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Inazio Nieva, joven con parálisis cerebral: “La sobreprotección limita. Merecemos salir de fiesta, tener sexo y divertirnos”

Inazio Nieva, divulgador social

Maialen Ferreira

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A Inazio Nieva, cuando tenía 20 años, una dependienta pidió darle dos besos cuando fue a su tienda a comprar ropa. En otra ocasión, cuando fue a un bar con amigos y pidió una cerveza, el camarero le preguntó dudoso si realmente podía beber alcohol. Son situaciones con las que Inazio se encuentra en su día a día, solo por padecer parálisis cerebral. “No soy un campeón, no soy tu cariño, no soy pobrecito, no soy un santo, no soy una bendición, no soy mono. Soy una persona con una discapacidad o con diversidad funcional. La condescendencia y la infantilización no ayudan a avanzar como sociedad. Lo que realmente ayuda son las oportunidades reales y que me trates como tratas a la persona de al lado”, asegura.

A sus 23 años, este joven de Leioa (Bizkaia), estudia el grado superior en Integración Social a la vez que realiza prácticas como especialista de apoyo educativo en el mismo centro escolar en el que fue alumno. “Hay situaciones que como las he vivido, las puedo entender y gestionar mejor que otros”, reconoce. También imparte conferencias y realiza publicaciones en sus redes sociales para reivindicar el derecho de las personas con discapacidad a disfrutar de la vida como el resto. “La sobreprotección de muchos padres hacia sus hijos con diversidad funcional limita. Las personas con discapacidad merecemos salir de fiesta, tener sexo y divertirnos. Yo le llamo sobreprotección limitativa porque, al fin y al cabo, te está quitando de poder disfrutar de cosas básicas de la vida”, explica a este periódico.

¿Quién es Inazio Nieva?

Inazio Nieva es un divulgador social que tiene parálisis cerebral y cree que es necesario adaptar la sociedad a la inclusión con acciones y no solo con palabras. Es decir, hablamos de una sociedad inclusiva, pero la inclusión no debe quedarse solo en ese término, debe ser un acto que se note en nuestro día a día entre diferentes colectivos. Yo no puedo pertenecer a un colectivo y discriminar a otro, eso es una actitud totalmente hipócrita.

¿Qué actos debería llevar a cabo la sociedad para ser realmente inclusiva?

Pedimos a las instituciones mejoras para nuestro día a día, pero a donde quiero llegar yo es a la inclusión a la que podemos llegar nosotros, los ciudadanos. Cuando las personas con discapacidad vamos por la calle, sentimos que se nos prejuzga y eso crea encontronazos y no permite la inclusión real. Lo cierto es que sí que existen faltas del respeto al prójimo, pero muchas veces vivimos centrados en nosotros y debemos pensar también si detrás de los comentarios que nos sientan mal hay maldad o hay desconocimiento.

¿De qué manera ha llegado a sentir en su día a día que le prejuzgaban?

Cuando voy a tomar algo a un bar con alguien y yo pido una cerveza y la otra persona un refresco, me ponen a mí el refresco porque dan por sentado que por ser una persona con discapacidad no puedo beber alcohol.

¿Alguna vez ha sido discriminado por su enfermedad?

Sí, sobre todo en mi preadolescencia. Eso hizo que cayera en una depresión en la que no veía ningún futuro. Aún sigo sufriendo discriminación, por ejemplo, cuando estoy de fiesta y voy de camino a casa y al ver mi forma de andar, que es algo peculiar, se creen que voy perjudicado por el alcohol cuando lo cierto es que ando así y ya.

Aparte de la parálisis cerebral tengo una tendencia a la depresión y hay momentos de mi vida que me ha supuesto más limitación mi cabeza que la propia parálisis cerebral

¿Cómo afectan ese tipo de situaciones a su salud mental?

Cada persona con discapacidad vive esas situaciones a su manera, yo, personalmente, aparte de la parálisis cerebral tengo una tendencia a la depresión y hay momentos de mi vida que me ha supuesto más limitación mi cabeza que la propia parálisis cerebral. En muchas ocasiones pienso demasiado en las limitaciones que voy a tener en una situación concreta y esas limitaciones están en mí, porque realmente no sé hasta qué punto voy a tener problemas a la hora de encarar cada situación.

¿Cómo es su día a día como persona joven con una discapacidad?

Tener discapacidad afecta prácticamente en todos los ámbitos, pero si hablamos del ámbito social, nos afecta sobre todo en nuestra sexualidad. La sociedad considera que sabe de sexo, cuando en realidad no sabemos nada. Hay falta de información y formación, porque la sexualidad es muy relativa. Lo que para una persona puede ser un acto placentero para otra puede ser que no cumpla sus necesidades sexuales. Además, tanto la discapacidad en sí misma, como la sexualidad son dos temas tabú que cuando se juntan son una bomba de relojería. La sobreprotección de muchos padres hacia sus hijos con diversidad funcional limita. Las personas con discapacidad merecemos salir de fiesta, tener sexo y divertirnos. Yo le llamo sobreprotección limitativa porque, al fin y al cabo, te está quitando de poder disfrutar de cosas básicas de la vida. La sexualidad es una necesidad básica y todos tenemos el derecho a tener nuestras experiencias sexuales.

¿Por qué considera que cuesta tanto relacionar la discapacidad con la sexualidad?

Porque damos por sentado que las personas con discapacidad no piensan y claro que piensan. A las personas discapacitadas se les propone acudir a asociaciones donde les ofrecen actividades de ocio, pero debería ser al revés. Deberían ser las personas quienes propongan qué actividades de ocio quieren realizar.

A mí no me ayuda que me traten de pobrecito o de campeón, lo que me ayuda es que me den las mismas oportunidades que a otros para poder ejercer un empleo, estudiar o simplemente conocerme

Esa sobreprotección o paternalismo a veces viene de los padres, del entorno o de la sociedad en general. ¿Cómo se enfrenta a ese tipo de situaciones?

Con paciencia. Yo que me dedico a la divulgación y conozco bien el tema, creo que hay realidades que a las personas con algún tipo de discapacidad les va a tocar vivir, porque lamentablemente creemos que esta sociedad es más inclusiva de lo que verdaderamente es. En el caso de los padres, es normal que quieran lo mejor para sus hijos, pero si los sobreprotegen ¿qué van a hacer sus hijos cuando ellos no estén?

¿Cómo de importante es la atención temprana en casos como el suyo?

Es fundamental. Cada caso de parálisis cerebral es un mundo. Algunas personas llegarán a un punto y otras a otro, pero si no se trabaja y se investiga, jamás se sabe hasta dónde puede llegar la enfermedad de una persona. En mi caso, nací como un bebé convencional y tengo la suerte de que mi madre es pediatra y se dio cuenta de que algo no iba como debía. No respondía a los ítems establecidos para los meses que tenía y decidió llevarme al médico. Al cabo de un año, porque no es recomendable realizar una resonancia cerebral a un bebé, se dieron cuenta de que padecía parálisis cerebral.

¿Cuál es el objetivo de sus conferencias y su trabajo de divulgación?

Que la sociedad se cuestione realmente si le está dando una oportunidad real a las personas con discapacidad. A mí no me ayuda que me traten de pobrecito o de campeón, lo que me ayuda es que me den las mismas oportunidades que a otros para poder ejercer un empleo, estudiar o simplemente conocerme. Me gustaría que las personas fueran capaces de ver más allá de mis movimientos o de mi forma de hablar, que realmente se consideren mis opiniones y comentarios. Otra de las cosas que reivindico es que en los trabajos destinados a personas con discapacidad se deje de cobrar una miseria, eso no es inclusión.

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