La incidencia de la COVID-19 en las residencias vascas ha bajado un 16% desde el pasado martes (de 236 a 200 casos activos, repartidos en 34 brotes), según el parte semanal de las diputaciones de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa. En esta nueva fase de la pandemia sin mascarillas obligatorias en casi ningún contexto y sin restricciones, estos centros son un punto que se considera de riesgo y se mantiene el seguimiento de los contagios y de las incidencias vinculadas al coronavirus. Además, continúan registrándose fallecimientos. Han sido dos en los últimos días, ambos procedentes de centros vizcaínos. Ello eleva a 1.211 el total de decesos en la pandemia, según las estimaciones de este periódico.
El territorio con más casos es Gipuzkoa, donde los positivos han crecido de 58 a 90 tras una semana con 86 nuevos positivos. Hay doce residencias con mayores infectados y los brotes serían 18 si se tiene en cuenta aquellos donde hay trabajadores contagiados. Son cuatro los centros con más de una decena de casos. En Arangoiti de Beasain hay 22 personas diagnosticadas, en el complejo donostiarra Hermano Garate-San Ignacio son 19 y se han detectado 14 tanto en Iturbide de Arrasate-Mondragón como en Santa María Magdalena de Hernani. No ha habido decesos en los últimos días.
En Bizkaia hay 83 casos, muchos menos que los 127 del informe anterior. Los focos activos son 15. Dos mayores han muerto a causa de la COVID-19 y 12 permanecen hospitalizados. Son ya muchos meses en que esta Diputación no desglosa en qué residencias se están dando los casos y los fallecimientos. En cuanto al personal son 98 los profesionales o contagiados (77) o de baja (21), un dato ligeramente por encima del anterior (94).
En el caso de Álava, los positivos caen de 51 a 27 tras una semana con 45 recuperados y una estimación de 21 contagios. Los casos se reparten en siete brotes. El de mayor importancia es el de la residencia foral Txagorritxu, con 17 casos activos. En el centro San Esteban de Betoño ha aparecido el coronavirus por vez primera en dos años y dos meses de pandemia. Por el contrario, la residencia de IMQ en Vitoria, el antiguo San Onofre o Clínica Álava, va ya por el séptimo brote. Y ello a pesar de que en la primera ola fue vaciada para atender a pacientes con COVID-19 derivados de la Sanidad pública cuando los hospitales estaban próximos al colapso.
elDiario.es/Euskadi
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