Madres que crean y crían: ¿Cómo influye la maternidad en las obras artísticas vascas?
¿De qué manera está presente la maternidad en la cultura vasca contemporánea? Esa es la pregunta a la que responde la investigación “Maternidades a debate en la producción cultural” llevada a cabo por el equipo de investigadoras liderado por Elixabete Imaz, profesora de la EHU, Mercedes Bogino profesora de la UPNA, Ane Arruabarrena, Iosune Fernandez-Centeno, e Irati Lafragua, doctorandas de la EHU, y la colaboración de la antropóloga Silvia López. El estudio analiza 60 obras de la literatura, el cine, las artes plásticas, la fotografía, las artes escénicas, las redes sociales, los pódcast, la música o la bertsolaritza con el objetivo de comprobar cómo afecta la maternidad o la no maternidad a la producción cultural en Euskadi.
Las autoras del trabajo han seleccionado varias obras destacadas de la literatura vasca realizadas entre 2018 y mayo de 2024 como ‘Amek ez dute’ de Katixa Agirre o ‘Las Madres Secretas’ de Mónica Crespo; películas como ‘O Corno’ de Jaione Camborda o ‘Cinco lobitos’ de Alauda Ruiz de Azua; obras de teatro como ‘Amaraun’ o ‘Yerma’ y exposiciones como ‘Ama ta asunak’ o ‘Materiales Maternales’. Pero, además, también han escogido temas musicales como ‘Ama’ de La Furia, además de un exhaustivo análisis de los contenidos de redes sociales, centrándose en el fenómeno de las ‘mamás influencers’.
La directora de cine y guionista Alauda Ruiz de Azua es una de las artistas que analiza la investigación. Según recoge, Ruiz de Azua en una entrevista que concedió a RTVE decía que tener un hijo le cambió la percepción de sí misma y del mundo, y que desde ese proceso de reconstrucción que sufrió, fue desde donde nació su película 'Cinco lobitos'. “Según esta autora, el hecho de convertirse en madre es un evento transformador y profundamente impactante, y es por ello que, incluso las obras que responden al género de ficción están atravesadas por esa experiencia personal que las hace tener un matiz autobiográfico. De hecho, en esa misma entrevista, Alauda decía sobre su maternidad que ”fue como si un meteorito arrasara con todo. La vida que conocías ya no vuelve“”, apunta.
La identidad materna había absorbido todas las demás identidades, todos esos viejos yo condenados al olvido absoluto
Otra de las mujeres estudiadas es la escritora Amaia Arrazola que, según recalca la investigación, cuando fue madre y fue a una librería en busca de un libro que le sirviera de referencia, le dirigieron a la sección de autoayuda, algo que le desconcertó y donde no encontró nada similar a lo que buscaba. Eso fue lo que le llevó a contar su propia historia y a ilustrar y explicar 'El meteorito' (nombre de su obra en referencia a su hijo) que impactó en su vida, como metáfora de su propia maternidad. Su publicación hizo que otras mujeres que sentían que su propia maternidad no era tan ideal como se suponía que tenía que ser, la vieran como un nuevo referente más similar al propio, alejado del ideal y eso les hacía en cierto modo empoderarse y formar su relato. “Me acuerdo de una chica que yo la veía mucho por la calle con su hija y a mí me daba la sensación de que estaba super bien. Yo decía ‘esta no lo ha pasado como yo, porque la veía con la niña con el porteo. Y yo ‘¿estás bien?’ con esta empatía que te da el haber sufrido y ‘¿todo bien con ella?’, y ella ‘sí, sí, sí’. Y yo ‘bueno, cualquier cosa me dices’. Y cuando lo saqué [el libro] me escribió un párrafo y pensé que no fui suficientemente clara, y pensé que no dices lo mal que estás. A lo mejor si hubiera dicho ‘yo lo pasé fatal, ¿tú cómo estás pasando?’ Pero claro, yo de primeras no la conocía tanto. Y cuando yo saqué el libro me escribió por Instagram un párrafo de lo putas que lo estaba pasando y le dije ‘si te he visto millones de veces por la calle ¿cómo no me dices nada?’” se pregunta Arrazola en la investigación.
La escritora Katixa Agirre ser madre supuso un cierto duelo y un intento de no dejar atrás su identidad. Algo que es especialmente mencionado por otras autoras refiriéndose a los primeros meses y años desde que se convierten en madres. Parece que por muy esperada que fuera la maternidad, de alguna manera, sorprende porque los planes o ideales no encajan con la realidad que viven. “Al principio yo lo llevé como un pequeño drama de 'esto se ha acabado, ahora ya solo soy madre'. Fue un proceso de un año y poco a poco fui dándole la vuelta y fui integrando de nuevo el 'sí, ahora soy madre, tengo esta nueva esfera en mi vida, pero voy a intentar poco a poco ir metiendo lo que quedó atrás que era mi identidad como escritora', y hoy en día, pues los niños son ya más mayores, ya tengo mucho más tiempo”, reconoce Agirre en el estudio.
Esto no solo se ve en su propia vida, también en los extractos de su libro 'Amek ez dute': “La identidad materna había absorbido todas las demás identidades, todos esos viejos yo condenados al olvido absoluto. ¿La escritora? ¿La trabajadora? ¿La esposa? ¿La hija? ¿La que se bañó desnuda en la fuente de Trafalgar Square? ¿La que coqueteó con turistas estadounidenses cuando fue guía en el lago Ness durante un verano? ¡Anda ya!”, recoge el libro.
La maternidad fue como si un meteorito arrasara con todo. La vida que conocías ya no vuelve
En cuanto a la normalidad la investigación apunta que Alaine Agirre que en su libro 'Karena', en un texto titulado 'Ama guztien eguna' (El día de todas las madres), se refiere no solo a las madres que tienen criaturas sino también a todas aquellas que tras largos procesos de búsqueda, de rupturas, de dudas o de dificultades, han decidido o asumido que no serán madres. “Ejemplos de ello son Noemí López Trujillo en su libro El vientre vacío (2019), que no puede ser madre por su situación de precariedad económica y vital en la que se desenvuelve su vida o, también, Nerea Azkona en Madre en duelo, en un contexto de la pérdida perinatal o, Alaine Agirre en Karena en la que se nos explica que tras un largo periodo de uso de tecnologías reproductivas y tras un embarazo, al final debe abortar y aceptar que no va a tener un hije, lo que no impide que ella se sienta madre”, reconocen las autoras.
La conclusión principal de la investigación es que, poco a poco, los productos culturales que tratan la maternidad empiezan a ocupar espacios en cines, teatros, bibliotecas y museos. “Estas madres, que hemos denominado en rebelión, crean nuevos referentes con vocación, no solo de reflejar el momento actual que están viviendo, sino también con el objetivo de crear nuevos referentes o modelos. Y es que es uno de los objetivos de la ficción: ayudarnos a comprender lo que estamos viviendo, comprender lo que nos rodea. Como afirma la escritora Katixa Agirre 'las necesitamos para entender el mundo, para crearnos como sociedad, como comunidad. Eso es básico para el ser humano. Que luego eso sea más o menos ficción no importa tanto, creo que la realidad y la ficción están mezcladas completamente'. Y ahí radica la importancia de estos productos, porque en cualquier caso, e independientemente a su naturaleza, sirven para afectar la realidad en la que vivimos, y sirven para que muchas mujeres den voz a su experiencia, movidas y ayudadas por esas otras que han creado unas narraciones alternativas sobre maternidad, creando así pequeñas revoluciones que cuestionan el modelo hegemónico de maternidad”, concluye la investigación.
Estas madres, que hemos denominado en rebelión, crean nuevos referentes con vocación
El hecho de que sean las mujeres las que, a través de su conocimiento, hablen de su propia experiencia como madres hace que la maternidad se convierta en un espacio que reivindica ser escuchado. A lo largo del trabajo de investigación, las autoras también plantean varios ejes de análisis en cuanto a cómo las producciones ilustran o representan los modelos de maternidad, la experiencia emocional o cómo es interpretada la maternidad desde la diversidad de las mujeres. “El incremento de la conciencia feminista, la reivindicación y revalorización de los cuidados y un intento de desmitificar la maternidad ha llevado a muchas mujeres a usar sus propias experiencias de maternidad o no-maternidad como fuente de inspiración en sus creaciones”, apuntan.
El grupo de investigación remarca también en su estudio, que ha sido publicado como resultado de la beca que concede Emakunde a trabajos de investigación en Igualdad de Mujeres y Hombres, que estos productos culturales no están creados solo para las madres. “Creemos que también tienen el potencial de afectar a las personas que no se acerquen a ellos directamente. No solo para dar voz a algo que estaba silenciado, sino para generar preguntas, encontrar respuestas e invitarnos a la reflexión”, concluyen.
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