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“Es irónico que las artistas de éxito no sean necesariamente feministas”

Frances Morris durante la entrevista en el Azkuna Zentroa de Bilbao

Patricia Burgo Muñoz

Dos años al frente de una de las galerías de arte más importantes del mundo, han sido suficientes para que Frances Morris dé una 'vuelta de género' a la programación de la Tate Modern de Londres. Y es que, Frances Morris ha jugado un papel clave en la evolución de de la galería londinense, a la que se unió como comisaria en 1987 y donde ha ocupado gran parte de su carrera como Directora de Exposiciones (2000-2006) y Directora de Colecciones y Arte Internacional, hasta abril de 2016, año en el que fue nombrada directora, convirtiéndose así en la primera mujer en asumir la dirección del centro de arte de la capital inglesa.

Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Cambridge, Morris (Londres, 1959), se declara “feminista comprometida”, y lucha desde hace décadas por conseguir la paridad también en el arte. La experta se detiene en cada respuesta de esta entrevista, igual que hizo durante su participación en la séptima edición del curso 'Perspectivas feministas en las producciones artísticas y las teorías del arte' organizado por el Azkuna Zentroa de Bilbao. Morris era consciente de que su público en esta ocasión estaba “comprometido” con el activismo, algo que no siempre ocurre, por lo que considera que es necesario “dar pasos positivos hacia la igualdad”, algo que se toma como una “responsabilidad personal” en su papel al frente del Tate Modern.

Ha venido a Bilbao a participar en un curso sobre arte y feminismo ¿Considera que el feminismo debe ser algo transversal que tiene que llegar a todos los campos?

Sí, así debería ser. En este curso hablo delante de personas comprometidas con la idea de la paridad de género. Pero creo que es posible abordar este tema desde un punto de vista más amplio y abordar la exclusión histórica desde varias perspectivas diferentes. Y esa naturaleza interseccional es realmente interesante y desafiante.

Desde hace dos años dirige uno de los centros de arte más importantes del mundo y uno de sus objetivos ha sido trabajar por la igualdad en los programas de exhibición, ¿se lo toma como una responsabilidad personal?

Por supuesto, para mí es una responsabilidad personal porque aunque tenemos un compromiso colectivo de iluminar el trabajo de las mujeres, para que eso suceda alguien tiene que insistir. Yo no puedo cambiar de la noche a la mañana la colección permanente que se ha ido construyendo por cientos de años, pero sí puedo insistir en ciertas áreas y dar paridad a las mujeres.

Desde que soy directora he insistido especialmente en las colecciones monográficas donde exhiben artistas individuales, ahí, donde se presentan los trabajos más maduros, la mitad deben ser de mujeres. y yendo más allá, el programa de exhibiciones también debería alcanzar la paridad. Por supuesto, conseguir este objetivo me está llevando tiempo, he tardado dos años en hacer que ocurra, pero si miramos hacia adelante, los próximos tres años hay paridad en las exhibiciones. Mi siguiente desafío es intentar realmente diversificar el tipo de temática y hacerlo con coherencia, inteligencia e integridad, y eso lleva tiempo.

En España la realidad es otra. Aunque en las formaciones académicas las mujeres son mayoría, el porcentaje de las que pueden exponer está siempre por debajo de los hombres. ¿Falta compromiso?

Vivimos en un mundo que privilegia a los hombres, no hay duda. El sistema educativo, las estructuras sociales, los roles laborales... Cuando piensas en la primera generación de feministas, las demandas en el Reino Unido se centraban por ejemplo en conseguir un salario igualitario. ¿Tenemos un salario igualitario? No, el mundo todavía privilegia a los hombres. Y si lo hace en Europa, ¿qué ocurrirá en otra partes del mundo?

Esto ocurre también en galerías y museos, donde hay que hacer un gran esfuerzo para tomar acciones positivas. Esto significa que tenemos que mostrar artistas que no se muestran en galerías comerciales, colecciones públicas o en museos. No es una sorpresa que los grandes museos, y el Tate también, tienen todavía programas muy descompensados, y la única manera de comprometerse para cambiar esto es tomar acciones positivas. El otro día leí en el periódico que en Reino Unido se podrá alcanzar la igualdad en el salario en 2075. Quizá en 2075 nuestros programas de exhibiciones estén compensados en materia de género...

2018 ha sido el año en el que el feminismo ha encendido su altavoz. En el mundo de la cultura, el fenómeno #metoo ha puesto el foco en las actrices, por ejemplo. ¿Falta dar este paso en el mundo del arte?

Para mí es irónico que las artistas con éxito no sean necesariamente artistas feministas. Creo que el activismo feminista está haciendo mucho por crear una cultura alrededor del arte de las mujeres, pero no creo que el arte feminista esté todavía ampliamente aceptado, son aceptadas como pintoras, por ejemplo. Las artistas emergentes que entran en el mercado son mujeres que han entrado en un mundo del arte creado por hombres.

¿Cuál es el mensaje que ha querido dar en su visita a Bilbao?

Una de las cosas que he querido decir es que no hay que considerar el feminismo como una burbuja, hay que verlo como parte de la diversidad en su conjunto. Tenemos que entender a las personas desde sus múltiples valores. Me considero feminista, totalmente apasionada por el arte feminista y por el arte que está totalmente excluido de la historia del arte convencional. El feminismo se fija en la diferencia, en la exclusión, y consigue crear un contexto en el que las personas sienten que pueden entender y participar en la cultura.

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