Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sobre este blog

Periodista. Entre rebote y rebote 'cambió' el baloncesto por la actualidad.

El petardo de la política

Igor Marín

Comienzan la Aste Nagusia de Bilbao. La fiesta en la que, como dice la vieja canción de Serrat 'Fiesta', “se van nuestras miserias a dormir”. O, al menos, eso debería suceder. Pero no. En este país de proclamas, de gestos y de pancartas hay que aprovechar cada fogonazo para salir en la foto. No puede la izquierda abertzale dejar pasar una ocasión para hacerse notar. No puede respetar el deseo de la gran mayoría de la ciudadanía de pasar unos días en paz y con alegría. Tienen que ondear su bandera donde y como sea. Un complejo que arrastran desde lo más profundo de su corta historia y que demuestra un complejo digno del mejor diván. Se podía haber elegido de ‘txupinero’ a un representante de cualquier colectivo de la comparsa, en Vitoria han sido la Asociación de Donantes de Sangre o el Banco de Alimentos, pero no, había que usar un balcón de todos para poner la foto de unos pocos. De unos pocos que, es lo más grave, han jaleado y aplaudido a quienes llenaron nuestros días de lágrimas y sangre.

Y una decisión totalmente equivocada lleva a una respuesta desproporcionada. El delegado del Gobierno, aunque cumple su deber, encuentra un espacio perfecto para agitar sus proclamas. En vez de buscar consensos, respuestas conjuntas, negociar, apaciguar y proponer soluciones, mata moscas a cañonazos. Es una buena cortina para tapar otros humos que afectan al Gobierno. Es una buena ocasión de despertar viejos fantasmas. Es verdad que es intolerable que se usen las fiestas para dar voz a quienes han apoyado la violencia, pero es ridículo proporcionar protagonismo a quien no lo merece, no entender que las cosas están cambiando (aunque queden muchísimos pasos) y que la polémica hace un flaco favor a la convivencia.

La ciudadanía quiere vivir las fiestas sin política, anudarse el pañuelo al cuello y desconectar por unos días de una realidad azotada por el cortoplacismo, asolada por unas cifras de desempleo insoportables y agobiada por la falta de oportunidades. Pero no es posible. Primero por la tozudez de quienes no son capaces de avanzar y, después, por la ineptitud de quienes lejos de servir a la normalidad, apagan fuegos con gasolina. En este caso la responsabilidad recae en la provocación, pero también en la nula capacidad de solventar problemas.

Dice Serrat en ‘Fiesta’ que “el prohombre y el gusano, bailan y se dan la mano, sin importarles la facha”. Menos fachas y más lógica. Aunque en el lodazal, a los animales que les gusta retozar, es imposible ver las cosas claras.

Por cierto, ¡felices fiestas a los y las bilbaínas!

Sobre este blog

Periodista. Entre rebote y rebote 'cambió' el baloncesto por la actualidad.

Etiquetas
stats