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La abogada de la víctima de abusos en Gaztelueta: “Se siguen archivando casos de acoso y abuso”

Leticia de la Hoz, abogada de la familia de la víctima de abusos sexuales en Gaztelueta, este lunes en el Parlamento

Iker Rioja Andueza

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La ponencia creada en el Parlamento Vasco para investigar y prevenir casos de abusos sexuales en la infancia ha invitado este lunes a la letrada Leticia de la Hoz, conocida por haber sido la abogada de la familia del joven que fue agredido sexualmente en el colegio concertado Gaztelueta por un profesor numerario del Opus Dei y que arañó en la Audiencia Provincial de Bizkaia una condena de 11 de años de cárcel a pesar de las presiones recibidas, algunas de ellas físicas. De la Hoz continúa llevando casos de abusos y acoso escolar dentro de la asociación Infancia Robada y asegura que una sociedad que no protege a los menores está “enferma”. Por ello, ha alertado de que en Euskadi “todavía se siguen archivando casos de acoso y de abuso que deberían estar juzgados y con sentencias condenatorias”.

De la Hoz, en conversación con los periodistas después de su comparecencia parlamentaria, ha destacado que hay que poner a las víctimas en el centro dado que no es extraño que sientan “culpabilidad y vergüenza”. “Para su recuperación, lo que entienden los profesionales es que tiene que haber una condena para que quede claro que la víctima no es el culpable, que la culpa la tienen otros”, reseña la abogada. Además, ha señalado que una denuncia puede suponer una victoria no sólo para la víctima sino para otras ocultas de un mismo depredador. “Muchas veces las víctimas quieren que salga a la luz para que esa persona no lo vuelva a hace”, diagnostica, aunque siempre respetando a aquellas que prefieren el silencio y el anonimato.

Pero no basta con animar a denunciar. Según la jurista, hay que procurar “formación” a los operadores judiciales para que detecten este tipo de casos y eviten una revictimización y para que lo que viene después de la denuncia no sea un 'via crucis'. “Los jueces y los fiscales, pero también los secretarios, o los letrados, todo el que tiene contacto con víctimas, en definitiva, necesitan una formación de lo que tienen entre manos y de las consecuencias”, ha indicado. Y ha puesto un ejemplo concreto: “Hemos conocido a una menor que la sacaban y la metían en un grupo de WhatsApp 20 veces al día y nos preguntaba un juez de menores si con eso pretendíamos que hubiera una condena. Pues a lo mejor eso es un acoso muy grave que sí que debería estar contemplado. A lo mejor el juez debería tener una empatía. Resulta que, hoy, en la sociedad en la que vivimos, para los menores -y más para los adolescentes- eso es fundamental y les lleva acarreada una ansiedad que no les deja vivir. Lo que para nosotros puede ser una tontería, a lo mejor no lo es. No basta sólo con conocimientos jurídicos”.

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