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Las alarmas se encienden en el PNV al caer por debajo de los 200.000 votos por primera vez en su historia

Andoni Ortuzar, la candidata Oihane Agirregoitia e Izaskun Bilbao, este domingo a medianoche tras el escrutinio

Iker Rioja Andueza

Vitoria —
10 de junio de 2024 21:28 h

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Las elecciones europeas han traído tres malas noticias para el PNV. Una, nunca antes se había quedado en Álava, Bizkaia y Gipuzkoa por debajo de los 200.000 votos. Dos, los nacionalistas habían ganado 55 veces en todo tipo de comicios en Euskadi y perdido seis, pero nunca habían bajado hasta la tercera plaza como ahora. Y, tres, lo que los cuadros del partidos sienten como más doloroso es haber sido superados al fin –y con claridad– por una EH Bildu que llevaba tiempo amagando con el sorpaso. El PNV salvó el 'match ball' de las autonómicas y, con un acuerdo con los socialistas que ha sido presentado este lunes, Imanol Pradales se convertirá en lehendakari la próxima semana. Pero las caídas en las municipales, forales y generales y ahora este revés han encendido las luces de alarma en algunos sectores del que tradicionalmente ha sido el principal partido vasco.

El mensaje oficial, fijado por el presidente del Euzkadi Buru Batzar (EBB) y por la presidente de la organización más poderosa, la de Bizkaia, es que no ha habido trasvase de votos. Andoni Ortuzar e Itsaso Atutxa insisten desde el pasado año en que sus votantes no les son infieles, en que simplemente se quedan en casa. “No hay transferencia de voto a otras formaciones. Es nuestra propia abstención, más allá de tratarse de unos comicios en los que siempre hay baja participación”, ha insistido Atutxa este mismo lunes. Además, se recalca que el “objetivo” para esta cita con las urnas se ha cumplido: salvar el escaño en Bruselas y Estrasburgo en un contexto de polarización entre socialistas y PP a modo de segunda vuelta de las generales.

Internamente, sin embargo, las reflexiones son diferentes. “La ciudadanía quiere cambios. Llevamos muchos años gobernando y habrá gente cabreada, seguro”, explica una fuente. Mientras EH Bildu tiene una “fidelidad” elección tras elección del “90%” de sus simpatizantes, el PNV ha empezado a entrar en el juego del voto dual. “Está claro que ha habido voto que ha ido ahora al PSE-EE y, en Álava, también al PP”, explican estos análisis. El partido ha encargado ya análisis “mesa por mesa” para detectar posibles movimientos por franjas de edad e incluso por nivel de renta, como ya hizo en las autonómicas. En las últimas horas han vuelto a reaparecer los mensajes de texto y memes críticos con la dirección, aunque de momento no cristalizan en un movimiento opositor con cara y ojos.

Entre los rivales hay quien ha visto ya que el PNV se ha convertido un partido “mortal” y no imbatible. EH Bildu, de hecho, insiste en que es cuestión de tiempo que su liderazgo tradicional en las principales instituciones vascas se desmorone también. “La política cambia a una velocidad de vértigo”, admite un dirigente vasco incapaz de predecir lo que puede suceder a medio plazo en Euskadi.

El problema en Navarra

El de este domingo no es el peor porcentaje de voto de la historia del PNV. Precisamente en las primeras europeas, las de 1987, el PNV ya perdió frente a la izquierda abertzale, entonces con la marca Herri Batasuna, y se quedó en un 19,4%. Ahora ha sido un 22,4%. Pero sí ha pulverizado el suelo de papeletas recibidas, que estaba en 201.000 en otras europeas, las de 1989. En contraste, el máximo histórico fueron los 600.000 de Juan José Ibarretxe en 2011 en coalición con EA y contra el fortísimo PP de Jaime Mayor Oreja. Hace apenas mes y medio, Pradales superó los 370.000 apoyos.

Pero las cifras encierran realidades muy dolorosas para el PNV. En Vitoria y en Álava es la cuarta fuerza adelantado también por el PP. Ni siquiera su feudo tradicional, Bilbao y Bizkaia, se ha teñido de verde en estas europeas por el empuje no ya de EH Bildu sino de los socialistas, que están exultantes. La coalición CEUS tampoco ha funcionado como se esperaba. El principal socio del PNV era Coalición Canaria. La formación del presidente autonómico ha perdido la mitad del porcentaje de votos (del 20% al 10%) y es la cuarta fuerza en el archipiélago que gobierna, por detrás de PSOE, PP y Vox. En Baleares, el socio local PI ha quedado en octava posición con menos del 1% de apoyos. Se publicitó en campaña que apoyaban a CEUS desde Catalunya sectores “pragmáticos” de la antigua CiU y luego del ya extinto PDeCAT. Sin embargo, hasta veinte formaciones tuvieron más apoyos y los votos fueron la mitad que los obtenidos en 2019 allí.

¿Y Navarra? El PNV compareció allí con la marca Geroa Bai e hizo campaña sin sus siglas y símbolos. Geroa Bai, como tal, no se presentaba, aunque sí lo hacían sus tres partidos socios, PNV, Socialverdes -la formación de la expresidenta Uxue Barkos- y Atarrabia Taldea. Sin UPN en liza, CEUS ha quedado en séptima posición y en la capital, Pamplona, baja a la octava tras ser superado incluso por el ultra Luis Pérez (Alvise) y su invento Se Acabó la Fiesta. EH Bildu le ha metido una diferencia de 40.000 papeletas en la comunidad foral.

¿Y cómo han encajado estas cifras? “Estamos de verdad satisfechos”, ha dicho este lunes el portavoz parlamentario de Geroa Bai, Pablo Azcona, que procede de la parte de Barkos. Ha señalado como única “preocupación” de los comicios los avances de la ultraderecha, sin mencionar los retrocesos propios. “Desde luego eran unas elecciones difíciles pero estamos satisfechos de haber colaborado que la voz de Navarra esté en el conjunto de Europa”, se ha limitado a responder a los periodistas, dando a entender que el objetivo está cumplido habiendo salvado el escaño, que ahora será ocupado por Oihane Agirregoitia tras quince años de Izaskun Bilbao.

La situación en Navarra es una preocupación creciente en el PNV. Ya se mencionaba la necesidad de reforzar la estructura y marca del PNV en el proceso interno 'Entzunez Eraiki', diseñado para identificar los problemas y ámbitos de mejora. En las generales de 2023 Geroa Bai también fue la séptima fuerza en la circunscripción navarra. El PNV es un partido histórico en ese territorio y con implantación incluso antes de la Guerra Civil. El único ministro que ha tenido en la historia ha sido el navarro Manuel de Irujo. El PNV regresaba también la circunscripción de Francia dentro de una coalición ecologista que ha quedado en decimocuarta posición en Iparralde con apenas 2.000 votos, muchos menos que los logrados en solitario hace diez y quince años.

En breve, renovación interna

Este lunes se ha reunido el EBB. Lo hace todas las semanas pero, en esta ocasión, los datos de las europeas han estado muy presentes. En pocas semanas se dará inicio al proceso de renovación interna tanto de la dirección nacional como después, en cascada, de las territoriales. La previsión es que pueda hacerse ese cónclave (la novena Asamblea General) a principios de 2025 y los formalismos obligan a convocarla con seis meses de antelación, por lo que no hay tiempo que perder. 'El Correo' publicó que Ortuzar dijo en una reunión interna que sería un proceso “casi refundacional”.

Sin embargo, en paralelo, Ortuzar ha ido dejándose querer ante un eventual nuevo mandato al frente del PNV aunque todo el mundo diera por hecho que su etapa tocaba a su fin después de doce años. Al fin y al cabo, él mismo usó el argumento de la necesidad de relevo generacional en la arriesgada -y todavía no explicada- operación de relevo del mayor activo institucional del partido, el lehendakari Iñigo Urkullu, para apostar por Pradales. Urkullu y muchos de sus consejeros, que en breve dejarán la primera línea política, son parte de una misma generación nacida entre 1960 y 1965 y que era conocida como los 'jobubi' o jóvenes burukides de Bizkaia.

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