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Los trabajadores recuerdan Zaldibar dos años después: “¿Bajar dónde? Se ha derrumbado todo el vertedero”

La Ertzaintza, en Zaldibar

Alazne Aldayturriaga

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“Cuando nos dijeron que faltaban Alberto y Joaquín no pensé que no los iba a volver a ver. Diez minutos antes estuve hablando con Alberto y pensar que es así es terrible. Fue muy duro lo que pasó”. Es el testimonio de Ángel, un camionero que descargó en el vertedero de Zaldibar pocos minutos antes de que se derrumbara todo sobre la autopista AP-8 y sepultara a dos trabajadores, Alberto Sololuze y Joaquín Beltrán. A pocos días de que se cumplan dos años del suceso, el camionero ha contado su “terrible” vivencia ante los micrófonos de Euskadi Irratia.

Ángel llegó al vertedero —al que acudía “muchas veces” a descargar su camión—, saludó a Sololuze en la báscula en la que trabajaba y se quedó un rato hablando con él. En ese momento estaba con él otro camionero, al que dejó marchar tras darse cuenta de que su propio camión tenía la rueda pinchada. Cuando salió de debajo del camión, se encontró con un mundo “totalmente diferente” al que había dejado. “Estaba al lado del camino por el que se bajaba, así que le dije a un trabajador que iba a bajar, a lo que me contestó: '¿Bajar dónde? Se ha derrumbado todo el vertedero'. Fue entonces cuando me di cuenta de lo que había ocurrido”, cuenta.

Lo que vio desde allí lo compara con las famosas imágenes tras el atentado del 11S. “Era terrible, volví a ver esas imágenes oscuras y llenas de polvo. Estaba todo mezclado”, relata. Al darse cuenta de lo ocurrido, retiraron los camiones a “un lugar seguro” y llamó al compañero al que había dejado ir para quedarse a arreglar la rueda que se le había pinchado. “'¿Estás bien?', le dije, pero él no había visto nada. Seguramente fue el último que bajó y el último que estuvo con Alberto. Nos tocó una lotería tremenda”, asegura. Enseguida comenzaron a llamar a los trabajadores que se encontraban en la parte de abajo del vertedero y les dijeron que faltaba gente. Sin embargo, en ese momento Ángel no supo si era verdad. “Diez minutos antes estuve hablando con Alberto y pensar que es así es terrible”, confiesa.

El terreno se desplazó hacia abajo, a la báscula en la que estaba Alberto. Desde allí veíamos todo perfectamente, porque bajó en plano. Veíamos a dos trabajadores, un camión medio tumbado, pero no se veía la báscula por ningún lado

Los restos de Sololuze fueron encontrados el 16 de agosto de 2020, seis meses después del derrumbe que acabó con la vida de los dos trabajadores. Sin embargo, el operativo de búsqueda no halló los de Beltrán. El Gobierno vasco “priorizó” al comienzo de la legislatura en septiembre de 2020 “encontrar con urgencia” a Beltrán. No obstante, en mayo de 2021, el Gobierno de Urkullu comunicó a la familia que la búsqueda de sus restos finalizaría sin haber sido encontrados a pesar de que la familia demandó que no la dieran por terminada antes de hacerlo.

Desde la parte alta, Ángel y los demás trabajadores podían ver cómo se había derrumbado el vertedero: “El terreno se desplazó hacia abajo, a la báscula en la que estaba Alberto. Desde allí veíamos todo perfectamente, porque bajó en plano. Se veían la criba, los coches. Veíamos a dos trabajadores, un camión medio tumbado, pero no se veía la báscula por ningún lado”. Unos días antes del derrumbe, Beltrán avisó a la empresa de la aparición de grietas, a las que no dieron importancia. Ahora un documento del organismo estatal Cedex señala que el terreno presentaba gran inestabilidad en los días previos y entiende que los movimientos, de entre 2,2 y 3,5 metros cuando lo normal es que se desplace entre 0,1 y 0,3 al año, debían haber sido atendidos con más intensidad.

De uno de los dos helicópteros que vieron sobrevolar el vertedero bajaron dos ertzainas, que se aseguraron de que los trabajadores que estaban arriba se encontraban en buen estado y les pidieron que no se movieran mientras se dirigían a la parte baja para consultar lo mismo con los trabajadores. “No nos juntamos con el resto, porque no sabíamos si se podía bajar. No sé por dónde salieron los demás. A nosotros nos vinieron a buscar desde un caserío de Elgeta y bajamos en coche”, cuenta.

“Tenía muy buena relación con Alberto, era una persona muy cercana, siempre estábamos bromeando. Los dos eran muy buenos profesionales. También tenía plena confianza en el trabajo que realizaba Joaquín, lo hacía apropiadamente y siempre estaba dispuesto a ayudar”, recuerda Ángel. El suceso de la tarde del 6 de febrero de 2020 le “cambió la vida”. “Todos sabemos que vamos a morir, pero ahí me di cuenta de lo fácil que es desaparecer del mundo. Miras a los de casa y los ves de otra forma, tienes ganas de disfrutar la vida”, afirma. El eco que se hicieron los medios sobre el suceso de Zaldibar ha hecho que Ángel tenga “fuerza” al recordarlo. Sin embargo, sigue lamentando la pérdida de sus compañeros: “Cada vez que paso por el vertedero miro. Está empezando a crecer la hierba otra vez y no puedes evitar pensar 'esos pobres...'”.

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