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Josune Urrutia, ilustradora que retrata su propio cáncer: “En esta sociedad capitalista no interesa hablar sobre nuestra vulnerabilidad”

Josune Urrutia

Maialen Ferreira

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Josune Urrutia (Bilbao, 1976) contesta al teléfono desde Angulema, Francia, la conocida como 'ciudad del cómic', desde donde trabaja en su próxima obra. No tiene tapujos para hablar sobre algo que a la mayoría cuesta: el cáncer. Lo ha vivido en sus propias carnes y también de cerca cuando se lo diagnosticaron a su padre. Desde entonces, es parte de su obra artística. Esta artista, dibujante, ilustradora y diseñadora gráfica es la autora de 'Breve diccionario enciclopédico ilustrado de mi cáncer', 26 ilustraciones en las que describe a través de dibujos su propia enfermedad.

Tres de esos 26 dibujos decorarán hasta marzo la fachada de Azkuna Zentroa, en Bilbao gracias al Proyecto Fatxada, una iniciativa para cubrir una de las paredes exteriores del centro con ilustraciones, cómics y diseño de la mano de seis artistas, cinco de ellas mujeres de renombre dentro del mundo del arte.

Tras esa primera obra, Urrutia consiguió convertir su propio proyecto del diccionario sobre la enfermedad en un 'Compendio colectivo sobre cáncer', un conjunto de palabras seleccionadas esta vez por pacientes, familiares, amigos, médicos y personal sanitario e ilustradas por ella gracias a una colaboración entre el Centre d'Art La Panera de Lleida y el Servei d'Oncologia Radioteràpica del Hospital Universitario Arnau de Vilanova, con el apoyo de la Fundación Carasso. Proyecto que está previsto que se desarrolle también en un hospital vasco con la colaboración entre Azkuna Zentroa y Osakidetza.

“Se pondrá en marcha en marzo, una vez yo haya regresado de Francia y la idea es hacer una serie de talleres con una unidad de pediatría oncológica de Osakidetza que aún está por definir, que estamos en conversaciones. La idea es hacer una variación de lo que hicimos en Lleída con más de 90 personas, pero en Euskadi y con niños que están viviendo el cáncer”, cuenta a este diario Urrutia.

La artista bilbaína se encuentra en Angulema gracias a una beca en la Maison des Auteurs de Angoulême. Desde allí, trabaja en un cómic sobre mujeres, arte y cáncer, con el que ilustrará la vida de seis mujeres que relacionaron su obra con su propio cáncer y han sido referentes para Urrutia. El cómic se dividirá en seis capítulos -uno por cada una de las protagonistas- y apartados en los que relacionará su propia historia con la enfermedad con la de cada una de las artistas.

¿Cómo decidió basar su obra en el cáncer?

En realidad fue porque yo viví el cáncer en primera persona. Fui diagnosticada de cáncer de ovario en 2009 y mi padre vivió con un cáncer de próstata. De esa experiencia personal vivida con el cáncer nació la necesidad y la urgencia de procesar la experiencia y de poder ordenar, contar y contarme lo sucedido, y también compartirlo.

¿Qué es lo más complicado de dibujar sobre esta enfermedad?

En mi caso la complicación puede estar en qué contar exactamente. No es tanto dibujar, sino saber qué quiero contar, cómo he ido perfilando todo hasta llegar al proyecto en el que estoy ahora. El Breve diccionario enciclopédico ilustrado de mi cáncer fue lo primero que hice, pero desde ahí surgieron otros proyectos como el compendio sobre cáncer y el proyecto de cómic en el que estoy trabajando. Por lo tanto, la dificultad no estaría tanto en dibujarlo, sino en cómo ordenar y contar lo que quiero contar.

¿Por qué considera que esta temática se suele asociar a lo privado y no se habla abiertamente de ella?

Porque todos los procesos que pasan por el cuerpo son más difíciles de hablar en público y porque la enfermedad tiene que ver con la vulnerabilidad y la fragilidad del ser y eso es algo que en nuestra sociedad capitalista y productivista es difícil de valorar. Ya lo estamos viendo con la crisis sanitaria que estamos viviendo, con la COVID-19 este es uno de los debates, si anteponer la economía o la salud. En esta sociedad hablar abiertamente desde la fragilidad y la vulnerabilidad es algo que no interesa. Cada vez estamos más abiertos a ello, pero todavía queda mucho camino por hacer. Creo que el tabú que ha habido siempre con esta enfermedad lo estamos solventando, pero todavía existe.

¿En qué consisten las ilustraciones que decoran la fachada de Azkuna Zentroa?

Son tres imágenes y palabras que he seleccionado del Breve diccionario enciclopédico ilustrado de mi cáncer: una de ellas es 'Piel', otra es 'Calendario', y, la última, es 'Oncorratón'. Pretenden reflejar una dimensión del mundo de la enfermedad. 'Piel' tiene que ver con la parte física, corporal, con las heridas que muestran una agresión; 'Calendario' con la dimensión del espacio-tiempo, del tiempo que pasa en el proceso de enfermedad y 'Oncorratón' quiere aludir a la parte científica, a la investigación para desarrollar tratamientos entorno a la enfermedad, que en este caso la imagen es de un ratón cuya especie fue creada por el ser humano para investigar los tratamientos sobre el cáncer.

¿Tiene algún referente que haya basado su obra en el cáncer?

Sí, tengo muchas, pero en concreto para mí hay seis que son fundamentales, me han inspirado muchísimo y son las seis protagonistas del cómic en el que estoy trabajando ahora, que se llama 'Hoy no es el día' y se publicará en principio si todo va bien, el año que viene. Esas seis mujeres, y no es casualidad que sean mujeres, porque cuando yo estuve buscando referentes de personas que pasaron por procesos similares me encontré con mujeres, también porque las mujeres hemos sido más capaces de abordar nuestras experiencias en primera persona y nuestras biografías con la enfermedad y de compartirlas. Esas seis referentes son: Audre Lorde, poeta que escribió Los diarios del cáncer; Jo Spence, una fotógrafa británica de los años 80 con su obra The Picture of Health?; Hannah Wilke, artista que comenzó con la escultura, pero luego hizo su último trabajo, Intra-Venus en el que graba su proceso final con la enfermedad en vídeo; Anna Halprin, una pionera de la danza contemporánea y la única de las seis que está viva; Beatriz da Costa, que su obra está más vinculada a la biotecnología y a procesos más participativos de concienciación y Susan Sontag.

Esas son para mí las seis artistas referentes que después de haber vivido su experiencia con el cáncer han llevado esa experiencia a sus prácticas artísticas, cada una desde su disciplina artística.

¿Considera que el cáncer es una enfermedad “invisible” de la que se habla solo cuando toca de cerca?

Creo que por suerte cada vez es menos invisible. Cada vez ponemos más el foco en ella y conocemos más realidades diversas. En la época en la que tuvieron que enfrentarse esas mujeres de las que te hablo se conocía menos pero gracias hay más visiones sobre cómo abordamos la enfermedad. Hoy en día cada vez hay más conciencia de que las realidades con el cáncer son muy diversas y heterogéneas, tan diversas como personas hay en el mundo, pero eso es algo muy reciente, cuando yo hace 10 años me enfrenté a mi experiencia con el cáncer, había muy pocos cómics y también en literatura me encontraba pocos libros que hablasen del cáncer y que no fuesen libros de auto-ayuda y cada vez hay más, por suerte. Cada vez se conoce más sobre esta realidad que nos toca a todas, todo el mundo conoce a alguien o ha vivido en primera persona algún tipo de cáncer.

¿Tiene algo que ver con el hecho de que no se investigue lo suficiente sobre él?

Se investiga bastante, aunque se podría investigar más. Es una de las enfermedades sobre las que más se ha investigado. Todavía no hay una cura, pero las investigaciones han ido mejorando y personalizando cada vez más. Los tratamientos a los que se enfrentaban estas mujeres que te comento eran bombas para matar moscas, muy agresivos. Cada vez se está acertando más en los tratamientos que son menos agresivos, se mejora el tratamiento, pero todavía es una enfermedad que no tiene cura, por lo que requiere más investigación.

Creo que tiene más que ver con cómo socialmente nos relacionamos con la enfermedad y con cómo integrar la enfermedad como parte de la vida. Hay una parte de hacernos responsables colectivamente de que las enfermedades no son individuales, sino que son colectivas y eso mejoraría la calidad de la vida de las personas que viven la enfermedad en primera persona y de las personas que acompañan a estas personas. Creo que tiene que ver con una reflexión social y colectiva de cómo vivimos las enfermedades.

¿Y cómo se puede vivir la enfermedad de una forma colectiva?

Pasa por tener una reflexión colectiva, una toma de conciencia y un mirar juntas cómo hacerlo. No mirar a otro lado, sino mirar juntas cómo hacerlo. La respuesta es colectiva, la tenemos que construir entre todas.

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