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La gastronomia sin 'masters' ni 'tops'. El delantal, el rodillo y la mesa. El fogón y la cazuela. Alimentarse para disfrutar. 'Miel sobre hojuelas', un espacio para vivir con gusto de todos los sentidos.

Dietético no es ecológico

Elena Zudaire

Me encanta entrar en los súpers. De un tiempo a esta parte las grandes marcas comerciales han conseguido que te sientas tan a gusto que te dan ganas de comprarte todo lo que te ofrecen. Aunque esas ofertas no sean tales. Aunque los descuentos se escuden en fechas de caducidad próximas. Aunque sepas que todo está colocado para que piques. Aunque salgas con el carro lleno de cosas que no necesitas. La musiquilla, el ambiente, los trabajadores afanosos… ¿Quién se puede resistir? Yo no.

Los súpers de aquí y de allá dicen muchas cosas del lugar en el que estás, sea otro barrio u otra ciudad. Estoy segura de que podría hacerse (si no se ha hecho ya) una especie de estudio sociológico en base a la clientela del súper. Aquella mujer es muy organizada y siempre lleva lista de la compra. Sin embargo éste debe de estar pasándolo fatal porque tiene el carro lleno de calorías. Fíjate, qué concienciada está esa pareja, que compra producto cercano. O mira cómo lee las etiquetas ése, que va a tardar dos horas en hacer la compra.

Yo visito habitualmente un súper que hace poco ha sido reformado para, imagino, estar acorde con la imagen de marca del resto de la cadena. Es un súper muy molón, con sus mensajes de bienvenida y despedida al cliente, todo muy bien ordenado y puesto en bandejitas e incluso muy implicado en ofrecer productos locales y ecológicos, envueltos en plástico y poliuretanos para conservar todas sus propiedades y que no se escape ninguna.

Con la reforma ha colocado un módulo gigantesco con todos sus productos ecológicos, ideal para que no tengas que ir sección por sección si quieres que tu cesta sea verde. Estos productos comparten espacio sin distinción alguna con los dietéticos, los edulcorados y otros como los que se comen si sigues una de esas dietas en la que sólo puedes comer tal o cual cosa. De tal forma que el que se compra unas galletas con sorbitol y una amplia gama de conservantes, colorantes y mejorantes del sabor, no tiene que irse lejos para comprar un paquete de pasta procedente de agricultura sin pesticidas y respetuoso con las condiciones de sus empleados.

Y yo no sé si lo hacen para que compres de los dos y así compenses con uno todos los quimicazos del otro. Porque lo mismo yo soy una mal pensada y resulta que no es que la empresa no tenga ni pajolera idea (ni le importe) de la diferencia entre un producto ecológico y otro (mal llamado, por cierto) dietético y esté mezclando churras con merinas. Vamos, que seguro que yo yerro al creer que el comercio confunde al consumidor insinuando que el ecológico no engorda o que el dietético es tope natural. Igual lo que pasa en realidad es que la marca lo hace por el bien del consumidor y su educación en la alimentación e intenta que la filosofía de respeto a los tiempos de la tierra y al medio ambiente de la producción ecológica compense los sorbitoles y xilitoles de los batidos proteicos para adelgazar que te dejan el hígado y el riñón contentos. Que todo puede ser oye. Así que yo voy a seguir yendo a mi súper de siempre, porque sé que es el que más se preocupa por mi alimentación.

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