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El sumario del Servicio Vasco de Salud: así se filtraron los exámenes de las oposiciones

María Reyes Vega, a la derecha, con su abogada

Iker Rioja Andueza

Es viernes 1 de junio de 2018 y España mira al Congreso de los Diputados: Pedro Sánchez es el nuevo presidente al derrocar a Mariano Rajoy con una moción de censura. Mientras, en Euskadi, otra polémica empieza a tomar cuerpo: las denuncias de 'pucherazo' en las oposiciones de especialistas médicos del Servicio Vasco de Salud (Osakidetza). Confluyen tres avisos de que tres exámenes diferentes, los de Anestesia, Angiología y Cardiología, celebrados en mayo, podían haber sido filtrados para beneficiar a opositores muy concretos.

El del fraude en las convocatorias internas de Osakidetza era un secreto a voces en la casa y con un antecedente en la primera OPE del nuevo servicio autonómico hace tres décadas. El matiz en esta ocasión era que las denuncias habían saltado a los medios de comunicación y habían obligado al entonces consejero de Salud, Jon Darpón, a salir en rueda de prensa el 4 de junio para dejar claro que no había “elementos objetivos” que demostraran las filtraciones, aunque al final haya sido este caso el que haya acabado con su estancia en el Gobierno de Iñigo Urkullu tras siete años en el cargo.

El asunto, al parecer, tenía que ventilarse de puertas para adentro. Era importante para el Gobierno el esclarecimiento de unos hechos que, de probarse, serían constitutivos de delito. De hecho, la juez de Vitoria Yolanda Varona tiene abierta ya una investigación penal que ha arrancado 'de facto' esta semana. Pero tenía tanta o más importancia preservar “el nombre y la imagen de Osakidetza”, como prueban los documentos internos que forman parte del sumario de este caso, el 301/2019, y que eldiarionorte.es irá difundiendo en los próximos días.

Las sospechas sobre la oposición de Angiología procedían de una carta escrita a la dirección de Osakidetza por el vocal del tribunal evaluador José María de Egaña, jefe de servicio en el hospital Donostia. El doctor mostraba su extrañeza por las notas, ya que era una prueba de enorme dificultad, basada en bibliografía médica obsoleta, pero había un grupo de cinco personas con resultados excelentes, casi perfectos. Cuatro de ellos eran de Basurto, el hospital donde trabajaba la autora de las preguntas, María Reyes Vega, aunque De Egaña no conocía este dato cuando formuló su denuncia interna. La quinta, de otro centro hospitalario, es amiga de los cuatro de Basurto.

Cabe matizar que una de las novedades de esta OPE fue precisamente que Osakidetza retiró a los tribunales la potestad de elaborar parte o todo el examen, que constaba de una prueba teórica y de otra práctica. Encargó esa misión al Instituto Vasco de Administración Pública (IVAP), experto en selección de personal. ¿Cuál fue el problema? El IVAP no tiene especialistas en áreas tan concretas de la medicina y acabó llamando a Osakidetza. La dirección del Servicio Vasco de Salud le dio una lista con nombres y apellidos de quiénes tenían que poner las preguntas, aunque de cara al exterior era el IVAP el garante de la limpieza del proceso. En el caso de Angiología, la elegida fue Vega.

El polvorín del examen de Angiología

Una colega del denunciante fotografió el escrito de De Egaña y lo difundió, dando al asunto una dimensión mucho mayor de la que quería darle el angiólogo. Al día siguiente de la rueda de prensa de Darpón, el 5 de junio, dos altos cargos del área de Recursos Humanos de Osakidetza fueron comisionados para investigar el asunto. Eran Xabier Balerdi y Míriam Aparicio. E interrogaron a De Egaña por espacio de 45 minutos. Por sus preguntas, ya desde el primer momento parecían tener datos suficientes para corroborar las irregularidades. Sabían que Vega era la autora del examen supuestamente externalizado al IVAP y que sus colegas en Basurto, todos ellos, estaban entre los que obtienen la plaza. También conocían perfectamente que había “alta coincidencia de los cuatro de Basurto en sus respuestas y fallos”. Y, “en los fallos, en la opción elegida”. También marcaron lo mismo en las preguntas de reserva, “y curiosamente los cuatro fallan la última”.

Pero en varias ocasiones Balerdi y Aparicio incidieron en que “el hecho de que el escrito se haya extendido ha generado un impacto grande y un enorme daño tanto al proceso de la OPE como al nombre, imagen y profesionales de Osakidetza”. No las filtraciones de exámenes, sino la filtración de la denuncia. Aparicio, de hecho, logra en un momento de la conversación que De Egaña le diga el nombre de su compañera que fotografió y reenvió la denuncia. Y el propio angiólogo asegura en su declaración interna que hubiera preferido resolver el asunto con una llamada de la cúpula. “Que esto se hubiese quedado dentro del seno de Osakidetza”, llega a afirmar el doctor, que define la situación generada como “cataclismo”.

Sin embargo, al menos dos médicos que fueron interrogados por Balerdi y Aparicio les dejaron clara su incomodidad por considerar que el “daño” lo provocaba el debate público sobre el asunto. El angiólogo José Luis Higuera, que fue miembro del tribunal, indicó que “el daño verdadero es de quien hace esto”, en relación a las filtraciones. Y su compañero Juan Luis Fonseca, también vocal del tribunal, quien apunto que merced a los medios de comunicación el “tongo” no había quedado tapado.

Unas sospechas no recogidas en acta

Hay otro dato de interés. El presidente del tribunal de este examen, el doctor Enrique Gutiérrez, declaró ante Balerdi y Aparicio que existían “sospechas” de filtraciones y que los vocales del grupo hablaron de ello abiertamente una vez conocidas las quejas de De Egaña. “Comentamos que todo apuntaba a filtraciones en favor de los médicos de Basurto. Pero no se recogió en un acta”, admitió el presidente de Angiología, quien calificó de “bastante sorprendentes” las notas.

Esas actas muestran también que el resto de miembros del tribunal consideraron una traición el papel de Vega y plantean tanto la repetición de los exámenes como la salida de la sospechosa del 'pucherazo'. La dirección de Osakidetza, en cambio, denegó esta recusación al entender que no se puede modificar el comité evaluador en medio de una OPE. Vega, por su parte, se posicionó rotundamente en contra de la repetición de las pruebas.

Cardiología: críticas por aparecer en los medios

En el caso de Cardiología, Osakidetza logró de algún modo solventar las incidencias de manera interna durante el mes de mayo. Un vocal del tribunal de esta especialidad, el doctor del Hospital Universitario de Álava Ángel Loma-Osorio, alertó antes de celebrarse los exámenes y justo después de la existencia de filtraciones. “Tengo razones fundadas para creer que parte del tribunal de la OPE del que formamos parte tiene intención de compartir el material generado con vistas a una filtración selectiva”, llegó a dejar por escrito el cardiólogo. Nuevamente, después de vistas las notas, se apreciaba la existencia de tantos exámenes perfectos, 22, como plazas en juego, 22. Este examen también fue complicado y las notas medias eran muy bajas. A finales de mayo, en cambio, los responsables de Recursos Humanos de Osakidetza dieron carpetazo al asunto.

Pero pasó el 1 de junio y Loma-Osorio volvió a hablar. Lo hizo en una entrevista con este periódico en la que hablaba de irregularidades en general. Como De Egaña, se cuidaba de no dar nombres, pero todo apuntaba en una misma dirección. Pues bien, en las actas del tribunal de Cardiología se puede leer cómo varios miembros de ese órgano reprochan su actitud a Loma-Osorio, incluida la presidenta. Los vocales hablan de “molestia y rechazo” por sus apariciones en prensa y la presidenta le llega a echar en cara que lo hiciese cuando Osakidetza ya había zanjado el tema al determinar que “no existían elementos de prueba relevantes que avalen la tesis de una posible filtración”. Fuentes sanitarias indican también que otra vocal del tribunal que apoyó a Loma-Osorio, Izaskun Obieta, sufrió también presiones para no denunciar.

Anestesistas acusados de “tentativa de fraude”

En paralelo, meses antes de los exámenes un grupo de tres anestesistas del hospital de Mondragón, Marta Macho, Roberto Sánchez y Manoel Martínez, empezó a moverse para denunciar la “corrupción” en Osakidetza y que “las oposiciones en los hospitales vascos no se aprueban estudiando, se aprueban porque alguien te da el examen”. Macho, que se recorrió sin éxito la Fiscalía y el Ararteko (Defensoría del Pueblo), incluso grabó algunas conversaciones en las que simulaba pedir las preguntas del examen. Entre las pruebas que recopilaron se hallan unas actas notariales en las que 'adivinan' qué facultativos iban a superar la OPE.

El tribunal de Anestesia, reunido el 13 de junio a las ocho de la mañana en la sede central de Osakidetza en Vitoria, deja constancia en acta de varias incidencias en la OPE. Sobre Macho -ya entonces era notorio que era una de las denunciantes- se alude a que ella misma quiso beneficiarse de una filtración y que se la denegaron, cuando en realidad buscaba grabar las pruebas de la existencia de fraude. Y, sobre Sánchez, remarcan que rellenó su examen aludiendo a varios delitos del Código Penal que podían encajar con la manipulación de una oposición. La propia exdirectora general de Osakidetza, María Jesús Múgica, que dimitió en noviembre arrastrada también por este asunto, llegó a anunciar en sede parlamentaria que llevarían a los denunciantes a la Fiscalía -y no las posibles filtraciones- por “tentativa de actuación fraudulenta”. Hasta esta misma semana estos anestesistas han seguido denunciando represalias laborales.

Y todo a pesar de que las dos responsables de Osakidetza comisionadas para investigar estos exámenes admitieron de saque su “mal cuerpo” al ver la 'casualidad' de que dos colegas en el Hospital Universitario de Álava del autor de la prueba teórica, el doctor César Augusto Valero, eran las opositoras más sobresalientes y al comprobar que las actas notariales clavaban el resultado. “Lo que se ha hecho en la notaría es fácil”, ironizó Valero, que explicó que bastaba con hacer varias quinielas y esconder las que no resultaran ajustadas. El propio consejero Darpón le compró el argumento.

En general, la línea argumental de Osakidetza no ha cambiado en estos doce meses. Aquel primer “no hay elementos objetivos” se ha mantenido casi sin alteraciones a pesar de que, al mismo tiempo, el caso se ha llevado por delante a Darpón, a Múgica y al ejecutor de la OPE, el director de Recursos Humanos, Juan Carlos Soto. “Esto no es Venezuela. Hay que probar las acusaciones”, llegó a decir un Darpón que, aunque aguantó en el cargo hasta marzo, en realidad había mostrado al lehendakari Urkullu su voluntad de haberse marchado en junio, cuando estalló el caso y ni siquiera se había iniciado la investigación judicial. También mientras se insiste en la falta de pruebas, el nuevo equipo ha decidido hacer algunos cambios en los exámenes pendientes de las oposiciones del pasado año, como que los expertos del IVAP sean realmente externos.

La nueva consejera de Salud, Nekane Murga, ha señalado esta semana en el Parlamento que el trabajo interno de investigación de Osakidetza ha sido “la base” de las actuaciones judiciales que ahora están vivas. Sin embargo, la juez Varona -que será sustituida el 30 de junio por otra magistrada, Ana Jesús Zulueta- ha denegado por dos veces la personación del Gobierno como “perjudicado” al entender que, en función de las averiguaciones, puede ser corresponsable de lo ocurrido. De momento hay tres autores de exámenes imputados (Anestesia, Angiología y Digestivo) y ningún opositor aprobado. Las categorías bajo investigación son 11 aunque sindicatos como ESK o LAB -y hasta el corporativo SME- hablaron de una veintena. El plazo para el final de la instrucción penal acaba el 6 de septiembre de 2020.

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