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La Red Natura y su biodiversidad en Euskadi
En 2017 se cumplirán 25 años de la aprobación de la Directiva europea de Hábitats, que tiene como finalidad la conservación de los ecosistemas y las especies más singulares y amenazadas de Europa. El principal logro de la Directiva, durante estas dos y media décadas, ha sido la implantación de la Red Natura 2000, que se ha convertido en el conjunto de áreas protegidas más extenso a nivel mundial. Forman parte de ella más de 26.000 espacios, lo que supone casi la quinta parte del territorio europeo.
La Red Natura 2000 tiene la finalidad de preservar la biodiversidad en el espacio de la UE, siendo obligación de los Estado miembros y en el caso del Estado español, sus comunidades autónomas, y, por tanto, Euskadi, desarrollar modelos de gestión que favorezcan su mantenimiento, siempre teniendo presentes criterios científicos, económicos, sociales y culturales. Por tanto, son posibles, y en algunos casos necesarias, las actividades humanas en estos espacios siempre y cuando sean ambientalmente sostenibles y no afecten a la integridad del lugar o a la conservación de los hábitats y especies presentes.
La Red Natura 2000 es la apuesta europea más decidida para conservar la biodiversidad y su definición en el País Vasco ha contado con un gran proceso de participación ya que los mayores retos a los que se enfrenta la humanidad son detener la pérdida de biodiversidad y combatir el cambio climático.
Euskadi aporta a Red Natura 2000, 55 espacios, con una extensión de 1.500 kilómetros cuadrados, superando la media europea en la designación de espacios de la Red Natura, ya que el 23% del País Vasco está incluido en esa figura de protección europea, mientras que la media comunitaria es del 18%.
En Euskadi viven más de 700 especies de animales vertebrados, 1.780 invertebrados y unas 7.600 especies de plantas. De ellas, 46 especies vertebradas se encuentran amenazadas -21 en peligro de extinción-, y 125 especies de flora vascular se encuentran en situación de amenaza, con 54 especies en peligro de extinción. Algunas de las especies más relevantes en peligro de extinción son la rana meridional; águila perdicera, quebrantahuesos, milano real; cangrejo de río común; libélula; murciélago de bosque, nutria, visón europeo; lamprea; amapola violeta, geranio de roca y nenúfar blanco. El declive de muchas especies se debe al deterioro de los hábitats naturales, ya que nuestra comunidad, por sus condiciones orográficas, desarrollo industrial y modelo de población, ha pagado en algunas zonas un alto precio en la conservación del medio natural.
La Red Natura 2000 es clave para asegurar el suministro y mantenimiento de una amplia gama de los servicios de los ecosistemas, en los que se sustentan la prosperidad económica y el bienestar sostenible. Los espacios de la Red Natura en Euskadi constituyen un importante almacén de carbono y eficaz herramienta para mitigar los efectos del cambio climático; también regulan los recursos hídricos y proporcionan agua de calidad para el consumo humano; reducen los costes de reparación que provocan las inundaciones; preservan paisajes que son el principal activo para la recreación y el turismo de naturaleza; y contribuye decididamente al mantenimiento de la agricultura y de la ganadería tradicional vasca.
Centrándonos más en los trabajos que ha supuesto la Red Natura 2000 en la conservación de la biodiversidad en Euskadi, es importante resaltar la realización de los proyectos Life-Naturaleza para la conservación de especies de interés comunitario, entre otros, el del visón europeo y águila de Bonelli en Alava, de hábitats, como la regeneración de dunas en Urdaibai, y de espacios Natura 2000, como los de Txingudi y Aiako Harria en Gipuzkoa. Estos proyectos, que han sido los primeros en ejecutarse en nuestro País, además de su propia virtualidad para mejorar el estado de conservación de elementos naturales amenazados, han tenido también un carácter demostrativo y han permitido avanzar en las exigencias que conlleva Natura 2000 en la conservación de la biodiversidad en Euskadi.
El de los estuarios del País Vasco es otro proyecto Life-Naturaleza de importancia, que se ha desarrollado en el período 2010-2014, y que ha permitido frenar en la costa vasca el avance de la planta invasora Baccharis halimifolia, conocida popularmente como “chilca”, gracias a los tratamientos de eliminación realizados en más de 780 hectáreas de las zonas de Urdaibai, Lea, y Txingudi. Se trataron 570.000 arbustos de la especie invasora, y se arrancaron a mano más de 5 millones de plántulas lo que ha permitido mejorar ambientalmente alrededor de 300 hectáreas de hábitats de interés comunitario.
Precisamente, la Comisión Europea seleccionó en su programa LIFE la labor de erradicación de la planta invasora Baccharis halimifolia anteriormente citada, “como uno de los 13 mejores proyectos LIFE-Naturaleza de los 46 evaluados en toda Europa en 2014”.
En otro ámbito territorial y temático, está el proyecto Life+Irekibai de cara a mejorar la conectividad y los hábitats en ríos compartidos por Navarra y Gipuzkoa, y cuyo objetivo general es la mejora del estado de conservación de los hábitats y especies fluviales de interés comunitario de los espacios Natura 2000 situados en las cuencas del Bidasoa y del Leitzaran. Entre otros trabajos realizados conviene destacar la eliminación de presas y azudes, el control de especies exóticas invasoras que merman la diversidad autóctona y la restauración de hábitats degradados. Dicho proyecto comenzó en 2015 y se espera que finalice en 2020.
A parte de las razones éticas de quienes esgrimen que la biodiversidad tiene un valor intrínseco y que tenemos la obligación de velar por la conservación de toda forma de vida existen otras razones para tratar de frenar su pérdida o deterioro. La desaparición de una especie altera el equilibrio natural, pone en peligro el funcionamiento de todo el ecosistema del que forma parte y, tarde o temprano, acaba afectando a nuestra calidad de vida y a nuestra economía.
Aun cuando todavía se sabe poco sobre las funciones que desempeñan la mayoría de las especies en el funcionamiento de sus ecosistemas, sabemos que éstos son más estables y menos frágiles cuanto mayor es su diversidad biológica. Cuanto más diverso, mayor es por tanto su capacidad para autorregularse, para sobreponerse a los impactos negativos y para suministrar los servicios ambientales que son la base de nuestro bienestar. Por todo ello, usemos la razón: defendamos la biodiversidad y la naturaleza en defensa propia.
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