosotros, son parte de la historia. Por eso, interesa mucho saber cómo era el lugar en el que vives hace 100 años. La fotografía tiene algo mágico, y todavía más cuando se trata de un estudio sociológico y etnográfico como el que ofrece Abaitua. Puede interesar por muchos aspectos, ya sea por la parte paisajística, porque es un documento gráfico de un valor inclasificable, o porque interesa el altavoz que dio a todas aquellas mujeres, esa mirada hacia el trabajo de las mujeres y su dignificación. Cualquier persona que se quiera documentar sobre el Bilbao de aquella época o sobre la Bizkaia de aquella época debe recurrir a las fotografías de Eulalia Abaitua, pero no tengo tan claro que se sepa realmente quién es la autora. Ahí está el problema.

¿Ve implicación en la sociedad para dar a conocer a mujeres que han desempeñado papeles relevantes pero que, sin embargo, no cuentan con un reconocimiento general? 

Poco a poco se está trabajando en ello, aunque queda mucho camino por recorrer. Poco a poco las instituciones se están involucrando más en dar a conocer todos esos trabajos, que los hay y habrá muchísimos más que todavía no se conocen. No podemos permitir que esos trabajos se queden ahí, ni de mujeres ni de hombres. Creo que hay que trabajar muchísimo por recuperar todos esos trabajos que no han visto la luz y que tienen un valor incalculable. En el caso de las mujeres queda mucho por hacer, pero creo que se está haciendo poco a poco.

Dice usted de que hace ‘cine de realidades’. ¿Aborda temas que interesan a la sociedad o aborda temas para que interesen a la sociedad?

Lo que intento con los documentales es dar altavoz a aquellos temas que me crean preocupación o que me hacen reflexionar. Intentamos dar visibilidad a las realidades que muchas veces no la tienen, o a realidades que nos suscitan interés y con las que creemos que podríamos llegar a crear conciencia en la sociedad y que creemos que pueden ser interesantes para poner en la palestra y que cada persona llegue a sus propias conclusiones.

¿Qué vamos a poder ver en el documental? ¿Qué han querido mostras a la sociedad?

Lo que hemos querido establecer Enrique Rey y yo con este documental sobre Eulalia Abaitua es un diálogo entre la obra de la autora y las obras de diferentes fotógrafas que trabajan actualmente en el País Vasco. Queríamos establecer un diálogo entre ambas porque los diálogos intergeneracionales siempre han sido muy enriquecedores, y creímos que en el caso de la obra de Abaitua podría funcionar bien. 

¿Cuándo y dónde se podrá ver este documental?

Queremos estrenarlo en mayo. Vamos a empezar ahora una ruta por festivales. Esperamos poderlo estrenar a lo largo de este año. Hay un festival que ha colaborado con nosotros, Getxophoto, el Festival Internacional de Imagen de Getxo, en el que nos gustaría presentar el trabajo realizado. Queremos llevarlo a diferentes festivales, tanto de fotografía como de cine. 

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